Destiny of a witch

Conociendo a las personas

Alex se durmió hasta tarde practicando hechizos por lo que llegó tarde a la escuela, lo que la hizo toparse con Morgan.

-¿Qué pasó? ¿Papi no pudo traerte a la escuela? –le dice Morgan para molestar.

Morgan logró cambiar el semblante de la chica, Alex se había molestado un poco, más no lo suficiente para explotar.

-Eso quiero saber de ti ¿Dónde está papi? –Alex le dice con sarcasmo mientras sonríe con picardía.

El padre de Morgan había fallecido cuando era niña, sin embargo mencionarlo le dolía todavía.

-¿Quién te crees para hablarme asi? –Morgan le gritó molesta.

-¿Qué? Crei que ya éramos amigas –Alex quiere enfadar aún más a la rubia.

-Eso jamas pasará, intento patético de gótica –Morgan frunce el ceño.

-¡Ay vamos! Sé que puedes insultarme mejor “rubia oxigenada” –Alex se ríe.

-Te enseñaré con quien te estás metiendo –Morgan estira sus brazos y sus marcas Kanay resaltan con un gran brillo.

Alex confundida por lo que ve, solo frunce el ceño y se mantiene seria.

-Señoritas –Cussy se aclara la garganta-, encima de que llegaron tarde se ponen a pelear, ambas tendrán detención, ahora a sus clases.

Morgan no quita su mirada molesta de Alex mientras se va.

-Tú te quedas Alex –le dice Cussy molesta.

-Supongo que viste las marcas en sus brazos ¿cierto?

-Claro que las vi, y deberías tener cuidado con Morgan, de haber sabido te hubiera advertido antes.

-¿advertirme de qué? –frunce el ceño molesta.

-Hay otros seres especiales aparte de las brujas, que tambien tienen poderes y pueden ser peligrosos.

-¿Morgan peligrosa? Eso sí es gracioso –Alex se ríe.

-Lo digo enserio Alex, ella por lo visto es un Kanay, y no puedo creer que aun existan –dice sorprendida.

-¿Por qué no lo harían?

-Se supone que se extinguieron hace algunos años, es muy extraño.

-Lo añadiré a las cosas raras de Morgan Van Pelt –suspira.

-Esto es serio Alex, si ella está aquí, significa que pueden haber más.

-Tranquila Cussy, soy una bruja ¿no? –Sonríe pícaramente- puedo cuidarme sola.

Alex se va dejando a Cussy preocupada.

-¿Morgan usaste tus poderes con la nueva? –le pregunta Katie preocupada.

-Relájate, apenas si había empezado –frunce el ceño-, Cussy llegó antes de que la volviera cenizas –remira sus ojos.

-¿La maestra de literatura? –pregunta Sophie

-Si esa –dice sin preocupación la rubia.

-¡Morgan! Eso no es bueno ¿y si ella tambien vio? –Katie estaba muy preocupada por su amiga.

-¿y qué dirán? Nadie les creería.

-No es bueno que uses mucho tus poderes en especial en público Morgan.

-¿sabes que creo? Que estas celosa

-¿Qué? ¿Por qué lo estaría? –Katie se indigna un poco.

-Porque yo tengo poderes y ustedes no, pero no se sientan mal, aún siguen siendo mis amigas –sonríe frívolamente.

-No puedes hablas enserio Morgan –Katie hace un gesto de molestia.

-¿Qué no es asi? –Morgan pregunta confundida.

-No, claro que no, solo me preocupa que alguien quiera hacerte daño si descubre tus poderes –responde con un tono triste Katie.

-¿Quién querría hacerme algo? –Morgan se ríe sin gracia.

Los altavoces suenan, el director había solicitado que los alumnos fueran a la entrada para recibir a la supervisora escolar.

-¿Quién diablos es, como para darle tanta importancia? –pregunta Morgan fastidiada.

-Escuche que estará aquí un tiempo, y de ella depende que algunas cosas se mantengan –comenta Sophie.

-Ah bien –dice irritada la rubia-, vamos.

En la entrada se encontraban todos los alumnos y maestros, cuando finalmente entró un mujer algo mayor quizas de unos cuarenta y siete o cincuenta años, era pelirroja, usaba su cabello recogido y vestía formal, tenía una mirada muy fría y

-Sra. Catalina –el director trata de saludarla.

-Señorita –le corrige molesta la mujer.

-Ah disculpe, señorita –el director se siente intimidado.

-¿asi que esta es la famosa Righton High? Es incluso más colorida de lo que imaginé –dice con un tono amargo.

Los alumnos la veían confundidos, preocupados y otros molestos, pero la mujer no hizo caso a las miradas.

-¿podemos ir a su oficina? Hay mucha gente aquí afuera.

-Ah sí, yo pedi que vinieran para darle la bienvenida.

-¿acaso cree que soy el presidente? Soy un supervisora escolar –dice molesta.

-Por aquí señorita –Cussy interviene y señala el camino.

-Vuelvan a sus clases –ordena el director.




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