Destinos Cruzados

Capítulo 16

Me senté en la esquina de siempre y como todos los días, observé y traté de aprender sin ser vista. Mi padre era tan estricto con... Podría llamarlos "sus alumnos". Le gustaba que cada movimiento fuese perfecto, que cada golpe fuese limpio. Si ellos no lo hacían, les ponía penitencias y castigos tan crueles que yo no creía poder resistir.

Hoy, él se veía orgulloso porque todos habían logrado realizar un entrenamiento perfecto.

Una lágrima cayó por mi mejilla.

Yo quería que me mirara de la misma manera. Quería dejar de ser invisible para él, que me aceptara y me amara, pero sabía que se burlaría de mí si iba y tomaba las clases directamente; en realidad, nadie confiaría en que yo pudiese lograrlo.

Me abracé a mí misma mientras lloraba en silencio.

─Oye, ¿qué estás haciendo aquí?

Me sobresalté cuando uno de los alumnos de mi papá me encontró.

─Nada ─dije, secando mis lágrimas rápidamente para que no las notara─. No deberías estar aquí, mi pa... ─me corregí inmediatamente─. El señor Harris se enojaría mucho si se da cuenta de que no estás entrenando.

─Espera, ¿eres su hija? ─preguntó atónito.

No me sorprendía que nadie supiese sobre mí. Para él yo no existía.

Suspiré y asentí.

─Me llamo Felicity.

─Yo soy Lucas ─sonrió y se sentó a mi lado─. ¿Cuántos años tienes? Yo tengo doce.

─Ocho ─respondí un poco más tranquila y me dispuse a contestar su pregunta anterior─. Yo siempre me quedo aquí porque se supone que nadie me ve.

─Bueno ─él bajó su voz, casi convirtiéndola en un susurro, como si fuese un secreto─, yo siempre vengo aquí cuando los entrenamientos se acaban.

─ ¿Ya acabó? ─esta vez sí me sorprendí porque yo ya no debería estar aquí.

Por más insignificante que sea para mi papá, si se daba cuenta de que yo no me encontraba en la casa, me mataría.

Me tragué el miedo porque finalmente alguien estaba hablando conmigo sin gritarme ni despreciarme. No tenía ganas de irme aún.

─Sí ─dijo Lucas─. Y el señor Harris estaba realmente feliz con nosotros, ¿lo viste?

Hice una mueca de dolor y bajé la mirada.

─ ¿Qué está mal? ─preguntó con preocupación.

─Me siento tan triste y sola ─volví a suspirar─. Quisiera poder entrenar con él y que también se sintiera orgulloso de mí ─las lágrimas se acercaban peligrosamente a derramarse de mis ojos, pero las retuve dentro─. Igual, aunque haya visto todos los entrenamientos, no estoy segura de realmente poder hacer todo eso.

─ ¿Y si yo te ayudo? ─ofreció─. Podría prepararte y que estés lista para enfrentarte al señor Harris.

─ ¿En serio harías eso? ─pregunté ilusionada.

─Sí. Eso hacen los amigos, ¿no?

─ ¿Serías mi amigo?

─Ya lo soy ─Lucas sonrió y tomó mi mano.

Solté un gruñido de exasperación, despertando, y salí de la cama.

De todas las pesadillas que podría tener, ¿tenía que soñar con eso?

Puse los ojos en blanco mientras me tambaleaba por el pasillo y cuando llegué al final, visualicé a Aidan durmiendo plácidamente en el sillón.

─ ¿Tienes un buen sueño? ─me senté a su lado─. Lo sé, deberían mandarme al psiquiátrico por hablarme a mí misma y a alguien que está dormido ─él soltó un ronquido como respuesta─. Gracias por esta charla.

Sonreí y cerré los ojos por unos segundos.

─Así que, ¿qué me enseñaras hoy? ─le pregunté a Lucas ansiosa.

Me miró fijamente y agarró mi brazo con ambas manos.

─Por más dolor que sientas, no debes llorar. ¿Me lo prometes?

Asentí y el retorció mi brazo, haciéndome soltar un grito lleno de dolor.

─ ¡Felicity! ─me regañó furioso.



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En el texto hay: asesinatos, secretos, amor

Editado: 10.02.2019

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