Destinos Cruzados

Capítulo 1

─Buenos días ─dijo mi compañera, entrando a la cocina.

─Buenos días ─repetí sin emoción mientras untaba mantequilla en mi tostada.

Cuando llegué a Belfast, una vez adaptada a mi nueva identidad, estaba impaciente porque el segundo paso a dar era buscar un apartamento y no sabía por dónde empezar. Pero cuando abrí el periódico y encontré a una desesperada Alana McRae, buscando una compañera con la cual vivir, no dudé ni un segundo y la llamé. La única regla fue que ninguna de las dos tenía derecho a meterse en la vida de la otra y creo que ambas logramos acoplarnos perfectamente. Ha pasado un poco más de un mes desde que estamos viviendo juntas y las cosas han ido bien.

El apartamento era espacioso; al entrar teníamos un gran living donde Lana había puesto una pequeña alfombra negra, y junto a una ventana un sillón doble color rosa (demasiado chillón para mi gusto) y dos sillones personales de color azul eléctrico. Las paredes eran de un color claro, en una esquina teníamos un televisor, en frente una pequeña biblioteca (que yo misma llene con mis libros favoritos porque Alana McRae a duras penas leía revistas de moda) y mi parte favorita era una pequeña chimenea en una de las paredes bajo otra pequeña ventana, donde por las noches frías solía leer.

─ ¿Ya conseguiste trabajo? ─preguntó mientras abría la nevera y se servía jugo de naranja.

Se supone que todo este tiempo había estado buscando trabajo, pero en realidad solo había llevado a cabo las misiones, y había sido recompensada por eso, así que realmente no necesitaba dinero.

Aunque sabía que si quería aparentar una vida normal, debía conseguir uno.

─No, no he tenido éxito ─suspiré.

─ ¡Entonces tengo un trabajo para ti! ─exclamó emocionada.

─ ¿Ah, sí? ─la miré con una ceja levantada.

─ ¡Sí! ─sonrió, sintiéndose orgullosa de sí misma─. Hablé con el dueño de la cafetería en la que trabajo y me dijo que eras bienvenida a unirte a nosotros.

Esta mañana ella estaba usando un vestido turquesa con estampado de flores color naranja que resaltaba su piel bronceada. Su cabello castaño rojizo estaba recogido en una rosca hacia un lado, y su maquillaje estaba impecable.

Desde que la vi por primera vez, pensé que era hermosa, pero hoy, se veía tan femenina que me hacía sentir un poco incómoda por el hecho de yo ni si quiera me había tomado la molestia de peinarme.

Disimuladamente peiné un mechón rebelde detrás de mí oreja.

─ ¡Grandioso! ─dije con una sonrisa, tratando de estar tan emocionada como ella lo estaba─. ¿Cuándo dijo tu jefe que podía empezar?

Ella estaba sonriéndole a su celular, ignorado todo lo que pasaba a su alrededor y de seguro leyendo un mensaje de su novio.

Rodé los ojos.

─ ¡Lana! ─dije un poco alto para que se dé cuenta de que estaba hablando con ella.

─ ¿Uh?

Realmente detestaba que sea tan distraída, pero tomaba eso como una ventaja para estar al margen.

─Te dije que cuándo debo empezar en la cafetería.

Ella frunció el ceño, tratando de concentrarse mientras recordaba.

─Ah, sí ─sonrió─ Tomas me dijo que te espera a las ocho para darte las indicaciones y empezar a trabajar inmediatamente.

Vi el reloj notando que solo faltaban cinco minutos para las ocho.

─En serio Alana, ¡ahora es que me lo dices! ─solté mi tostada y me levanté rápidamente.

Lana encogió sus hombros en señal de disculpa, a la vez que agarraba mi bolso y salía, con ella detrás, tratando de alcanzar mi paso.

La cafetería quedaba en una esquina; era un local no muy grande, pero perfecto para su función. El piso de madera y las paredes color crema, combinaban perfectamente. Era bastante clásica, ventanales grandes cubriendo dos de las paredes, y el resto con algunos cuadros y plantas.

Estaba atravesado por un mostrador que dividía a los clientes de la cocina, con las típicas vitrinas para torta, la caja registradora, y un mostrador donde se dejaban las órdenes ya preparadas.

Tomas se encontraba sentado en una de las mesas, tomándose una taza de café. Levantó la vista e inmediatamente Lana me presentó con él.

Luego de darme las indicaciones y entregarme mi delantal con el logo de la cafetería, fui a la parte de atrás para dejar mi bolso y regresé para comenzar a atender a los clientes.



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En el texto hay: asesinatos, secretos, amor

Editado: 10.02.2019

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