Sabes que estás enamorado cuando
no puedes dormirte porque la realidad es
finalmente mejor que tus sueños.
Volvamos con el tema de los rostros del pasado que termino olvidando, cuando era más pequeña y muchísimo más joven que ahora, el único amigo que tenia se llamaba Alec, como ya lo he mencionado antes. Tuvimos que separarnos porque su familia había tenido que mudarse a Chicago por cuestiones de trabajo del padre de este. Recuerdo que el mismo día de la mudanza, Alec vino a buscarme a mi casa justo a tres casas de la suya, trajo consigo un bonito sobre de colores con su nombre escrito en letras mayúsculas en él, al abrirlo me encontré con un bonito dibujo de dos niños tomados de la mano con las iniciales de ambos debajo y varios corazones de colores por toda la hoja de papel de un color azul celeste, con las palabras "te quiero" en la parte de arriba.
Ojalá yo recordara su rostro tal y como recuerdo su bonito regalo.
Seguí subiendo por todo el chat entre Eli y Liam y mi cuerpo parecía paralizado mientras miraba la pantalla lleno de mensajes amenazadores entre ellos... por mí.
Aun me cuesta comprender esas frases dónde Liam citaba cosas como "no me la quitaras otra vez" como si ya nos conociéramos, ¿pero de dónde?
Mi única reacción fue llamar a Eli, quería que me aconsejara el cómo proceder ahora porque yo no tenía ni la menor idea de cómo hacerlo. Al tercer tono me contestó y yo tragué saliva con fuerza para que mi voz no sonara tan afectada como en realidad estaba.
—Eli... yo, lamento interrumpir tu clase pero...
—¿Qué pasó Declan? ¿estás bien? —Me interrumpió preocupado y poco después escuché el chirrido sordo de una silla sacudirse, seguida de la voz de Eli intercambiando un par de palabras con un hombre que debe ser su profesor y finalmente una puerta abriéndose—. No puedo hablar mucho, ¿qué tienes?
—¿Has recibido mensajes donde te obligan a alejarte de mí verdad? —fue lo único que atiné a preguntar y puedo jurar que apenas hube dicho esas palabras escuché su mandíbula crujir antes de que su voz sonara nuevamente:
—Sí —admitió con voz irritada—, pero sólo es un cabrón que está aburrido de su vida y quiere joder la nuestra, nada grave, Tyler está —se interrumpió antes de continuar y luego preguntó—: ¿Cómo te enteraste de esto?
No quise darle más vueltas al asunto y contesté yendo al punto inmediatamente:
—Es Liam, Liam es el que te está mandando esos mensajes —conté mordiéndome el labio inferior con fuerza.
Escuché su respiración agitarse y su voz soltar un auténtico grito: —¿¡Qué!?
—Eli...
—Sabía que ese tipo no era de fiar, lo sabía Declan, era demasiado... —se interrumpió—. ¿Estás en su casa? Esta mañana que hablamos me dijiste que irías a verlo, ¿estás con él?
—Sí, estoy en su casa, él ahorita está trayendo algo a la cocina, me dejó su teléfono y así fue como lo descubrí.
La escaleras empezaron a sonar anunciando que alguien venia subiendo por ellas.
—Sal de ahí ahora Declan, ¿me oíste? —ordenó Eli con voz angustiada— sal de ahí ahora...
Fue lo último que escuché antes de cortar con la comunicación, ponerme de pie, dejar el celular apagado sobre la cama y fingir que miraba por la ventana.
—No había jugo de naranja así que preparé una limonada —habló Liam entrando en la habitación con una bandeja entre las manos y dos vasos con jugo en ella—, espero que no te moleste.
—Gracias —me di la vuelta y lo miré con una sonrisa falsa mientras respiraba agitadamente detrás de una fingida calma. Tomé uno de los dos vasos con limonada y me bebí todo su contenido de un solo sorbo antes de dejar el vaso sobre la bandeja nuevamente.
El chico a mi lado me miró sorprendido y se bebió la suya de la misma forma sin dejar de mirarme fijamente. Me removí totalmente incómoda en mi lugar pero no dije nada, a pesar de que estoy intentando que no se me note el nerviosismo me cuesta un poco, no puedo mantenerle la mirada y lo único que hago es mirarme los pies una y otra vez.
No puedo decirle que me voy porque inmediatamente sabrá que algo raro está pasando, ¿y si no me deja salir de su casa? Si es capaz de mandar esa clase de amenazas sin titubeos lo veo capaz de cualquier cosa.
—Vale, pongámonos a estudiar, la profesora de latín mandó un archivo en PDF a nuestro grupo de WhatsApp y podemos empezar a traducir eso —caminó hasta su teléfono pero antes de que pudiera tomarlo pregunté:
—¿Por qué no fuiste a la universidad hoy?
—Quería verte, y con sólo faltar un día no pasará nada, Tatum me puede ayudar a ponerme al corriente de lo que hagan hoy —me sonrió y luego tomó su teléfono bajo mi atenta mirada, lo desbloqueó y luego ingresó al WhatsApp, el chat de Eli estaba abierto.
¡Mierda!
Se terminaron los secretos.
—No entiendo porque has hecho algo así —hablé con la voz temblorosa—. ¿Qué pretendías con eso?
—¿Enserio no lo comprendes?
—No, no lo comprendo, ¿todo esto es por mí? —pregunté tratando de disipar mi voz ahogada.
—Sí, por ti Declan, todo es por ti —confesó levantando la mirada para verme, luego intentó acercarse hasta mí por lo que tuve que retroceder un poco para impedírselo—. Estoy enamorado de ti desde que te vi por primera vez, tú eres la única mujer que me ha entendido desde el principio.
Lo escucho hablar y su tono de voz me causa un escalofrío, miro hacia la puerta preparada en todo momento para buscar el momento pertinente y escapar cuando la situación se turbe lo suficiente. Pero de momento solo me dedicaré a escucharlo.
—Nunca me he querido a mí mismo —dice introduciendo los dedos bajo sus gafas y frotándose los ojos con estos—. Al contrario, me odio; si me quisiera tanto no haría lo posible por tratar de ser el mejor en todo siempre.
Aquello suena a locura. Aquel chico no está bien.