Destinos entrelazados: El Alfa y la Omega

Huir no siempre es de cobardes

— No, no, no de nuevo … no es justo — gritó Susan con evidente miedo tras caer en las garras de la desesperación — ¿Qué haremos Dominieck? No nos podemos quedar aquí, tenemos que huir de este lugar lo antes posible.

Susan se mostraba reacia y muy temerosa contra la gran posibilidad que existía de encontrarnos con aquellos cara a cara, ella estaba muy asustada tanto que incluso parecía encontrarse bastante sumergida en la desesperanza.

Ahora bien, en tanto una vez Emma la escuchó no pasó mucho tiempo hasta que las dudas en ella comenzaron a aflorar respecto a tal tema y las preguntas de parte suya empezaron a ser lanzadas intentando así saciar su evidente inquietud.

— ¿Cómo que de nuevo? — cuestionó aquella sin tardar — acaso ustedes ya habían tenido problemas con los alfas.

Martín al escucharla intento hacer que Susan se tranquilizara y con ello aprovechar la situación para sacarla de allí pues aquellos no querían por nada en el mundo tocar tal asunto delante de Emma, pues estimo que al hacerlo tendrían que sincerarse y con ello revelar el interés que aquellos cuatro tenían respecto a ella.

Así que no muy bien este se acercó, indicó a Susan sin tardar — querida mía es mejor que nos retiremos, tú y yo tenemos cosas por hacer, vamos.

Martin no muy bien dijo aquello tomó de la mano a Susan y empezaron a alejarse en el acto huyendo como cual viles cobardes, queriendo evadir la realidad misma olvidándose por un lado del pensar de Emma y con ello su interés en cuanto a aquello.

Aquella chica para aquel momento se encontraba muy airada, irritada e indignada su cara de decepción podía leerse con completa claridad haciendo bastante evidente de que en cualquier momento aquella podría estallar a causa las dudas que la consumían y las múltiples interrogantes que le acompañaban.

— Tío Martin no estoy para juegos, necesito que me digan ¿Qué sucede? Y lo necesito ya.

He de decir de que yo para aquel momento no tenía ni la más mínima intención de intervenir, pero siendo consciente de lo que se avecinaba, no podía darme el lujo de que perdiéramos más tiempo del cual ya habíamos desperdiciado para resolver tales tonterías algo triviales de partes inexactas donde los sucesos se pesan en cuanto a la cantidad de verdad o de mentira misma que aquellos posean, así que exclame sin tardar antes de que alguien interviniera.

— No es momento de buscar explicaciones, necesitamos irnos lo más pronto posible y tiene que ser lo antes posible.

Lina que se encontraba junto a Lyall en un rincón pendiente a cada una de las cosas que se decían, siendo eventualmente ignorante en cuanto al peligro que se avecinaba, promulgó en un acto colmada de interrogantes — entonces que pretendes que hagamos, no es como que podamos escapar tan fácilmente.

— En realidad si se puede, Lyall ya sabe de antemano que tiene que hacer y hacia donde ir, así que vayan tomen algunas provisiones y algunas cosas que puedan almacenar en una mochila que sea poco pesada porque el camino para recorrer es bastante largo y algo escombroso.

Lina tras escuchar aquello giró su cabeza hacia su lado continuó en dirección a Lyall y allí le miró de forma atenta a tal hombre quien tras observar su inquietud la deslumbró con ojos de un cachorro dócil y tomando su mano derecha la llevó hasta la mejilla de su amada y promulgó — confías en mí.

— A ojos cerrados — increpó aquella con bastante seguridad.

— Entonces no hay nada que temer.

Te imaginaras que por tal conmoción por un momento nos olvidamos totalmente de Emma y así mismo como la hicimos a un lado eventualmente aquella busco como formar parte nuevamente de aquella conversación — ¡Hello! me dejaran así con las preguntas en la boca, necesito respuestas.

La angustia en Emma era demasiado avasalladora, su fuerza era tal que incluso le impedía mantener la calma mientras era obligada por aquella misma fuerza a mantenerse en movimiento de un lado a otro en medio de aquella sala.

Emma seguía insistiendo, peleando, negándose a ceder ante las pocas palabras que iban dirigidas hasta ella lo que hacía que sin dudas aquella se encontrará dispuesta a dar pelea en contra nuestra por recibir, aunque sea un poco de lo que pedía con tanta exigencia.

Su desobediencia era abrumadora e irritable y como ella no daba su brazo a torcer yo me vi en la obligación de llamarle la atención llegando al punto de incluso a mostrar mis dientes contra ella.

— Ya basta, no ves en la situación en la que nos encontramos, no ves lo delicado que es todo este asunto, deja de actuar como una niña y de una vez y por todas obedece, lárgate hasta tu recamara y toma todo lo que necesites.

Emma se había quedado completamente muda ella no imaginaba para nada que en aquel momento yo terminaría reaccionado de aquella manera en vista de la tranquilidad que iba mostrando manteniendo la seriedad misma mientras prestaba atención a aquellos detalles por lo que pasmada se quedó observando mientras en sus ojos se dibujaba la tristeza y la desilusión misma.

Lina mirando como todo se había vuelto tan acalorado queriendo evitar que se formaran más discusiones entre nosotros en silencio se acercó a Emma, la agarró del antebrazo y tiró de ella al tiempo que le indicaba.

— Vamos, por favor obedece, luego ya tendrán tiempo de conversar lo suficiente y arreglar sus problemas — Lina tiro y tiro de ella suavemente queriendo desviar la atención que tal chica había fijado en mí y tras varios intentos, luego de algunos segundos al fin aquella pudo llevarse a Emma de allí.

Lyall siendo un fiel amante de su amada Lina mirando como aquella se alejaba inicio igualmente su marcha queriendo acompañarla algo esperable la verdad, aunque no podía del todo permitirlo puesto que lo necesitaba conmigo en aquel instante así que usando una vez mi voz de mando se me hizo fácil indicarle.

— ¿A dónde crees que vas Lyall?




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