Destinos Cruzados

Oropeles

 

Se despidió de él en la mañana con un beso tierno en su boca que todos pudieron ver y aunque las demostraciones en público no eran bien vistas en sociedad, ellos podían permitirse esta rebeldía en su propia casa. Los hombres disimularon una sonrisa mientras las mujeres no disimulaban su reprobación, tomó su mano dejando un beso y le sonrió con un "volveré pronto".

Se quedó hasta que el carruaje desapareció de su vista y para cuando giró hacia la enorme mansión ya no había nadie, se encogió de hombros en un suspiro tenía que aprender muchas cosas, encargarse para que Bruno estuviera orgulloso de ella. El Conde Dartmouth trabajaría en su despacho y su deber era tratarlo como un invitado. Debía congraciarse con los miembros de la casa además de los vecinos a los que conoció en la celebración, también le entusiasmaba el hecho de comenzar con los preparativos para la escuela. En la cena de la noche anterior Greg y Vint estaban complacidos y hasta emocionados con la idea. Ese día prometió ir con ellos al taller y estaba segura que se divertiría.

Al día siguiente fue muy temprano al muelle con Dorothy, Bruno le pidió con ternura que para donde fuera ella debía acompañarla porque así se sentiría mejor ya que la dejaría sola. Para cuando regresaron casi era hora de desayunar, Mary la recibió en la entrada con preocupación

- Mi Lady el desayuno está listo para servirse, pero Lady Maggie solicitó el suyo en la habitación. Madame Esther lo hará desde la suya con Lady Leonard. El joven Ender su ayuda de cámara informó que había salido temprano y no sabe a qué hora volverá. Los jóvenes Mcwell recibieron una misiva desde su taller y salieron dejando sus disculpas y por último el Conde Dartmouth salió también con una disculpa al parecer llegó un cargamento en el muelle que estaba esperando

- Esta bien, eso quiere decir que por lo menos no llegué tarde, desayunare en la cocina con ustedes así no moveremos mucho – sonrío aprovechando la ocasión – ¿Mary por qué no me contó sobre las invitaciones de té?

- Disculpe mi Lady pero Madame Esther solicitó que todas se le entregaran a ella y Lord Craig estuvo de acuerdo

- Frunció el ceño – Ya... Pues ahora deberá entregármelas Mary yo me haré cargo – el ama de llaves asintió y caminaron hacia la cocina

Todo aquello era un desplante claro, el día anterior no quisieron cenar en la mesa y la dejaron solo con el Conde y los Mcwell. Lo que más le preocupó fue lo de las invitaciones, seguro las ocultaban para que no causara vergüenza, quizá Bruno pensaba que no estaba lista para ofrecer o asistir al té con otras damas.

Evidentemente las mujeres de la casa no la ayudarían así que pidió a Dorothy y a Mary que simularan una tarde regular de té. Habían visto actuar a montones de damas mucho más que ella en el tiempo que pasó con la señora Dustin, que eran en su mayoría señoras de edad. La idea les alarmó en un principio y tal vez por obediencia accedieron. Tenía de algún modo que practicar para no quedar en ridículo, pero la tarde de supuesta práctica fue muy animada y llena de risas.

Para el almuerzo volvieron a hacerle lo mismo, ninguna se presentó. Aunque si los tres caballeros así que le pidió a Mary que les sirvieran en la terraza. A ellos en lugar de molestarle les pareció un cambio favorable y durante aquel almuerzo al aire libre Vint llenó de anécdotas agradables el ambiente. Cuando llegó el postre conversaban de su taller y lo bien que les estaba yendo con el producto nuevo. Greg por su parte administraba el lugar y se encargaba de la distribución y venta mientras que Vint creaba aparatos que aligeraban tareas de cualquier profesión, de hecho las cestas grandes de mimbre tenían unas mallas de un material que mantenía a los pescados frescos por más horas, eso era producto de su genialidad.

- Espero que les guste hallé unas manzanas en el huerto – comentó Angy a los tres hombres

- ¿Es decir mi Lady que usted es la creadora de todos estos nuevos postres que hemos probado? – Tomó un bocado más de el pie de manzana – ¡Vaya! Estoy encantado con la idea porque son deliciosos – mencionó Greg

- ¡Es un éxito en la cocina Angy! – exclamó Vint

- Mi Lady es usted una caja de sorpresas – el Conde la miro nuevamente con aquella intensidad incomoda

- Bueno... - se sonrojó al instante - solo con los postres por favor mantengámoslo en secreto no quiero que las damas lo sepan, en especial Madame Esther les gustan mucho y si supieran que los preparo inmediatamente les sabría a hierba

- Mi madre te diría que las damas no pasan su tiempo en la cocina y que para ello hay servidumbre – mencionó Vint con una mueca – pero resulta que esta es tu casa y puedes hacer lo que quieras – sonrió - no te preocupes por nosotros, seguirá siendo un secreto

La conversación tomó por otros rumbos cuando Angy le preguntó a los hermanos por su padre, ellos contestaron que había viajado a América en donde estableció negocios de minería y desafortunadamente murió hacían ya diez años, desde entonces se habían mudado de vuelta a su tierra con su tío Lord Craig mientras crecían, fue entonces que Vint tuvo la oportunidad de indagar sobre su dulce prima

- Es duro perder a uno o ambos padres, pero debe ser mucho más perder a tu única familia en la guerra ¿no es cierto?

- Lo es – bajó la mirada – Jimmy era un par de años menor que yo, tenía 17 años cuando... murió, tres meses después papá Leo, mamá vino enferma de la India hace más de 10 años

- ¿Como eran? – Preguntó el Conde rompiendo un breve silencio – es decir, físicamente como era ella, su madre, ¿la recuerda mi Lady?

- Era..... Morena con un cabello precioso lacio y oscuro, llevaba prendas por montones, pero no eran de valor. Estaban hechas de metal forjadas con formas extrañas y siempre llevaba un vestido que en sí era una tela larga que daba tantas vueltas que cubría todo su cuerpo. Jimmy se parecía mucho a ella ambos con ojos negros como una noche sin luna, papá Leo los tenía color caramelo




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