CHAPITRE 53...
“Los problemas significativos que enfrentamos no pueden resolverse en el mismo nivel de pensamiento que teníamos cuando lo creamos”
-Albert Einstein-
Mi voz era imposible de escucharse el temible y tenso momento en el que me encontraba era como si una dinamita hubiese explotado en mi campo y me hubiese dejado sorda y muda, solo podía escuchar el pitido que resonaba en mi memoria, la tensión que Clarissa había provocado en mí.
El sufrimiento en sus ojos era incalculable, casi podía sentir el pesar de su alma, refiriéndose a mi persona, tomando mi persona como un saco de boxeo, junto con el odio que esta había acumulado.
Casi podía escucharla decir: Cuanto me detestaba.
-Señorita Collins, el señor Clark nos ha indicado que a las cuatro y media, su presencia será requerida en el estudio de Leonard Dior-
-Ok-
Masculle sin ganas.
Quizás ofendiendo a Hannah, por mi comportamiento tan antisocial y desinteresado.
Pero, lo cierto era que no podía emitir alguna palabra, porque de alguna forma, sentía que decía: hipocresías, mentiras, sin validez.
Eran alrededor de las dos y cincuenta, cuando las calles de Nueva York estaban atestadas de personas y recuerdo… que, a través del vidrio de aquel auto forrado en negro, pude presenciar el Hotel Castell reluciendo como todo hotel de segunda, tanto como pudiese relucir un hotel de la ciudad. Formando parte de la ciudad.
Y como ráfaga de viento, como papel que me cayó en el rostro, me di cuenta de algo:
Aún no había hablado con Steven sobre lo nuestro.
Y esto… realmente no podía seguir de esta manera.
Inertemente empuje mi cuerpo hacia adelante, tomando el sillón de Cristhian con firmeza, informando mi orden,
-Necesito que pares Cristhian-
- ¿Sucede algo señorita? -
Fueron sus ojos alarmantes que me dejaron en el aire, no solo porque el tipo tenía su forma apuesta, sino, por su forma de expresarse.
Hacía ver la situación de vida o muerte, como si de un secuestro o asesinato se tratase.
…De hecho… yo lo hacía ver así…
-Necesito hablar con alguien, yo debo salir…-
Despegue mi cuerpo de ese asiento y tome la manija de la puerta con el único motivo de salir.
-Pero, señorita Collins-
Recuerdo cuando Steven me pidió ser su novia… recordaba cuando tomaba mi mano y caminábamos por todo Seattle, cuando salimos l única y última vez con su madre después de ser hospitalizada, recordaba su sonrisa.
-Necesito hablar con él-
Masculle con la mirada perdida.
Acomodada en la esquina de la puerta.
- ¿Con quién? -
-…Steven…-
Y fue entonces cuando en mi campo visual lo vi.
Con maletas de personas, con su uniforme de botones, con su sonrisa siempre servicial y aunque anoche las cosas no se arreglaron como debieron… el… el… seguía feliz y servicial.
Tal vez trabajar era su manera de olvidar lo que sucedía entre nosotros dos, tal vez, estaba un poco dolido por dentro.
¿O acaso solo yo pensaba tal cosa?
Lo cierto era que su mirada de alguna forma se veía vacía, sin… sin sentido alguno.
-Señorita Collins el señor Leonard la espera y…-
Bufe vagamente y mire con miseria a Hannah, quien se limitaba a ver al frente.
-Son las dos, tu misma lo has dicho, mi cita es a las cuatro… por favor, solo serán unos veinte minutos-
-Pero, el señor Leonard está al otro lado de la ciudad-
-Se los pido chicos, enserio debo hablar con él-
Una mirada cómplice entre Hannah y Cristhian fue la determinante de que Cristhian hiciera el siguiente giro, seguramente ilegal, pero, lo hizo.
-Veinte minutos, señorita Collins-
Fue entonces cuando puso el freno de mano y Hannah salió del auto, lista para abrir mi puerta, con cierta furia en sus ojos, pero, no físicamente, mientras Cristhian se inclinaba en su ser para poder salir del auto y divisar el sitio.
-Gracias, chicos-
Y en cuanto salí de ese auto, era tarde, Steven ya había entrado al hotel cuando yo me encontraba a unos pasos de este.
Sentí miedo a entrar, sentí miedo a acercarme al hotel y que al introducirme en él y que Steven me viera con ojos d decepción.
Sentía que caminaría a un matadero, junto a él, algo que sinceramente jamás espere sentir… no con él.
-Señorita Collins, como su guardaespaldas personal, tengo la obligación de quedarme callado y seguir las ordenes de mi jefe, el señor Clark-
Seguidamente Cristhian suspiro pesadamente y removió sus lentes negros de sus ojos azulados, quien justamente ahora fruncía el ceño.
-Pero, como amigo y de manera extraoficial, debería decir que… sea a donde sea que usted deba ir, tanto Hannah como yo, estaremos a sus servicios, a donde sea que vaya iremos nosotros, ahora, quiere entrar a ese hotel y no tiene el suficiente valor, tal vez por algo verdaderamente importante o por miedo a algo, pero, créame si algo le sucede… por instinto ella y yo haremos lo posible para que no sea avergonzada-