destinos entrecruzados

Capítulo 26: El Encuentro que Nadie queria

Lucas caminaba por la ciudad con Marina, disfrutando de su tiempo juntos después de la emocionante entrevista. La conexión entre ellos se había fortalecido, y Lucas sentía que finalmente estaban en un buen lugar. Sin embargo, no podía ignorar una sensación creciente de inquietud. Sabía que regresar a la vista pública después de tanto tiempo podía atraer atención indeseada, especialmente de su familia.

Justo cuando pensaba en esto, notó a dos figuras familiares acercándose. Sus padres, con expresiones serias y miradas de desaprobación, se dirigían hacia ellos. El corazón de Lucas se aceleró al verlos.

—Lucas, necesitamos hablar contigo ahora —dijo su padre, con un tono autoritario que no admitía discusión.

Marina, percibiendo la tensión, miró a Lucas con preocupación.

—Lucas, ¿qué está pasando? —preguntó, insegura de cómo debía reaccionar.

—Marina, dame un momento, por favor —respondió Lucas, tratando de mantener la calma.

Los padres de Lucas lo arrastraron a un lado, lejos de la vista de Marina. Su madre, con una expresión de furia contenida, comenzó a hablar en voz baja pero con una intensidad palpable.

—¿Qué crees que estás haciendo, Lucas? ¡Desmantelaste nuestra alianza con la mafia! ¿Tienes idea del caos que has causado? —exclamó, sus ojos llenos de rabia.

—Mamá, esa alianza era peligrosa. No podía seguir permitiendo que nuestra familia estuviera involucrada en algo tan destructivo —respondió Lucas, tratando de justificarse.

Su madre no estaba dispuesta a escuchar razones. Con un movimiento rápido y violento, le dio una cachetada que resonó en el aire. Lucas se tambaleó, tocándose la mejilla dolorida.

—¡No te atrevas a justificarte! Todo esto es por culpa de esa estúpida escritora. Desde que empezaste a interesarte por ella, has dejado de pensar con claridad —espetó su madre, con una frialdad cortante.

Marina, incapaz de mantenerse al margen, se acercó cautelosamente, habiendo escuchado parte de la conversación. Su corazón se hundió al ver la agresión y la tensión entre Lucas y sus padres.

—Lucas, ¿estás bien? —preguntó Marina, su voz temblorosa.

La madre de Lucas se volvió hacia Marina, con una mirada de desprecio.

—Tú. Eres solo una estúpida escritora. No tienes idea del daño que has causado. Aleja a mi hijo de nuestros asuntos, o te arrepentirás —dijo, cada palabra impregnada de veneno.

Marina retrocedió, herida y confundida por el ataque verbal. Lucas se puso entre ellas, protegiendo a Marina con su cuerpo.

—Basta, mamá. Marina no tiene nada que ver con esto. Yo tomé mis propias decisiones, y seguiré tomándolas. No permitiré que me manipulen más —dijo Lucas, su voz firme y decidida.

Su padre dio un paso adelante, su mirada dura y desaprobadora.

—Lucas, estás jugando con fuego. Esta no es una advertencia, es una orden. Regresa con nosotros ahora mismo, o habrá consecuencias graves —dijo, su tono amenazante.

Lucas miró a sus padres, luego a Marina, y supo que tenía que tomar una decisión. No podía permitir que su familia continuara controlando su vida ni poniendo en peligro a quienes amaba.

—No volveré. Si eso significa romper completamente con ustedes, entonces que así sea. Pero no permitiré que sigan dictando mi vida —dijo Lucas, su determinación inquebrantable.

Sus padres intercambiaron miradas, furiosos y desilusionados. Finalmente, su madre habló, con una voz llena de desprecio.

—Estás cometiendo un grave error, Lucas. Pero parece que ya no eres nuestro problema. Buena suerte con tu vida patética —dijo, antes de girar sobre sus talones y alejarse, seguida por su marido.

Lucas se quedó allí, observando cómo sus padres se alejaban, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. Marina se acercó a él, tomando su mano.

—Lucas, lo siento tanto. No sabía que estaban pasando por esto —dijo Marina, con lágrimas en los ojos.

—No es tu culpa, Marina. Esto tenía que pasar. No podía seguir viviendo bajo su control. Te agradezco por estar a mi lado —respondió Lucas, abrazándola con fuerza.

Juntos, se quedaron en silencio por un momento, encontrando consuelo en la presencia del otro. Sabían que el camino por delante sería difícil, pero también sabían que, mientras se tuvieran el uno al otro, podían enfrentar cualquier desafío.

La aparición de los padres de Lucas había sido un recordatorio brutal de los obstáculos que aún debían superar. Pero también fortaleció su determinación de seguir adelante y construir una vida juntos, libre de las sombras del pasado.




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