Luis Mejía
Cap 101 ultima oportunidad
--- No sin antes haber lanzado una severa advertencia ¡no se interpongan en mi camino o lo pagaran caro! con la últimas palabras mencionadas que fueron más una amenaza, los guardas personales de Alejandro y María José fueron liberados incluyendo a Susana. Después de esos, el personal de servicio se retiró en una caravana de autos al servicio de la familia para trasladarse a otra de las propiedades disponibles preparada con anterioridad para descansar
--- Mientras tanto en el interior de la mansión, Alejandro salió a la cocina para tomar un poco de agua fría y tratar de calmar su desesperación y calentura cuando de repente escucho como su esposa jadeaba y gruñía por el placer ese sonido inundo sus oídos, sin esperar o pensarlo dos veces, abrió la puerta que extrañamente no tenía seguro. En el interior, siguiendo los jadeos llego al baño donde su esposa se sostenía de la pared, mientras con su dedo se daba placer al ver la figura de pie en la puerta dio un grito ahogado retiro su mano la cual estaba en papada con sus liquido vaginales y trato de cubrir su cuerpo de la vergüenza mientras giraba su cuerpo para cubrirlo, de una mirada llena de lujuria, ¿qué haces aquí? ¡Sal! grito la mujer, sonrojada y llena de vergüenza, por haber sido descubierta en semejante acto tan vergonzoso.
--- Al verla en semejante estado, no se pudo resistir a preg ¿Qué fue lo que te sucedió?; María José quedo sorprendida al escuchar la voz del hombre, el, también hablaba con voz ronca y respiración pesada abriendo los ojos de sorpresa preg ¿tú también estas drogado? se percató que él también estaba en problemas, ¡esto no puede estar pasando!, se decía en su conciencia, sabía que era cuestión de tiempo para que uno de los dos, explotara en deseo y sucediera lo inevitable.
--- Consiente que el tiempo se agotaba, aturdida trato de salir del baño, con su cuerpo desnudo para cubrirlo con algo y evitar que su esposo se siguiera calentando más; ya que, podía ver el bulto que se formó en su entre piernas, cosa que la éxito, al punto de sentir la necesidad de …. “quería tocarlo” pero se contenía sabiendo que era producto de su estado. Mientras trataba de pasar por su lado, fue tomada por su cintura de manera desprevenida y sin que pudiera evitarlo ahora sentía como los brazos fuertes del hombre, que era su marido, al cual no le había permitido tocarla durante meses, acariciaban su espada desnuda con su escultural cuerpo fornido suéltame suplico, más como un gemido que como un a advertencia, mientras se resistía, de repente sintió como una de las manos del hombre se dirigía hacia abajo y la otra hacia arriba, mientras acariciaba su cuello con sus labios, dejado besos húmedos; en un principio quiso resistirse al tratar de soltarse, agarrando las manos del hombre, con fuerza para impedir que llegaran a sus zonas intima, el cual era su destino; pero, cuando sintió su legua lamer su cuello, comenzó a jadear de placer “no” “no” “no” repetía en medios de jadeos, ¡no quiero! “déjame” mientras los sonidos más excitantes salían de su boca “hahahahaha, huhuhuhuhu”, escucharla gemir de placer, mientras la seguía acariciando, lo animaba a seguir con sus caricias. Al ver, que ya no oponía resistencia, le hablo con voz ronca y áspera ¡tú también lo deseas!
--- ¡Sí!, resp. ¡Quiero que me hagas tuya! decía desesperada en medio de su agonía, su avisando su agarre de las manos de su esposo, ¿estas segura? preg Alejandro. No quiero que te arrepientas de lo que suceda cundo esto allá terminado, aunque me sea difícil si me pides que me detenga lo haré y podrás seguir con lo que estabas haciendo en el baño cuando entre; esas palabras le recordaron su acto vergonzoso. Con el rostro colorado de la vergüenza como un tomate, se mordió el labio inferior con fuerza.
--- ¡No lo ares! resp la mujer que ya, no podía más. Con esa resp, Alejandro con suavidad y ternura, le dio media vuelta, para besar sus labios, dando inicio a una noche de locura y placer, la casa se llenó de gritos ahogados de placer, gemidos y frases que animaban el uno al otro “quiero más”, gritaba María José.
--- Esa noche, para la mujer que yacía debajo del hombre, fue una sensación diferente a las anteriores: La primera vez, fue una experiencia completamente en contra de su voluntad, en donde opuso resistencia, ocasionan dolor, en todo su cuerpo, por la fuerza que los dos ejercían, al momento de la penetración. Hasta que su cuerpo fue contaminado por la droga que afectaba al que ahora era su esposo. Ocasionando la experiencia sexual más amarga, que marco su vida durante años. A tal punto de despreciar a los hombres por aquel acto desagradable que le había sucedido.
--- La segunda ocasión, fue mucho más placentera, que la anterior por ser ella, la que había tomado la iniciativa; pero, no dejaba de ser en contra de su voluntad. Esta vez el hombre estaba consciente y la que estaba drogada era ella; por eso, no podía decirse que lo que sintió y experimentó esa noche fuera un acto, que hubiera hecho en sus 5 sentidos, al no estar segura de haber sido por su propia voluntad, no podía considerar que lo hecho esa noche, lo disfruto con todo su ser, esa duda era la que impedía que aceptara sus deseos y la necesidad de tener a un hombre en su cama, para satisfacerla sexualmente. No podía asegurar que las drogas no fueron las responsable de sus actos y deseos desenfrenado; en vez, de su propio deseos carnales.
--- Pero, esta vez era diferente lo estaba disfrutando. Disfruto de cada caricia, rose y penetración, amaba la sensación de placer que el hombre sobre ella le estaba dando era tanto el gusto y placer que sintió, que se vino con facilidad, arqueando la espalda de placer mientras sostenía la cabeza del hombre por su cabello enterada en su cuello. Sintiendo, como su orgasmo hacia salir sus fluidos de su vagina cuando el hombre sacaba su p´´e para volver a investirla, lo que la hacía gritar de placer.
--- Alejandro no estaba tan lejos de sus sensaciones, de placer el sentir como su esposa con cada investida se adaptaba a su tamaño y grosor para darle mayor cavidad y profundidad en sus investidas, al escucharla gemir de placer lo excitaba cada vez más haciendo que acelerara su ritmo, mientras sus labios luchaban por ver cuál de los dos tenía la jerarquía sobre el otro introduciendo sus leguas en la boca, hasta que ninguno de los dos pudo más la excitación era tanta, que llegaron al clímax al mismo tiempo con una investida que profundizo entre la vagina de la mujer haciéndola gritar de dolor y placer por el orgasmo que había experimentado, sintió como el hombre se derramaba en su interior. Esa noche hicieron el amor hasta el amanecer, se devoraron de todas las maneras posibles ambos disfrutaron del placer más exquisito que ninguno de los dos pudiera haber sentido.
--- A la mañana siguiente cuando María José se despertó, al sentarse sobre la cama sintió la incomodidad en todo su cuerpo, al levantar las sabanas, se percató que tenía todo el cuerpo adolorido y moretones por el esfuerzo físico ejercido. Los moretones eran evidentes en su cuerpo, sobre todo en sus caderas y muslos; las cuales, su esposo había sujetado con fuerza mientras se agarraba para embestirla y mantener separadas sus piernas hacia los lados impidiendo así que las pudiera serrar dándole libre acceso a su intimidad con total liberta, sin que pudiera hacer algo para detenerlo; sin contar, los que tenía en su cuello y pechos por la succión, que ejercía mientras los chupaba; además, su entre pierna dolía como el infierno, aunque no era virgen era como si lo fuera, no tenía mucha experiencia con los hombres sin contar que el lapso de tiempo transcurrido entre relaciones sexual había sido demasiado, lo cual hacia que su vagina aun fuera apretada para una noche tan intensa, como la que habían tenido.