Destiny of a witch

Bruja ancestral

-Alex, soy yo, Daniel –dijo el chico afuera de la casa.

Maldición…maldición… maldición

Pensó Alex mientras intentaba deshacer los hechizos disparatados que había hecho.

-Ya voy… -dijo para mantener al chico esperando- Ahh maldición –se decía para sí misma en voz baja.

-Si estas ocupada, lo entiendo…puedo volver luego –dijo nervioso Daniel.

-¡Listo! –dijo apresurada mientras al abrir la puerta.

-¿Qué cosa esta lista? –preguntó confundido.

-Ah…no nada…la… cena –la chica intentó comprender lo que ella había dicho-, si la cena, estaba cocinando y ya terminé –sonrió nerviosa.

-No sabía que cocinabas –dijo sorprendido-, es genial, yo tambien se algo –sonrió apenado-, eso fue tonto, olvida que lo dije –dijo enseguida nervioso.

-De hecho es genial, quizas un día me enseñes a cocinar, la verdad no soy muy buena –se encogió de hombros mientras sonreía-, la mayoría de veces pido comida hecha –suspiró.

Ambos chicos se rieron.

-¿A qué viniste? –preguntó extrañada la chica mientras pasaba un mechón de su cabello hacia atrás.

-Bueno…es el cumpleaños de Mac, y Diego organizó una fiesta sorpresa en el Starclub…pensé que quizas quisieras venir –dijo apretándose los dedos por los nervios.

-Pudiste haber enviado un mensajes ¿sabes? –se rio ligeramente.

-Cierto…pero crei que podíamos ir juntos…como somos vecinos –frunció los labios.

-Oh…supongo tienes razón, además me vendría bien salir un rato –respiró hondo y se encogió de hombros -, asi que vamos –dijo al instante que cerró la puerta.

-¿Dejaras tu cena en la estufa? –preguntó con gracia Daniel.

-Ah sí…estará bien, no te preocupes por ella –dijo sin interés sabiendo que no había tal cena.

En el Starclub estaban los miembros del equipo de natación, algunos amigos de Mac y algunos chicos más, entre ellos, Morgan y sus amigas.

-Recuérdame por qué estamos aquí –dijo Morgan fastidiada.

-Es la fiesta de Mac, que es amigo de Daniel y por tanto el estará aquí –dijo Katie.

-¿Cómo sabes que estará aquí? –miró muy seria Morgan.

-El ayudó a organizar la fiesta, es claro que vendrá.

-Eso espero, porque esto es tan… -algo interrumpió a Morgan.

-Pues siempre si vino…pero no solo –dijo Sophie sorprendida mientras bebía su bebida-, ¡ah! Quema…quema –dijo adolorida después de que Morgan hiciera hervir la bebida.

Alex y Daniel habían llegado juntos, muchos los veían y murmuraban sobre eso.

-Vaya…y dijo que no le gustaba –le comentó desde el mostrador, Jean a Diego de forma sarcástica.

-¿Por qué nos miran tanto? De seguro es por ese horrible grano que tienes en la frente –le dijo de broma Alex a Daniel.

-Espera ¿Qué? –se empezó a preocupar mientras la chica se reía.

-Es broma, no tienes nada, estas…- se aclaró la garganta para evitar decir lo que estaba a punto de decir-, no tienes un grano gigante, no te preocupes –respiro hondo para luego ir a buscar un asiento.

-Hey…SCH SCH –le susurraba Jean- ¡Daniel! –le terminó gritando hasta que este volteará.

-¿Qué ocurre? –preguntó el chico al acercarse a su amiga.

-Eso mismo digo yo… -señala a Alex-, crei que no te gustaba.

-No es asi…ella es solo una amiga Jean –frunció los labios.

-Si claro, dilo hasta que te lo creas –remiró los ojos-, es claro que te gusta Daniel, se nota por la cara de tonto que pones al verla, pero la pregunta es ¿le gustas a ella? –respiró hondo para encogerse de hombros.

La fiesta continuó mientras todos se divertían a excepción de Morgan que se fue antes.

Al día siguiente, Morgan se encontraba en su locker.

-No puedes seguir enojada conmigo –mencionaba Katie-, yo que iba a saber que iría con ella –frunció el ceño.

-No estoy enojada contigo, más bien con ella…-cerró su locker con fuerza-, ¿Quién se cree para robarme a mi novio?

-Morgan… -dijo Katie angustiada-, ¡Morgan!

-¿Qué sucede aquí? –dijo molesta la supervisora al ver lo que ocurría.

Morgan perdió el control al enojarse tanto, que accidentalmente soltó algunas bolas de fuego.

-Yo. Yo… puedo explicarlo –contestó nerviosa la rubia.

-Eso espero, acompáñeme –la mujer pelirroja la tomó del brazo y se la llevó.

Ambas se encontraban en una oficina, esta había sido asignada temporalmente a la supervisora.

-¿Cómo hiciste eso? –preguntó la mujer mientras rociaba un aromatizador en la habitación.

-Yo no hice nada, lo que usted vio no es…lo que vio –dijo dudosa la chica.

-Señorita…. –se detuvo para escuchar el apellido de la rubia.

-Van Pelt, Morgan Van Pelt.

-Señorita Van Pelt, no intente engañarme –sonrió frívolamente-, que no naci ayer.

-Yo no… -la mujer la interrumpe.

-Se perfectamente lo que vi, bolas de fuego saliendo de sus manos –se encogió de hombros-, no tiene que fingir conmigo, se perfectamente lo que es.

-¿ah sí? –frunció el ceño confundida.

-Sé que es un Kanay y por lo visto uno muy poderoso –la miraba intimidantemente.

- ¿Cómo lo supo? –preguntó sorprendida y asustada.

-Su peculiar olor y el fuego lo dejó claro –respondió la mujer mientras Morgan la veía sin comprender-, los Kanay tienen un aroma distinguible que permite diferenciarlos de otros seres.

-Como las brujas… -dijo en voz baja la chica.

-Asi es…como yo –respiró hondo y se puso cómoda.

-Usted es… ¿una bruja? –dijo con un gesto de indignación.

-Sí, pero no creas que pretendo hacerte daño, por el contrario, me gustaría que pudiéramos llevarnos muy bien –se acercó a la chica ofreciéndole su apoyo-, podría ayudarte a controlar sus poderes.

-¿Cómo podría hacerlo si es una bruja? Usted no sabría nada de Kanays –dijo con arrogancia.

-Se más de lo que crees Morgan, mucho más…soy una bruja poderosa y con años de experiencia…he visto Kanays y se sobre ellos más de lo que te imaginas –empezó actuar con egocentrismo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.