Destinos Cruzados

Capítulo 1

"Anoche le pedí a un ángel que fuese a
protegerte mientras dormías. Al rato
volvió y le pregunté por qué había
vuelto. "Un ángel no necesita que
otro lo proteja", me respondió"
 


Los truenos siempre me han atemorizado, cada vez que se desata una tormenta suelo esconderme debajo de las cobijas y abrazarme a mí misma imaginando que es él quien me abraza. Casi siempre funciona, y hasta el día de hoy, sigo utilizando el mismo método.

—Declan, ya levántate odiosa, vas a llegar tarde y es solo el primer día —escuché la voz de mi hermano golpeando la puerta repetidas veces con insistencia—. Mueve tu trasero o lo moveré por ti.

Aún medio adormilada como estaba no pude evitar soltar una risita y sentarme de un salto de la cama obedeciendo sumisamente su petición.

—Voy —le dije entrecerrando los ojos y abriéndolos nuevamente tratando de despertar del todo.

—Te espero aquí —dijo y juro que pude imaginármelo sentándose frente a la puerta con el hermoso cabello castaño oscuro completamente revuelto y con varios mechones sueltos cayendo sobre su preciosa y perfecta tez blanca.

Solté un suspiro y me metí a bañar con su imagen en alguna de esas camisetas blancas ajustadas sobre ese torso ejercitado que las clases de defensa personal que toma los fines de semana han creado. Me mordí el labio inferior y finalmente entré a la ducha y abrí la llave del agua fría para ver si me bajaba la calentura absurda que acababa de invadirme.

Finalmente me puse una camiseta blanca manga larga con escote en los hombros y en v adelante, suelta; no me gusta usar ropa demasiado ajustada, un short negro también suelto y mis tenis blancos favoritos, me dejé el cabello sin recoger por lo que este caía como cascada castaña oscura completamente ondulada sobre ambos hombros.

Me miré una última vez en el espejo y mis ojos azules relumbraron en mi reflejo, sonreí para mí misma y finalmente salí de la habitación y me enlacé del cuello de Eli mientras besaba suavemente su mejilla derecha.

—Buenos días amor de mi vida —suelto una pequeña risa y él me sonríe revolviéndome el cabello hacia atrás.

—Buenos días bonita, ¿lista para este nuevo regreso de vacaciones? —me pregunta y yo asiento efusivamente sin dejar de sonreír—. ¿Estarás bien sin Simone?

Asiento nuevamente mientras inclino la cabeza un poco para mirar al suelo un momento, había olvidado por completo que este año tenía que enfrentarme a la universidad completamente sola.

Simone era mi mejor amiga, estudiamos juntas en la escuela secundaria y dos semestres completos en mi universidad el año pasado; pero cuando la Señora Bones falleció en un trágico accidente de avión mientras cumplía con su trabajo de azafata tuvieron que transferirla a Chicago, su padre vivía allá puesto que él y su madre se habían divorciado un par de años antes y ella no quería quedarse sola aquí en California, así que a finales de diciembre se había mudado con él.

Hablabamos casi a diario, pero últimamente hemos dejado de escribirnos como lo hacíamos antes.

—Lo intentaré —murmuro levantando la mirada nuevamente a los ojos marrones de él.

—Declan, Eli, bajen a desayunar, se les hará tarde —mi hermano y yo intercambiamos una última sonrisa y finalmente bajamos las escaleras rumbo al comedor.

Mamá termina de emplatar un par de panqueques en dos piezas de la vajilla de dos colores diferentes y yo siento el sabroso olor de la miel de maple llegar a mi nariz y me relamo los labios casi de inmediato antes de tomar asiento junto a Eli en el comedor.

—¿Papá ya se fue? —pregunto al otear por encima del hombro de Eli y no verlo en el enorme sofá de la sala con su típica taza de café humeante y el periódico local entre las manos.

—Sí hija, tuvo un contratiempo de último minuto con el departamento de bienes raíces y tuvo que salir prácticamente corriendo —nos comunica mamá volviéndose para vernos con sus bellísimos ojos mieles, mientras pone ambos platos con comida frente a nosotros.

—Gracias mamá —decimos al unísono y ella sonríe dándose la vuelta para ir a arreglarse antes de salir a trabajar.

 

Después de unos minutos ambos desayunamos y tomamos nuestras mochilas respectivas para irnos a la universidad.

—¿Me vas a acompañar hasta mi nuevo salón? —pregunté mientras él cerraba la puerta de la casa y yo enredaba y desenredaba ambas manos alrededor de las tiras que colgaban de la mochila sobre mi espalda.

—Pero si ya conoces la universidad —me revolvió nuevamente el cabello sonriendo.

—Lo sé, pero quiero que como todos los años me vean llegar contigo —hablé batiendo mis pestañas repetidas veces.

—Me convenciste —me guiñó un ojo y yo solté una pequeña risa nerviosa—. Ahora, carrera hasta la parada del autobús —empezó a correr y yo tuve que requerir a mis pocos ahorros de energía física para alcanzarlo y no infartarme en el proceso.

 

Al llegar a la universidad como había prometido, Eli me acompañó hasta mi salón, me despedí con un sonoro beso en la mejilla y luego él me prometió que almorzaríamos juntos. Con una sonrisa entré al salón y me senté en una de las sillas del fondo; una chica de cabello castaño claro a la altura de los hombros con el flequillo en una especie de cortinilla sobre la frente y un par de bonitos y amables ojos mieles que me recordaban a mamá con sólo mirarlos estaba sentada también en la parte de atrás.

Le sonreí y ella me devolvió la sonrisa recogiendo su mochila de la mesa de al lado para que yo me sentara junto a ella seguramente.

—Hola, ¿Cómo te llamas? —Le pregunté apenas hube tomado asiento a su lado aceptando la invitación sin titubeos—. No te había visto por aquí, ¿es tu primer día?

—Hola —me respondió tímidamente pasándose el flequillo detrás de una oreja antes de seguir hablando—, mi nombre es Tatum Sayers, y sí, soy nueva aquí.



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En el texto hay: amor prohibido, romance, drama

Editado: 14.07.2020

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