Destinos entrelazados: El Alfa y la Omega

Dominieck y Susan amigos o enemigos

— Entonces veo que has podido dar con una preciada perla Emma.

Replicó aquella sin titubear, con la voz seria, pero manteniendo aquella sensación de calidez que se percibía venir de ella con mucha fuerza la cual se enmarcaba en toda la curvatura de su boca en la figura de una sonrisa.

La tía tras mirar a Lina se alejó de mí por un momento y se dirigió hasta donde se encontraba tal chica, quien sin poder decir palabra alguna solo se dedicaba a observarle.

Una vez ante ella, tal mujer la tomó suavemente de las manos pues buscaba ante todo atraerla para que Lina le siguiera hasta posicionarla finalmente justo al frente de mí.

Ya allí, Susan tomando las manos de Lina junto a las mías ya que se encontraba en medio de las dos haciendo que entre nosotras se alineaba la figura de un triángulo, las unió una encima de la otra al tiempo que las suyas formaban una especie de capullo alrededor, mientras decía sin tardar.

— Espero que ambas se puedan apreciar lo suficiente como para que su amistad sea enteramente duradera, porque una vez el afecto entre lobos y humanos surge es necesario que el vínculo sea enteramente protegido.

— Protegido porque — cuestiono Lina.

— Por el valor que tiene; el que una y otra, dividida tanto tu Lina como humana y Emma como Loba sepa de la existencia de las mismas puede ser tanto cuestión de salvación o de perdición dependiendo de las circunstancias debido a las consecuencias que el tratado puede acarrear en contra de ustedes, incluyendo claro está la condena a muerte.

Condena a muerte pensé — no es una pena demasiado alta para pagar — me cuestioné intentando analizar la situación.

Susan tras querer continuar siguiendo aquel mismo compás el cual llevaba aquella conversación desvió su mirada para contemplar a Dominieck por algún tiempo al percatarse de que aquel fijamente la observaba.

Su forma de actuar y de expresarse de un momento a otro sin previo aviso cambiaron drásticamente por lo que comenzaron a volverse impredecibles puesto que para aquel instante sus ojos emanaba una evidente acusación en contra de Dominieck, mirada que iba acompañada a su vez de curiosidad y de descontento sobre su persona, mientras aquella mujer continuaba replicando a voz alta.

— Tratado que el joven aquí presente sugirió hace algunos años ante los cuatro alfas — comentó aquella mientras se encogía de hombros fingiendo una inusual indiferencia a la vez que lo señalaba, en tanto continuaba replicando — por lo que hoy tanto humanos como lobos fueron divididos, aunque no digo que estuvo mal por un lado entiendo que fue lo correcto.

Dominieck tras escucharla se tensiono y empezó a mirar hacia todos lados con cuál actitud sospechosa pues aquel buscaba con desesperación intentar descubrir quién de nosotros además de Susan se encontraba de igual forma recriminándolo por su actuar del pasado en cuanto a aquellas palabras habían sido repetidas, ya que sin dudas él había captado la acusación que tal mujer se encontraba haciendo en su contra de forma directa.

— Porque me miras así Susan, sabes perfectamente que lo que hice fue con la completa intención de protegerlos, aunque no debería pues sabes a sinceridad lo que pienso de los humanos.

Cito aquel hombre manteniendo por completo su gran arrogancia intacta, mientras hinchaba el pecho de aire y colocaba sus manos a ambos lados de las caderas simulando ser un falso héroe.

— ¡Um! se perfectamente lo que piensas de nosotros, para nada tienes que recordármelo, pero ahora bien algo me dice que desde la primera vez que nos conocimos solo hablas desde tu necesidad de protestar sumado a tu mal carácter por lo que das simples excusas que no van al caso.

La tía Susan para aquel instante destilaba algo de innegable veneno pues parecía encontrarse completamente segura de sus palabras.

Ahora bien, en todo caso nosotros aun no podíamos hacer nada salvo por el momento que observar y escuchar, puesto que no se encontraba ocurriendo nada de peligro mientras aquella solo continuaba.

— Además Dominieck, estoy segura de que existe alguno que otro humano que te cae realmente bien o no te habrías tomado tales molestias para supuestamente salvarles en aquel entonces, partiendo claro está desde tu extraño punto de vista y menos estarías parado aquí hoy precisamente con nosotros junto a tres detestables humanos.

Dominieck ante las palabras de la tía se mostraba muy disgustado tanto que se podía notar como aquel apretaba los dientes conteniendo una posible marejada de emociones.

— Patrañas solo estoy aquí porque Lombardi me lo pidió, nada más, por lo pronto lo sabes bien, además usted y yo en todo caso Susan, no tenemos cuentas pendientes.

La tía al escucharlo renegar se enfureció bastante, tanto que incluso parecía salirse de sus propios cabales.

A pesar de ser una persona completamente dócil y difícil de enfurecer según lo que yo conocía de ella, podía notar como aquella apretaba fervientemente los dientes, nunca en los años que estuve conociéndola la vi jamás así, incluso podría llegar a decir que parecía que en cualquier momento iba a explotar.

Susan miró a aquel hombre de una forma un tanto aterradora, tanto que para el colmo parecía que aquella se lanzaría contra aquel y lo intentaria matar en cualquier momento, lo que sin dudas significaba que esto terminaría empeorando antes de mejorar.

Aquella mujer sin siquiera pensarlo nos miró, nos sonrió y a apartó sus manos de las nuestras, deshaciéndose así de la calma que aun la rodeaba por lo que casi de seguido empezó a alejarse de nuestro lado tomada por él enojo.

— Espérenme aquí, tengo algo que hacer — musito aquella inmediatamente se alejó por algunos escasos pasos.

— Tía Susan no, espera a dónde vas.

Grite, pero aquella simplemente no contesto en más me ignoró, así fue que la vi caminar alejándose de nosotros, la observé fijamente durante todo su trayecto por lo que pude notar como aquella se acercó a Dominieck tan determinada como nunca en la vida la hubiese visto jamás, por lo que estaba completamente segura que la tía terminaría cometiendo a alguna locura y vaya que no estuve equivocada.




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