Destiny Moonlight

Destiny Moonlight

CHAPITRE 32...

La pizza no tardó en llegar después, pero, mientras más pasaban los minutos, más me preocupaba sus heridas, así que opte por curárselas, una por una.
Aunque el era un débil al tocarlo que el alcohol.
- Auch!- rodee los ojos y lo volví a tocar con el algodón- lo haces a propósito- atacó con el ceño fruncido.
-si, en realidad, si, solo quiero verte sufrir- sonríe de lado triunfante, puso su manos sobre mis piernas y cerró sus ojos- oye, en serio estas bien?- cuestione preocupada, cuando lo vi sumergirse en dolor.
- con la pelea, creo que me agite, mi fiebre- ahora lo entendía por eso se sentía caliente y su respiración agitada.
-Dios! Por qué no decirme antes, debemos ir al hospital, Ash...- pero me detuvo con sus manos en mis piernas en un intento de levantarme.
-estoy... Estoy bien, solo necesito uno de tus chocolates calientes- sonrío delicadamente y bajo su cabeza.
-no en serio estas demasiado débil, debes...-.
-Alexa estoy bien... Solo quiero que me cuides ¿ok? No es necesario ir a un hospital- y fue entonces cuando se sostuvo por su cuenta y se tiro al sofá- llámame cuando el chocolate este- y sin más cerró sus ojos.
-si te sientes mal, Ashton, solo dímelo-.
-eres muy dulce, ¿te lo había dicho antes?- y sin más cerró sus ojos.
Me levante sin refunfuñar y fui en busca del chocolate caliente, tal vez eso le ayudaría, aunque no estaba segura.

"crees ser alguien cuando tienes a otro en esa misma posición, eres una chica dudosa, ese es tu problema"
Soy una chica dudosa, ese es mi problema, soy dudosa.
Todo este tiempo, me protegía a mi misma, una y otra vez, aunque lo único que llegaba hacer era multiplicar mis excusas para que nadie me criticara, a cambio de dos, conseguí esta nueva personalidad, conseguí a Destiny... Siendo una chica nerd, pude ser vencida por los deseos de ser popular y logre hacerlo aún pensando que solo sería para dar una lección.
Me sentía fatal, esa era mi verdadera intención.

Cuando por fin tuve el chocolate caliente fui con Ashton y toque su frente intentado saber si estaba bien en cuanto a su temperatura, no se había extendido a sus manos ni a sus pies, solo en su cabeza, eso era buena señal.
-Clark, toma esto- musité extendiendo el chocolate caliente.
-gracias- se sentó en el sofá y tomó el chocolate en sus manos- delicioso- fue un segundo antes de tomarlo y cerrar sus ojos.

-sabes cuál es tu problema?-.
-que odias tanto ser lo que eres-.
Era eso cierto? Me odiaba a mí misma? 
Sentía como el mundo se me venía abajo, como recordaba todo, desde el momento del inicio de Destiny, el beso con Matteo, el baile contra Haley y sus repugnantes comentarios, hasta la última vez que la use en ese baile.
Me detestaba completamente, era incapaz de saber lo que quería y por eso causaba daño a las demás personas, las hacía sentir miserables a mi lado.
-estás bien?- levante mi mirada y sentí como todo volvía a la realidad, mis manos estaban incrustadas prácticamente en la mesita de noche en la que me hallaba, mi respiración estaba tensa y mis ojos ardían.
-lo estoy...- musité con recelo.
-no se lo que sucede ahora mismo en tu vida, ni por qué te sientes así, pero, Alexa, créeme que nada de lo que dijo ese tipo es real, no hagas que nada de eso te haga sentir mal, eres quien decide, lo que eres y quién puedes, ser, ¿por qué sabes una cosa?, tu padre y tus amigos tienen fe en ti-.
Amigos.... Eso era lo que me traicionó.
-no tengo amigos, Clark- musité con desdén.
-entonces, tu padre y yo tenemos fe en ti y estoy seguro que es lo único que necesitas para ser feliz, no importa cuánto dolor te causen, siempre estaré ahí para protegerte y animarte a seguir adelante- y podía ver en sus ojos que no me fallaría, que por más que las duras cosas vinieran el no me dejaría.
Y debía hacer algo, si quería que el siguiera a mi lado, si quería que él no se alejara de mi, debía ser sincero completamente con el... Pero, aún sentía que no era él momento.
-seguiré curándote- musité, tomando el alcohol y rodeándolo sobre el algodón.
-eres mi héroe- sonrío triunfante, su sonrisa me llenaba de anhelo y emoción, algo que no había sentido, en mucho tiempo.
-debo sentirme halagada?-.
-nunca había tenido una amiga, pero tú...- dejó las palabras en el aire al momento en que le ponía el algodón- duele, tú eres mi amiga, por siempre y para siempre- sonrío gustosamente y sin previo aviso, tomó mis manos uniéndolas a las de él y me atrajo lentamente uniéndome con él en un abrazo.

De verdad no quería volver a sufrir no más.

El día siguiente paso tan rápido que apenas pude verlo, mis clases iniciaron normales, Chad no había aparecido en todo el día, sin embargo Kim si, ella dio sus disculpas y dijo que esa no era la intención de Chad, que solo quería abrirme los ojos, sin embargo, no le creí, Haley había vuelto a criticar a Diana, como tres veces en el mismo día, no la dejaba en paz ni siquiera en el receso, se burlaba de ella, difamaba cosas y aunque Diana estuviera con Matteo, Haley se las arreglaba para hacerla sentir mal, se las ingeniaba para desquitarse con ella.
Ashton Clark al final me vino a buscar y daba gracias que el frío no estaba en su punto más bien, ahora era menos que antes, se podía caminar tranquilamente por la calles juntos sin problema de ventolina.
Sin embargo, nuestra misión era buscar el color perfecto para su cuarto y fuimos a una casa de pinturas, donde gustosamente un hombre robusto, nos acompañó durante todo el trayecto, mostrándonos cada una de las pinturas, compartiéndonos sus conocimientos acerca de cada color, por ejemplo: el blanco representaba La Paz y armonía, el azul, la serenidad y tranquilidad, aunque yo les hallaba el mismo sentido, es por eso que dijo que el blanco y azul siempre caerían el uno para el otro, también mencionó lo impotente que es elegir las mejores marcas y que en su tienda todos eran de calidad.
Finalmente terminamos escogiendo el blanco y el negro, Ashton tenía pensado algo. Aunque no sabía exactamente qué, dimos gracias al vendedor y nos largamos del lugar, para así poder pintar su cuarto sin problemas.
Nos pasamos alrededor de tres horas en su cuarto total y al final, dijo que debía descansar y que él terminaría, pues aunque hubiera sellado una pared blanca con negro, tenía pensado hacer diseños en las otras dos y que sería una sorpresa para mí y no quería que interfiriera en ello.
Al final me di por vencida cuando descubrí que era las seis y que dormir una hora no estaría mal.




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