"Donde reina el amor,
sobran las leyes"
La oscuridad y todo lo que conlleva apagar las luces nunca ha sido tomado de madera positiva o madura por mi cuerpo; desde muy pequeña todas las noches he dormido con peluches enormes que solía abrazar para intentar de alguna manera sentirme menos sola, imaginando que el estar enlazada con brazos y piernas alrededor de un enorme muñeco de felpa iba a ser incluso mejor que dormir con un crucifico colgando del cuello. Pensaba que así no iban a atraparme, no iban a asustarme u obligarme a alejarme de mi familia tal y como pasaba en todas esas películas que me obligaba a ver mi hermano.
Eli siempre se ha reído de mí por eso, se supone que él siempre ha sido el valiente en nuestra relación.
Espero que nunca se entere de que mi oso de peluche favorito lleva su nombre aun siendo una oso del género femenino color blanco. Sólo porque imagino que de alguna manera una parte de él queda atrapada en mi habitación y en ese peluche exclusivamente mientras dormimos en alcobas diferentes.
Mi nueva profesora no era lo que yo esperaba, y su clase fue incluso peor de lo que había imaginado. Cuando decidí que quería estudiar literatura inglesa imaginé que todos los profesores elegían dictar esa asignatura porque amaban los libros de absolutamente todos los temas posibles tanto como yo; creí que las clases serian divertidas hablando de libros y de autores como Edgar Allan Poe o Lovecraft.
Pero hoy, la profesora Sterling, creyó que sería aún más divertido releer Romeo y Julieta para comenzar el semestre. En palabras de ella "los clásicos siempre han sido incluso mejores que la literatura actual".
Y así fue como empezó nuestra contienda.
Yo decía, "bla, bla, bla", Shakespeare debería haber escrito un relato de terror si desde el principio hubiera pensado en que el final de su obra más famosa iba a terminar con una autentica masacre sin fundamentos, sólo porque no encontraron un mensajero más competente para la tarea.
Ella decía, "Romeo y Julieta murieron juntos por que el amor verdadero sobrepasa incluso a la muerte misma"; Yo decía "es aburrido", ella decía, "van a leerlo para la próxima clase"; yo decía, "no quiero volver a leerlo", y ella dijo: "para la clase de mañana tú vas a empezar el debate sobre el libro Señorita McDonald"
En resumidas cuentas, debo leer Romeo y Julieta otra vez, ahora estoy obligada a exponer por elección dedocratica; con mis nuevos compañeros repitiendo una y otra vez si trabajo en el restaurante McDonald y si sería tan amable de presentarlos ante mi tatarabuelo. ¡Joder! Como si yo supiera algo del fundador de McDonald y hubiera mandado cartas al departamento de quejas exigiendo que cambiaran el nombre del restaurante para ahorrarme el bullying por lo menos en los primeros años de mi vida; antes de conocer a "It" vestido de rojo y amarillo para mi décimo cumpleaños trayendo cuatro hamburguesas a nuestra mesa.
—¿Estás bien? —me preguntó Tatum al haber permanecido varios minutos en plena batalla mental con recuerdos incluidos de por medio mientras calentaba de más un sándwich de pavo en el microondas a disposición de los alumnos.
—Lo estoy, descuida —sonreí un poco y luego seguí hablando tomando la bandeja con el sándwich fuera del microondas para luego ponerla sobre la mesa—, es sólo que odio Romeo y Julieta, y aborrezco la versión más amistosa de "It" vestido de rojo y amarillo en el restaurante que lleva mi apellido sólo con una s de más en el título.
Tatum no dijo nada y siguió comiendo de su ensalada de tomate como si fuera el mejor trozo de carne aun cuando ella al parecer es vegetariana.
—¿Tienes hermanos? —la escuché preguntar un momento después y yo hubiera deseado con todas mis fuerzas el haber dicho, "no, soy hija única". No porque me avergüence de Eli, para nada, es el chico más increíble del mundo, con un único defecto, llevar mi apellido y vivir con mis padres.
Asentí con la cabeza y luego contesté su pregunta:
—Sí, tengo un hermano llamado Eli, un año y medio mayor que yo —clavé el tenedor en mi sándwich aun cuando eso podía dejar a la luz claramente que tengo ciertas conductas asesinas, pero al parecer para Tatum aquella acción resulto cero intimidante—. ¿Y tú?
—Sí, una hermana pequeña llamada Irene que acaba de cumplir los ocho años.
Sonreí, debe ser lindo tener una mini copia de ti misma rodando por el suelo.
—Declan —escuché mi nombre a lo lejos y me volví para ver a mi hermano caminando hasta la mesa dónde la señorita vegetariana y yo, la amante de la carne estaban sentadas.
Fruncí el ceño de inmediato, Eli no venía sólo, una chica de cabello castaño claro, tez blanca y unos incandescentes ojos verdes que se veían claramente aun al estar a más de siete metros de distancia, un poco más bajita que mi hermano venía con él; sus dos manos estaban firmemente agarradas al brazo izquierdo de Eli, mientras lanzaba sonrisas deslumbrantes a media cafetería. Cualquier persona que los viera juraría que harían la pareja perfecta, y yo, aparte de odiar de repente mis reducidos metro sesenta sentía las mejillas arder por la ira y los celos disparándose en flashes al mismo ritmo de sus pasos acercándose a mi mesa
—Norma, quiero presentarte a mi hermanita Declan —lo escuché decir justo al llegar a mi mesa.
El corazón se me detuvo en el pecho y un nudo se instaló en la boca de mi estómago, "hermanita" escuchaba repetir a mi subconsciente una y otra vez y el nudo sólo se hacía aún más agudo. Me llevé ambas manos a la altura del pecho y las apreté con fuerza contra él a ver si de alguna manera mi corazón dejaba de latir por el chico frente a mí.
—¿Declan? ¿Estás bien? —le oí preguntar a centímetros de mi cuerpo mientras posaba una de sus manos sobre uno de mis hombros, tomé una enorme bocanada de aire y traté de hablar claramente pero mi voz salió más bien como un ronroneo.