El sol comenzaba a ocultarse tras las montañas, cuando Lady Evelyn recibió un pergamino era la respuesta de su madre, Lady Katherine. El pergamino llegó en manos de un mensajero, él joven se fue hacia los establos en busca de un merecido descanso. Lady Evelyn abrió el pergamino con las manos temblorosas.
“ Querida hija."
Me sorprende recibir vuestra invitación, considerado la naturaleza de vuestra unión. No obstante, me alegra saber que habéis asumido el deber que corresponde a vuestra posición. Aunque dudo de que pueda asistir al banquete, espero que comprendáis que mis obligaciones aquí en Edimburgo me retienen. Sin embargo, enviaré un regalo que confío será de vuestro agrado.
Con afecto, Lady Katherine.
Lady Evelyn dejó caer la carta sobre la mesa, sintiéndo un dolor dentro de su corazón.
— Que os inquieta, mi Lady? —preguntó Morag, entrando con una bandeja de té.
—Es mí querida madre, Lady Katherine. Siempre tan distante, tan fria. He intentado acercarme, pero parece que todo lo que hago la decepciona,—contestó Lady Evelyn.
Morag colocó la bandeja sobre la mesa, y se sentó frente a Lady Evelyn.
—Las madres a menudo guardan secretos, mi Lady. Pero eso no significa que no la quiera. Quizás su distancia sea una forma de protegeros de algo que aún no estáis lista para saber.
Lady Evelyn suspiro, cogió una taza de té, agradeciendo la presencia tranquilizadora de Morag.
—Aveces siento que solo vos entendéis, lo que es para mi estár aquí —contestó Lady Evelyn.
Morag la miró, sonriendola tímidamente.
—Siempre estaré aquí para vos, mi Lady, para cuando me necesitéis. Pero hay algo más que debo deciros...
—¿Que sucede, decidme? ¿Os, ocurre algo? Morag. Sabéis que podéis tener confianza conmigo.
—He escuchando rumores entre los sirvientes —espondió Morag, inclinando hacía delante, pará hablar más bajo.—Dicen que los Campbell están movilizandose cerca de nuestras fronteras. Nadie sabe por qué, pero es algo raro, están demasiado cerca, para ser una coincidencia.
Lady Evelyn sintió un escalofrío por todo su cuerpo, en ése momento tocó la puerta Forbes, con su cara seria, tan impasible como siempre.
—Mi lady, el Laird solícita vuestra presencia en el salón.
Lady Evelyn se levantó y fue hacía allí, al llegar, encontró a Laird Alastair junto a Laird Sinclair Macleod y otros hombres de confianza, inclinandos sobre un mapa desplegado en la mesa.
—Lady Evelyn –dijo Laird Alastair, levantado la vista —. Parece que los Cameron no han podido dominar su ambición. Están reuniendo hombres, cerca de nuestras tierras, del oeste.
Lady Evelyn saludó a todos los caballeros, y se acercó al mapa.
—¿Señores , sabemos sus intenciones? —Preguntó Lady Evelyn.
Laird Sinclair soltó una carcajada mirándola. El resto de los hombres le siguieron.
—Me temo, mí Lady, que los Cameron nunca han necesitado una excusa para buscar conflictos. Pero es posible que no sean ellos quiénes hayan dado el primer pasó.
—¿A que os referis , con éso Laird Sinclair? — preguntó Lady Evelyn.
—¿Alguien está tratando de hacer algo peligro, Mi Lady —continuó Laird Sinclair —.Estos movimientos podrían ser provocados por espías, buscando incitar enfrentamientos mientras permanecen escondidos.
Lady Evelyn se volvió hacia Laird Alastair, que estába mirando el mapa.
—¿Vos qué hariais al respecto, mi Laird?—preguntó , intentado no parecer demasiado exigente.
—Fortaleceremos nuestras defensas y enviaremos exploradores —respondi Laird Aliatair —. No podemos permitirnos que esto interfiera con el banquete, mí Lady.—Los Cameron no son el único problema,los posibles espías dentro de nuestras tierras podrían ser más peligroso que cualquier enemigo de fuera.
La conversación fue interrumpida por un guardia que entró.
—Laird, hemos captado a un hombre merodeando cerca de las colinas. Afirma téner información Sobre los Cameron.
Laird Alastair miró a Laird Sinclair.
–Llevadlo a la sala de interrogatorios.
Sí vos creéis que puedo ser de utilidad, podéis llamarme cuando queráis, allí estaré dé inmediato.
Editado: 22.04.2025