destinos entrecruzados

Capítulo 9: Algo Inesperado

 

Marina había estado disfrutando de su éxito literario en Nueva York, pero la preocupación por Lucas siempre estaba en el fondo de su mente. Sabía que él enfrentaba problemas graves en Canadá y deseaba poder estar a su lado para apoyarlo. Sin embargo, la distancia y sus propios problemas de salud le impedían viajar.

Una tarde, mientras trabajaba en su segundo libro en un café cercano a su apartamento, su teléfono sonó. Era un número desconocido, pero decidió contestar.

—¿Hola? —dijo Marina, con curiosidad.

—¿Marina? Soy Javier, un amigo de Lucas. Necesito hablar contigo. Es urgente —dijo la voz al otro lado de la línea.

Marina sintió un nudo en el estómago. La voz de Javier sonaba seria y preocupada.

—¿Qué ha pasado? ¿Está Lucas bien? —preguntó, con el corazón acelerado.

—Lucas está en problemas. Ha sido arrestado. Necesito que vengas a Canadá cuanto antes —respondió Javier, su tono lleno de urgencia.

Marina se quedó sin palabras por un momento, tratando de procesar la información. Lucas arrestado. No podía creerlo. Sin pensarlo dos veces, comenzó a hacer planes para viajar a Canadá.

Esa noche, mientras empacaba su maleta, Marina no podía evitar pensar en todas las veces que Lucas había estado allí para ella. Ahora era su turno de ayudarlo, y no dejaría que nada la detuviera.

Al llegar a Canadá, Javier la recibió en el aeropuerto. La preocupación en su rostro era evidente.

—Gracias por venir, Marina. Lucas necesita todo el apoyo posible ahora mismo —dijo Javier, conduciéndola a su coche.

—¿Qué pasó exactamente? —preguntó Marina, intentando entender la situación.

—Lucas se metió en problemas con unos tipos peligrosos debido a las deudas de su padre. Anoche hubo un altercado y la policía lo arrestó. Está acusado de agresión y posesión de sustancias ilegales. Es un lío, pero creo que podemos sacarlo de esta —explicó Javier, con seriedad.

Marina se sintió abrumada por la información, pero también determinada a ayudar a Lucas. Al llegar a la comisaría, fue recibida por un abogado que Javier había contratado.

—Señorita Marina, hemos conseguido una audiencia para Lucas mañana. Necesitamos su testimonio para demostrar su carácter y su falta de antecedentes criminales. Será difícil, pero tenemos una oportunidad —dijo el abogado, mientras caminaban hacia la sala de visitas.

Marina asintió, preparándose mentalmente para lo que venía. Cuando finalmente pudo ver a Lucas, su corazón se rompió al verlo detrás de las rejas. Sus ojos estaban cansados y su expresión era sombría.

—Marina... no esperaba verte aquí tan pronto —dijo Lucas, su voz quebrada por la emoción.

—Lucas, no podía quedarme sin hacer nada. Vamos a sacarte de aquí. Prometo que haré todo lo posible —respondió Marina, tomando su mano a través de las rejas.

La audiencia al día siguiente fue tensa y emocional. Marina dio su testimonio con el corazón en la mano, hablando de la bondad y la lucha constante de Lucas para superar su pasado. El juez escuchó atentamente, y después de lo que pareció una eternidad, finalmente habló.

—Considerando el testimonio y la falta de antecedentes criminales del acusado, otorgo la libertad bajo fianza a Lucas Martínez. La audiencia continuará en una fecha posterior —dijo el juez, golpeando el mazo.

Marina soltó un suspiro de alivio, y cuando Lucas fue liberado, corrió a sus brazos. La sensación de tenerlo cerca nuevamente le devolvió la esperanza.

—Gracias, Marina. No sé qué habría hecho sin ti —dijo Lucas, abrazándola con fuerza.

—Siempre estaré aquí para ti, Lucas. Pase lo que pase —respondió Marina, con lágrimas en los ojos.

Los días siguientes fueron un torbellino de emociones y planes para solucionar los problemas legales de Lucas. Con la ayuda de Javier y el abogado, comenzaron a preparar su defensa y a reunir pruebas que demostraran su inocencia.

Mientras tanto, la relación entre Lucas y Marina se fortalecía aún más. A pesar de las dificultades, el amor y el apoyo mutuo los mantenían unidos. Sabían que el camino por delante sería difícil, pero estaban decididos a enfrentarlo juntos.

Una noche, mientras caminaban por las calles de la ciudad, Marina tomó la mano de Lucas y le sonrió.

—Hemos pasado por tanto, Lucas. Pero creo que, juntos, podemos superar cualquier cosa —dijo Marina, con convicción.

Lucas la miró con gratitud y amor, sintiendo una renovada esperanza por el futuro.

—Tienes razón, Marina. Juntos, somos más fuertes. Y no importa lo que venga, siempre te tendré a mi lado —respondió Lucas, besándola suavemente.

Con esa promesa, continuaron caminando, preparados para enfrentar lo inesperado y seguros de que su amor sería la fuerza que los guiaría a través de cualquier tormenta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.