El teléfono de Marina vibró insistentemente en la mesa de su estudio, interrumpiendo sus pensamientos.
Era un mensaje de texto de Lucas, algo que no esperaba recibir después de tanto tiempo de silencio. Con una mezcla de curiosidad y aprensión, lo abrió
—Marina, necesito verte. Es urgente.—El corazón de Marina se aceleró.
La última vez que había hablado con Lucas, él estaba sumergido en un mundo oscuro del que parecía imposible escapar. Sin dudarlo, tomó su abrigo y salió a la dirección que él le había enviado, un pequeño café en las afueras de la ciudad.Al llegar, lo vio sentado en una mesa en la esquina, con un aspecto más demacrado y cansado de lo que recordaba. Sus ojos, que solían brillar con determinación, ahora parecían opacos y llenos de una tristeza profunda. Marina se acercó lentamente, con el corazón en la garganta.
—Hola, Lucas —dijo, tomando asiento frente a él.—Marina... gracias por venir —respondió él, con una voz apenas audible.Hubo un largo silencio entre ellos, lleno de tensión y emociones no expresadas. Finalmente, Lucas habló.
—He cometido muchos errores, Marina. Me metí en un mundo del que no sé cómo salir. Pero estoy aquí porque necesito decirte algo —dijo, mirando fijamente a sus ojos.Marina asintió, esperando que continuara.—Quiero que sepas que siempre te he querido, y que lo que hice fue para protegerte. Pero ahora estoy en un punto sin retorno. Mi familia, la gente con la que estoy involucrado... todo se ha complicado. No sé cuánto tiempo más podré seguir así —confesó Lucas, su voz quebrándose.
Marina sintió una ola de compasión y tristeza. Tomó su mano, tratando de ofrecerle algún consuelo.—Lucas, puedes salir de esto. Hay personas que pueden ayudarte. No tienes que hacerlo solo —dijo, con una firmeza que sorprendió a ambos.Lucas negó con la cabeza, sus ojos llenos de desesperación.
—No es tan fácil, Marina. He visto cosas, he hecho cosas... No sé si merezco salir de esto —respondió, soltando un suspiro pesado.La conversación continuó, con Lucas revelando más detalles de su vida en la organización y los peligros que enfrentaba.
Marina escuchó con el corazón roto, sabiendo que no podía hacer mucho más que estar allí para él.Después de un rato, Lucas se levantó, claramente angustiado. De.
—Debo irme. No quiero que te vean conmigo. Solo quería que supieras la verdad y decirte que, pase lo que pase, siempre tendrás un lugar especial en mi corazón —dijo, dándole un último vistazo antes de salir del café.Marina se quedó sentada, procesando todo lo que había escuchado.
Sabía que Lucas estaba en peligro y que ella tenía que tomar una decisión. ¿Debería tratar de ayudarlo a pesar de los riesgos? ¿O debería centrarse en su propia vida y seguir adelante?Mientras tanto, la relación con David florecía. Él la hacía sentir valorada y segura, algo que no había sentido en mucho tiempo. Pero las palabras de Lucas resonaban en su mente, llenándola de incertidumbre.
Esa noche, mientras se acostaba, Marina escribió un nuevo poema. Era una reflexión sobre el amor, el sacrificio y las difíciles decisiones que debía tomar. Al publicarlo, recibió una ola de apoyo de sus seguidores, pero su mente seguía ocupada con la situación de Lucas.
En Canadá, Lucas se encontraba en una reunión con la organización, cada vez más atrapado en el juego peligroso que jugaba. Pero en su corazón, la conversación con Marina había encendido una pequeña llama de esperanza.
Sabía que debía tomar una decisión, aunque el camino hacia la redención fuera oscuro y lleno de obstáculos.La vida de Marina y Lucas seguía entrelazada por un hilo frágil, lleno de amor, dolor y esperanza.
Ambos enfrentaban sus propios desafíos, pero el destino parecía tener aún más vueltas inesperadas para ellos.Mientras Marina cerraba sus ojos esa noche, no podía dejar de pensar en lo que el futuro les deparaba. Sabía que, pase lo que pase, tendría que enfrentar sus propios miedos y decisiones con valentía y corazón.
Y con esa determinación, se durmió, esperando que el nuevo día trajera respuestas y claridad a sus confusas emociones.
Editado: 21.07.2024