Destinos Cruzados

Capítulo 7

Te quiero...
de una forma tan especial que no me hace 
falta ni verte ni tenerte para que mi cariño 
crezca, sólo basta con cerrar los ojos 
y saber que existes.

Uno de los momentos más perturbadores que recuerdo de mi adolescencia era el hecho de que casi siempre cuando Eli y yo teníamos la oportunidad de quedarnos solos por las mañanas, yo solía dejar la puerta de mi habitación abierta mientras me cambiaba la ropa o cuando me quitaba el uniforme de la escuela. Mentalmente lo único que quería era que Eli me viera y de alguna manera sintiera interés en mi cuerpo por lo menos, aun cuando yo no le gustara como persona, hasta el día de hoy me pregunto si alguna vez se asomó para verme o prefería no subir las escaleras con tal de no mirar lo que hacía.

Siento el aire dándome en la cara y frunzo el ceño mientras mis ojos se abren y miro a mi alrededor desorientada, estoy dentro de un auto completamente desconocido acostada en la parte de atrás de este, me levantó de mi lugar con un salto y con la cabeza dándome vueltas y veo a Eli sentado en el asiento del copiloto y a una chica que no distingo conduciendo a su lado; parpadeó varias veces y distingo la silueta de Norma, abro los ojos con sorpresa y es cuando veo a mi hermano clavando sus ojos marrones en mí.

—Qué bueno que despertaste Declan, espero que te hayas divertido esta noche —me habla cabreado y yo siento de inmediato un cosquilleo en la boca del estómago, la bilis me sube por la garganta pero yo me la tragó antes de provocar un desastre en el auto de la chica de mi hermano.

Me cruzo de brazos y apoyo mi cabeza contra el cristal de la ventana, mirando el panorama por el que caminé con Tatum esa misma tarde. Tomo uno de los chicles de menta que siempre llevo conmigo cuando salgó y empiezo a masticarlo con la vista firmemente clavada en el panorama exterior del auto; no quiero mirar a la pareja adelante y verlos en otra posición comprometedora como en casa.

Tatum, recuerdo a la amiga que tuve que dejar en ese bar sin que haya tenido la oportunidad de despedirme, espero que esté bien; supongo que la llamaré cuando llegue a la casa o cuando mi cerebro esté menos alcoholizado y pueda decir más de dos palabras sin confundir el presente y el pasado. Finalmente veo mi casa y el auto frena.

—Gracias por esto Norma, lamento mucho lo de esta noche, no quise llamarte, pero no tenía de otra, una mujer desmayada en una bicicleta no es una muy buena imagen —la chica sonríe haciendo un gesto despreocupado con las manos y luego besa la mejilla de mi hermano y este se baja del auto, lo rodea y me abre la puerta extendiéndome su mano derecha. No la recibo y me bajo del auto sin siquiera despedirme de la "señorita frambuesas", mi cuerpo se tambalea un poco pero mi hermano alcanza a detenerme y yo frunzo el ceño.

—Puedo caminar —hablo arrastrando las palabras pero él no me suelta y solo aprieta más su agarre en mi cadera.

—No, no puedes, no puedes estar de pie más de cinco minutos, mírate —habla y luego cierra la puerta del auto con la mano libre y Norma se despide agitando una mano antes de encender el hermoso ejemplar de Audi negro y salir disparada carrera arriba.

No digo una sola palabra más y ambos entramos a la casa escaleras arriba, rumbo a mi habitación. Entramos en mi cuarto y mi hermano me ayuda a sentarme en la cama. Justo cuando iba a salir de la habitación lo detengo del antebrazo y él se devuelve y me mira fijamente a los ojos.

—No deberías beber así, te excediste y te pusiste en riesgo esta noche, si no llego a esa bar no sé qué hubiera pasado entre ti y ese cabrón —habla apretando los puños y yo inclino la cabeza un poco antes de soltar una sonora carcajada, el alcohol se encuentra atacando de nuevo.

—Probablemente ahora estaría entre sus piernas —digo rodando los ojos mientras dejo caer mi cuerpo para atrás en la cama—, no veo que tiene de malo liarme con alguien una noche cualquiera, y el chico era mono, debiste haberme dejado hacernos compañía esta noche.

—No digas estupideces Declan —me riñe sentándose a mi lado levantando mi cuerpo con poca delicadeza, sigue cabreado, y por alguna manera estúpida eso me divierte.

—¿Por qué no? ¿qué tiene de malo? ¿acaso estás celoso? —pregunto levantando una ceja y completamente envalentonada por las altas dosis de alcohol que todavía tengo en el cerebro me inclino un poco y acerco mi rostro al suyo.

Me pasa una mano por el cabello y antes de que él pudiera abrir la boca para decirme algo y poco antes de que alguna clase de fuerza humana racional hiciera algo para prevenir el incesto, lo tomé del cabello y uní mis labios con los suyos depositando en ese beso toda mi frustración de hoy mezclado con mis celos al verlo besarse con otra mujer, dejándole claro que de alguna manera irracional él me pertenece. Eli no se movió y podría jurar que incluso me estaba siguiendo el beso por un momento, antes de empujarme con fuerza hacia la cama y levantarse de un salto gritando:

—¿Qué carajos estamos haciendo? Estás borracha Declan, nunca debiste haber hecho eso —y así como alma que trae y lleva el diablo salió de la habitación cerrando la puerta con un sonoro portazo.

Miré anonadada la puerta por la que acababa de salir Eli y sin darme tiempo de hilar mis pensamientos, mi corazón se encogió en mi pecho, me acurruqué en mi cama y empecé a llorar como una estúpida borracha, sintiéndome culpable y rechazada.

Había cometido otro error, un error exorbitantemente grave, acababa de besar a mi hermano, y él, primero me había seguido el beso por alguna razón que desconocía, y luego me había gritado y se había ido y yo no aún no podía creer lo que acababa de hacer; había enterrado los dos pies en arena movediza, y el efecto mariposa acababa de empezar desde el momento que cometí ese terrible error.

 



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En el texto hay: amor prohibido, romance, drama

Editado: 14.07.2020

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