El sol estaba en su máximo esplendor en Miami, cuando una camioneta negra casi nueva (o eso aparentaba) se había estacionado en el frente de una casa súper linda que se veía lujosa sin ser ostentosa, por fuera es de color blanco, con arbustos que tenían rosas rojas, sus ventanas eran hasta el suelo y de cristal que enseñaban todo el interior, por dentro lo primero en verse era la sala, con un sofá de color negro aterciopelado y una mesa de cristal en el centro, el comedor y la cocina se encontraban ahí mismo, en esa habitación había una puerta deslizable que llevaba a una piscina y a un pequeño pero lindo jardín, las habitaciones eran distintas a comparación del resto de la casa, cada una tenía su propio baño, pero aun asi había uno de visitas.
De la camioneta bajaron dos personas, un hombre de unos 40 años posiblemente, era atractivo, tenía una mirada fría y déspota, vestía de traje, hizo una llamada, sea quien sea con quien hablaba parece que lo había hecho enfadar; así mismo con el bajo una chica, de piel clara, de cabello castaño con unos mechones azul marino y rojo, su ropa era un contraste con el hombre, ella usaba una camiseta blanca larga con aberturas grandes en los brazos que dejaba ver lo que usaba abajo, traía puesto un short negro y unas medias negras rasgadas con unos zapatos negros al estilo militar, sin duda era una chica linda.
- ¿Qué te dijeron? -preguntó la chica al hombre.
-Dijeron que vendrían dentro de una hora –era el camión de la mudanza- pero mientras puedes llevar tus maletas al cuarto.
-Supongo que no te quedarás –dijo en un tono indiferente.
-Alex, debo ir al trabajo, pero vendré para la cena –dice el hombre sin quitar la mirada al celular.
-Si Francisco –dijo Alex entre susurros con un tono de burla.
Mientras Alex metía sus cosas y Francisco se iba en la camioneta, alguien más parecía que se mudaba, pero fuera de Miami, en la casa de enfrente se encontraba Daniel, un chico apuesto y gentil, que se despedía de otro chico, igual apuesto, pero este era rubio, al parecer ellos dos eran muy buenos amigos.
- ¿En verdad debes mudarte? -le dijo Daniel al chico.
-No tengo de otra, mi padre… -es interrumpido.
-Si ya se -dijo en un tono cansado- lo entiendo viejo.
-No hagas tonterías –dice el chico con una sonrisita.
-Mejor sigue tu consejo –le responde Daniel.
El chico mira su celular y hace una mueca de disgusto.
-Debo irme –se inclina para darle un abrazo a Daniel.
-Adiós Jake –dice sin más Daniel.
El rubio se alejó del lugar para tomar un taxi e irse.
Daniel alza su brazo para despedirse, luego se da la vuelta, queda viendo hacia la casa de enfrente, es ahí cuando ve a Alex quien accidentalmente tambien volteó, Daniel en un gesto de cortesía le sonríe, pero no le pareció asi a la chica que con desagrado frunce el ceño y remira los ojos para luego seguir su camino.
Daniel se mete a su casa.
-Parece que tenemos nuevos vecinos –les dijo a sus padres.
-Si eso vi hace un rato –le dijo su madre.
-Interesante –con un tono burlón habló uno de los hermanitos de Daniel.
-Ni siquiera lo piensen –dijo molesta su madre a los niños- no quiero más problemas con los vecinos.
-Ire a casa de Morgan, vendré en un rato –comentó Daniel.
Morgan era la novia de Daniel, una chica rubia linda de un carácter muy irritante al menos para varios, es la líder de su grupo de amigas, y capitana de las porristas de su escuela, vive en una casa gigante a unas casas de distancia de Daniel, está rodeada de lujos, su madre de gustos extravagantes siempre le cumple los caprichos a Morgan.
Morgan estaba con sus amigas, Katie y Sophie, (sus leales seguidoras), accidentalmente las chicas hicieron enojar a la rubia quien tiene problemas al controlar su ira.
- ¿Por qué siempre tienes que ser tan torpe Sophie? –gritó furiosa Morgan.
-Lo siento tanto Morgan –dijo Sophie.
- ¡Váyanse de aqui! –volvió a gritar Morgan mientras apretaba los puños.
La ira de Morgan provocó un gran movimiento en su casa, casi como un tornado o un terremoto, varias cosas cayeron al suelo y entró un fuerte viento.
- ¿Qué está pasando? –dice Katie asustada.
- ¡Yo que voy a saber! –le gritó Morgan desesperada.
- ¡Hay que salir de aqui! –grita Sophie mientras sale corriendo.
- ¡Mamá! –grita Morgan.
Mientras las chicas salían hacia la calle, el extraño fenómeno se había pasado de la misma forma en que vino.
- ¿Qué demonios fue eso? –preguntó Úrsula, la madre de Morgan.
- ¿Cómo por qué lo sabría mamá?
- ¡Porque no es la primera vez que pasa Morgan!
- ¿Insinúas que es mi culpa?
-Hola… ¿está todo bien aquí? –dijo Daniel que acababa de llegar.
- ¡Dani! –exclama sorprendida Morgan- No sabía que vendrías.
-Ah… si, pensé que podríamos ir al Starclub –dijo tímidamente por Úrsula.
- ¡Ay sí! Me encantaría –contestó alegre Morgan, quien le tomó la mano.
Morgan tomó el brazo de Daniel y lo jaló para irse.
- ¡No hemos terminado de hablar Morgan! –le gritó Úrsula.
El Starclub era un sitio en que los chicos se reunían todo el tiempo, tambien vendían comida como pizza y malteadas, en el trabajaban Diego y Gigi, él es uno de los mejores amigos de Daniel y estan juntos en el equipo de natación; la hermana menor de Diego, Gigi, asistía a la escuela con ellos y tenía un blog en el que posteaba casi todo lo que ocurría dentro y fuera de ahí.
- ¡Hey Diego! –saludó Daniel a su amigo.
-Hola Daniel… ¡Hola Morgan! –dice con más entusiasmo el nombre de ella.
-Dani sentémonos de este lado –habló mientras ignoró el saludo.
-Claro, ire por unas bebidas –va Daniel hacia la barra.
-Oye ¿ya sabes? –preguntó Diego con entusiasmo.
- ¿sobre qué? –contestó confundido Daniel.
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Editado: 01.08.2023