Destiny Moonlight- Destinados

Destiné

CHAPITRE 33...                              

 

                                                                                      ASHTON...

-Señor Clark, recuerde su cita con el secretario de Finanzas, el señor...-

-Sí, Cassandra ya lo sé, pero, por ahora tengo algo más importante que hacer, nos vemos mañana-

-pero, señor Clark-

Y al mismo tiempo en que mi saco empezaba a sentir mi espalda, Cassandra detuvo mi camino.

-Señor Clark, tiene una cita con el jefe de Contabilidad en menos de diez minutos-

-Pues dile que mañana, re agéndalo, ahora mismo estoy en un asunto de vida o muerte Cassandra-

Rodeé su ser y seguí mi camino, al mismo tiempo que intentaba abrochar los botones de mi saco.

- ¿Es por la señorita Collins? –

- ¿Y qué te hace pensar que es por ella, Cassandra? –

-Señor Clark, usted me disculpara, pero, eso de estar saliendo en horarios de trabajo no es correcto-

Las yemas de mis dedos se deslizaron en el botón del elevador, realizando un acto enseguida de llamada para que viniera, baje mi mirada y cerré mis ojos negando con la cabeza y suspirando pesadamente.

-Tu trabajo, Cassandra es ayudarme con mi agenda, no decirme que está bien o que está mal, te queda claro-

Y en cuanto las puertas del elevador abrieron retrocedí con una ceja alzada.

-Y para tu información, no es por Alexa, que me estoy yendo, tengo algo más importante que hacer-

Y finalmente las puertas del elevador se cerraron, apoye inertemente mi cabeza en l pared y suspire por lo bajo, alzando mi mano y viendo si era lo suficientemente temprano para ir a mi cita con el DR. Mackenzie.

Pero, al final de alguna manera Alexa, si tenía que ver en esto, porque si no fuese por ella, jamás hubiese podido hacer lo que estoy dispuesto a realizar, cada momento de mi vida, cada dinero que de... habrá valido algo, porque de alguna manera sentía que debía colaborar con él.

-Señor Clark-

-Cristhian, ¿Dónde está Hannah? -

-Esperando en el auto señor-

-Bien, después les presentare a Alexa, por ahora, solo iremos al hospital Lambert-

- ¿Algún síntoma señor? –

-No Cristhian, debo hacer algo por un amigo-

Y Nueva York, fácilmente era definida como la ciudad del éxito, la ciudad que nunca se apaga, casi como las vegas, sin embargo, algo claramente siempre se omitía.

Y esta era mi definición de Nueva York...

¿Si era una ciudad de oportunidades?

Por supuesto.

Pero, así como te daba, también te quitaba, pues, era cierto, tenía muchas ventajas vivir en Nueva York, pero, parte de este también era una vida desubicada, ajetreada, estresada, porque si la ciudad avanza, debes avanzar con ella, no puedes contenerte solo en un concepto, no, debes avanzar, siempre debes hacerlo.

Por eso siempre considere esta vida una desgracia, había aceptado ser un empresario, porque mi padre, había sacrificado tanto en esto que...contradecirle, era inicuamente inaceptable, solo imaginar que él había arriesgado tanto por mí, había pagado un estudio tan costoso y una vida llena de lujos, para yo limitarme a ser un simple bufón.

Desde entonces, es considerado así mi vida, desde esa perspectiva, pero...

Al momento en que estaba perdiendo la cordura, cuando todo se estaba derribando, pronto empezó a elevarse, todas las ruinas empezaban a tomar forma desde la más reducida, todo empezó a tomar su lugar en cuanto ella apareció en cuanto se presentó, en cuanto se chocó conmigo, en cuanto hablo.

Alexa Collins...

Uff...

Un enigma total.

Desde aquel día, en que la conocí, todo, absolutamente todo, cambio.

Desde que fui a Jacksonville, mi vida cambio, mi vida absoluta dejo de tender de un hilo y cambio a ser una mano que me ayudo a salir del abismo, sus manos.

Y pensar que la conocí de pura casualidad, la conocí en mi desesperación.

Cuando sentía que mi mundo se venía abajo, cuando veía la misma película todo el tiempo, Dios, enserio me estaba volviendo loco, pero, conocer al señor Collins de verdad cambio mi vida... y pensar que solo era una reunión amistosa entre mi padre y el señor Collins, en cuanto oí de Jacksonville, mi corazón retumbo, pues, era una oportunidad que hace tiempo esperaba, salir de Nueva York, ir a algo no tan desastroso como Nueva York, quería vivir en paz, donde nadie, ni nada supiera de mí.

Y cuando menos lo pensé... ya estaba con un boleto en mano en el aeropuerto de Nueva York, directo a Jacksonville, con mi mochila y la dirección del señor Collins sobre el instituto.

Aunque literalmente en medio del vuelo me dormí y accidentalmente perdí la dirección, pero, al menos recordaba un poco.

Y fue una tarde de pleno invierno primerizo, en que ella salía a toda prisa, con su cabeza baja y sus cuadernos entre las manos, aunque si estuviera más atenta, de verdad al menos la hubiese visto, de haber dicho algo.




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