Destinos Cruzados

¿Quien Eres?

Los días pasaron y tomó una rutina. Principalmente aprender el trabajo que realizaba cada uno.

En una tarde con Mary el ama de llaves observó como organizaba al personal, la limpieza, la recepción de tarjetas de invitación y cartas. Las dividía según su importancia, a quien se dirigían y con la amabilidad de una persona de cierta edad le explicaba la forma correcta en que debía funcionar la mansión a cada hora y según el evento. Recorrió con ella todos los espacios de lo que confirmo era más parecido a un enorme hotel, habían muchas habitaciones vacías que debían limpiarse con regularidad por el polvo y salones para cada ocasión, en total eran 5.

El que ya conocía del té bastante amplio con muebles de flores rosas y doradas. El salón de música con instrumentos preciosos que estaban de adorno con cortinajes beige y vino tinto. El salón de arte en donde se exhibían pinturas de personas que según explicaba Mary eran famosas y su valor era incalculable. El de fiesta era como estar en un palacio tenía enormes ventanales de piso a techo y daban a la terraza que conducía al jardín. Sus cortinajes eran blancos y dorados. El salón de los retratos le pareció muy interesante. Mary había trabajado como ama de llaves de los Craig desde que vivía el Abuelo de Bruno y le contó cómo eran con una gran admiración cada uno de los miembros retratados, hasta que llego al actual Lord que ostentaba el señorío de tierras no sólo en Glasgow sino también en Edimburgo. Al norte de Escocia. Además de la responsabilidad de liderizar una familia cuyo origen precedía de las tierras bajas, al parecer los Craig estaban diseminados por todo Reino Unido. La miro observar cada detalle de la pintura de su esposo y sonrió con ternura, después de una tarde juntas le tuvo que suplicar que le llamara por su nombre, pero solo logro que le dijera Lady Angy.

Más complicado fue el muy correcto y serio Marco. Llevaba administrativamente toda la mansión, lo que debía pagar al personal y a los proveedores, hasta tenía cuadernos de cuentas que Bruno debía revisar o en su defecto su esposa. El problema era que a ella las cuentas no se le daban bien y cada que le explicaba sobre los cuadernos le parecía aun más complejo. Escuchó cada explicación que le diera con paciencia y de pronto pensó en su hermano. A Jimmy si se le daban muy bien los números tanto que hubiese adorado escuchar como hablaba el señor Marco. La miró sin una palabra con el ceño fruncido y ella se sobresaltó

- Lo siento tanto señor Marco – se disculpo con una mueca - Sé que su trabajo no es enseñarme a sacar cuentas, pero lo que me dice es muy confuso para mí. La cantidad de soldados por la cantidad de vendajes fueron las últimas cuentas que lleve, no... No sé si pueda ayudarle, pero si me tiene paciencia quizá poco a poco pueda aprender

- Tenía ganas de sonreírle a la joven tierna que tenía en frente, pero era su señora y las reglas que bien había aprendido dictaban que no podía sobrepasar los limites así que solo le ofreció una inclinación – Mi Lady iremos al ritmo que usted desee y no me costara nada enseñarle de estas cuentas

- Soltó el aire audiblemente – Marco por favor Mary me llama Lady Angy no me hace sentir más cómoda, pero algo gano con que mencionen mi nombre. Si no le parece me gustaría que me lo dijera y cuando estemos los dos entre estas cuentas puede reprenderme, suelo distraerme muy fácil

- No se preocupe dispondremos de un par de horas a la semana para ponernos al día, no creo que deba reprenderle como menciona Mi Lady

Una voz conocida apareció de pronto con una sonrisa cordial saludándola con dos besos y un abrazo. Hacia un par de días que no pasaba. Ignoro por completo al señor Marco frente a ella como si fuera parte de la decoración había notado que todos lo hacían, no se daban cuenta de que existían sirvientes hasta que los necesitaban

- ¡Ah estás en esto!... Marco – lo miro con altivez – ¿los cuadernos están listos?

- Si mi Lady – se giró y los tomo con una inclinación se los entrego en sus manos

- Muy bien Angelique, veremos que falló hay, ¿ya los viste? – preguntó mientras leía

- Si pero....

- ¡Aja! Un incremento con relación a la semana pasada, hay que hablar con este proveedor Marco y este ajuste no le va a gustar a Bruno, el acuerdo es por tres meses y apenas van dos, no es necesario pagar más... para el jardinero sí, pero no al resto del personal, la fachada es importante

Angy miro al administrador inexpresivo mientras que ella tenía los ojos abiertos de par en par, había desaparecido y tomaba las riendas como una experta.

- ¿Lo ves Angelique por qué hay que revisar? Luego incrementan donde no se debe, hay pliegos de contratos que deberías le....- se llevó una mano a los labios – lo siento, no sabes leer discúlpame

- Parpadeó sin poder hablar parecía referirse a ella como una persona con alguna enfermedad – lo que necesite aprender lo haré Daisy

- Bueno estoy segura mientras puedo hacer esto por ti, encargarme de las tareas de la mansión

- No quiero molestarte, estas son cosas que debo hacer yo aunque sea poco a poco y he tenido excelentes maestros en Steven, Mary y el señor Marco – le sonrió – no necesitas hacerlo por mí – miró por la ventana hacia afuera y arqueo las cejas – lo siento tendrán que disculparme tengo una cita en la cocina – le devolvió los dos besos a Daisy y salió con un revoloteo de faldas – hasta luego Marco

Se quedó por un momento pensando en lo insultante que le había parecido despedirse de esa forma siendo una invitada y más haber generalizado con el empleado. Su abuelo le había pedido una vez más que fuera con ella a Londres, pero se negó en redondo, ahora que él había vuelto y se quedaba nuevamente sola con su tía haría lo que fuera por recuperar lo que le pertenece. Miro al impasible Marco y salió del pequeño despacho administrativo como si nada aunque hirviendo de rabia por dentro. Eso le pasaba cada que la veía, quería desaparecerla con el tronar de sus dedos.




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