Destinos Cruzados

ESO QUE NUNCA FUIMOS

Pasamos al otro lado de la habitación, donde las telarañas cuelgan en marañas gruesas desde el techo hasta las paredes agrietadas. El suelo está cubierto de una sustancia roja, espesa, pegajosa. Sangre falsa, supongo. Aunque ahora mismo, todo me parece demasiado real. Las cortinas, hechas trizas, se agitan con una brisa inexistente, como si la casa respirara.

Al fondo, un letrero titila en color rojo: FINAL. Y justo debajo, una voz mecánica suena por los altavoces ocultos:

—Felicidades a los finalistas. Han llegado al final de la casa.

Exhalo el aire que no sabía que estaba conteniendo. Siento cómo mi alma regresa a mi cuerpo, como si alguien soltara al fin el botón de pausa. Apuro el paso, consciente de que Nialk viene detrás. Las luces parpadean mientras avanzamos y unas carcajadas distorsionadas suenan por los parlantes. Me sobresalto, pero no me detengo. Me giro por reflejo, y ahí está él: caminando con tranquilidad, con las manos hundidas en los bolsillos de su chaqueta, como si acabara de salir de una cafetería. ¿Cómo demonios puede estar tan tranquilo?

Llegamos a la salida. Tomo la perilla con las manos sudadas y la jalo con fuerza. La luz de afuera me ciega unos segundos. Al enfocar, veo al chico que nos atendió cuando llegamos, el mismo que recibió a Alexa y Logan. Nos acercamos a lugar donde se encuentra y el anuncia

—¡Felicidades! —anuncia—. Han superado la casa. Aquí tienen su premio.

Nos entrega un cheque simbólico y unos recuerdos del lugar. Los tomo, algo aturdida todavía. La baranda metálica se abre y por fin salimos al exterior. El aire fresco de la noche me golpea en la cara como una bofetada. No sé si tengo ganas de reír, llorar o sentarme en el suelo a procesarlo todo. Los tomo sin pensar, aún con los nervios palpitando debajo de la piel. La baranda metálica se abre con un chirrido seco, y cruzamos la salida como si estuviéramos saliendo de un universo paralelo. El aire fresco de la noche me golpea de frente. No como un alivio, sino como una bofetada. Me dan ganas de reír, llorar, o simplemente sentarme en el suelo y quedarme ahí sin decir nada. Nos detenemos apenas salimos. Me quedo junto a Nialk, ambos de pie, en silencio. No hay gritos. No hay sustos. Solo el eco de nuestras respiraciones aceleradas tratando de normalizarse. Él se cruza de brazos, como quien intenta contener algo dentro. Luego lanza una mirada rápida —demasiado rápida— hacia la casa. Su mandíbula está algo tensa Yo lo observo de reojo, sin saber bien qué decir. Mi cabeza sigue zumbando, pero en el fondo hay algo más… una sensación rara, como si ese silencio entre nosotros pesara más que cualquier palabra. Digo lo primero que se me ocurre. Lo más neutro. Lo más seguro.

—¿Has venido solo? —pregunto, mi voz algo más suave de lo normal.

Él no responde de inmediato Se pasa una mano por la nuca,

—No. He venido con mi padre —responde, sin mirarme todo

Asiento levemente, sin dejar de mirar hacia la casa—¿Y tú? —pregunta él de pronto, girando el rostro hacia mí Sus ojos buscan los míos con calma, sin prisa.

—Con mi mejor amiga… y su novio —respondo, bajando un poco la voz en la última palabra.

.

—Disculpa por lo de hace rato. Y… gracias por la ayuda —añado, sin atreverme a mirarlo del todo. Él se gira completamente hacia mí. Me lanza una sonrisa distinta, sin esa chispa burlona.

—De nada —responde —. Siempre será un placer… coincidir contigo – Sus palabras me atraviesan como si acabara de abrir una ventana que yo ni sabía que estaba cerrada "¿Siempre será un placer? "¿Coincidir… conmigo?" No sé cómo responder sin quedarme tonta, así que lo primero que sale de mi boca es lo más torpe.

—No creo que sea cierto eso que dices… me he portado como una pesada – digo y el suelta una risa leve, como si le hiciera gracia mi intento de autodefensa.

—Ha sido la mejor bienvenida que me han dado, créeme – Una sonrisa apenas perceptible se forma en sus labios, y entonces lo noto: un pequeño lunar bajo su barbilla—Eso de amenazarme con una espátula me ha dejado sin dormir varias noches —agrega con tono juguetón, ladeando la cabeza como si buscara provocarme un poquito más.

—¡No tenías por qué recordarlo justo ahora! —Digo llevándome una mano a la cara, sintiendo cómo el calor me sube a las mejillas—. Fue un reflejo… instintivo.

—Ajá, claro —dice, riendo ahora sí—. "Instinto asesino", podríamos decir – nos míranos un momento y no puedo evitar sonreír. él da un paso más cerca. No invade, no presiona. Solo acorta la distancia de forma natural.

—Me llamo Nialk Russell —dice, extendiendo una mano hacia mí—. ¿Y tú eres Alice, verdad? – Asiento y le estrecho la mano Su piel está tibia, firme. Su agarre es seguro, pero no dominante Solo… correcto. Natural, Suelto el aire que no sabía que estaba conteniendo.

—Mucho gusto, Nialk —susurro.

—Lo mismo digo, Alice. Aunque… ya casi que somos viejos conocidos.

Levanto una ceja, medio divertido, medio nervioso.

—¿Cuántas veces vamos?

—Cuatro —responde sin dudar, como si lo hubiera contado mentalmente

Estoy a punto de responderle a Nialk cuando algo —o más bien alguien— aparece en mi campo de visión.Noah, Mi mundo se detiene un instante. Un parpadeo, y ya nada vuelve a estar en su sitio Él no es de venir a estos lugares. Él odia los sitios llenos de ruido, luces, gente… caos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.