-Bla, bla, bla –decía Alex mientras leía un libro en la cafetería-, que libros tan aburridos –cerró el libro de mala gana.
-Oye tranquila…lo que sea que te haya el libro no puede ser tan malo ¿o sí? –dijo Daniel con gracia al acercarse a la mesa de la chica.
-¿Qué haces? –preguntó extrañada.
-Sentándome, crei que era muy obvio –se sonríe pícaramente.
-Eso lo sé, lo que no es el por qué –remira los ojos y se sonríe.
-Bueno…te vi muy sola y decidí acompañarte.
-Ah… -frunce los labios-, ¿sabes? No necesito de tu lastima, asi que puedes ir a sentarte con tus amigos que estoy bien yo sola, gracias –dijo molesta mientras se paraba y se iba.
-¿Qué rayos fue eso? –Dijo Jean que se acercaba- ¿acaso volviste a comer cebollas y la ahuyentaste con tu aliento? ¿O Mac te volvió a prestar sus calcetas? Ya te he dicho, su olor no es perfume –dijo con sarcasmo mientras se sentaba.
-Ojala fuera eso, dije algo estúpido y se fue –frunció el ceño fastidiado.
-Daniel amigo, tú tienes gustos complicados –se ríe.
-Ella no…
-“No te gusta” ya sé, ya lo has dicho muchas veces, y en todas te creo menos –remira los ojos.
-Que graciosa... –frunce los labios mientras piensa.
-¿Qué piensas ahora?
-¿Por qué no intentas ser su amiga? Te agradaría, ella es muy…
-SI, detente ahí Miller, que te guste no significa que me agrade a mi tambien, bastante soporte a Morgan como tu novia –suspira y toma de su bebida.
-Exacto, Morgan, Alex es distinta, en serio te agradaría….además me ayudarías a que no esté molesta conmigo... –se encoge de hombros nervioso-, Jean, ella es genial, me gustaría que fueran amigas, no tiene muchos amigos, le vendría bien una –sonríe esperanzado.
-¡Bien, lo haré! Pero ya deja de poner tu cara de cachorro a medio morir, me da lástima –frunce el ceño.
-Gracias Jean, eres increíble –se va en busca de Diego.
Las clases terminaron, ya era noche, Alex había ido al Starclub desde la tarde.
-¿No ordenarás algo más? –preguntó Diego para tomar la orden de Alex.
-Ah…no tengo mucha hambre, asi que un jugo es suficiente, por favor –dijo sin ánimos.
-¿Naranja, piña o toronja?
-Cual sea está bien –suspiró.
-Cielos, verdaderamente esta exhausta –dice con gracia.
-¿De qué hablas? –dice a la defensiva.
-Has estado aquí leyendo esos libros toda la tarde, debes estar exhausta y aburrida –se encoge de hombros-, ¿sobre qué son? –Intentó ver uno pero la chica lo evita rapido-, disculpa. Yo…. traeré tu bebida.
-Sí, gracias –sonríe falsamente.
-Toma –le entrega su bebida y rapido se aleja.
-Diego –le dice rapido-, oye, lamento lo de hace rato –frunce los labios-, no quise ser grosera.
-Está bien, yo no debi ser tan entrometido –se encoge de hombros.
-Descuida…es solo que no debería mostrarlos en público –se hace la inocente.
-¿Por qué? ¿Acaso son libros prohibidos? –dice de broma.
La chica lo mira seria sin decir palabra.
-Oh vaya ¿lo son? –pregunta angustiado.
La chica se ríe.
-Descuida…no son precisamente prohibidos más bien son especiales, por decirlo asi –sonríe más amable- ¿quieres verlos?
-Me gustaría, pero debo atender –frunció el ceño disgustado.
-Oh vamos…. ¿a quién? Si no hay nadie, además ya cerraras –sonríe pícaramente.
-Supongo que tienes razón, ire a guardar algunas cosas ya vengo –dijo emocionado el chico.
Alex preparó los libros sobre Kanays que le mostraría al chico, escondiendo los libros de brujas.
-Listo, cerré las puertas de atrás y guardé algunas frutas –dijo el chico sentándose.
-Toma velos…de seguro te burlarás, creerás que soy infantil por leer historias como estas –dijo tímidamente la chica.
-Por supuesto que no, créeme yo sé sobre ser infantil –se ríe pero luego se torna serio al abrir el libro-, no es posible –dijo en voz baja.
-¿Disculpa? –Preguntó Alex-, Oye si te parecen tontos no tienes que seguir leyéndolos.
-¿Tontos? ¡Cielos no! Esto es increíble…yo… -Diego no pudo evitar no mostrar su entusiasmo-, Alex ¿tienes idea de lo que es esto?
-Libros…supongo –fingió no saber del tema.
-Son más que eso, hablan sobre los Kanays –no dudó en contarle su secreto a la chica-, Alex debes prometer que no hablarás de esto con nadie –le dijo serio.
-Seguro, no es como si tuviera a quien contarle –dijo con sarcasmo mientras hacia un gesto de exasperación.
-Ah…yo lo siento, no quise –notó el gesto de la chica y se sintió culpable.
-Descuida Diego, adelante, dime ¿Qué es eso tan importante?
-Olvida eso, a partir de ahora ya tienes un amigo con quien contar –le dijo con un tono amigable.
-Gracias, pero apuesto a que tienes otros y mejores amigos –suspiró.
-Bueno, si tengo otros amigos, pero nunca es malo hacer nuevos –se encogió de hombros-, en donde vivías ¿no tenías amigos? –preguntó dudoso.
-Me mudaba mucho apenas si me daba tiempo para ver el lugar en donde estaba –dijo con un gesto sarcástico-, ¿y tú? ¿Siempre has sido amigo de Jean, Daniel y Mac?
-Sí, desde niños, tambien de Morgan aunque un poco menos –dijo con un tono triste.
-¿Desde cuándo te gusta? –dijo Alex con una mirada picara.
-¿Qué? A mí no…-la mirada desconfiada de Alex evitó que Diego siguiera negándolo-, ¿es tan obvio?
-Bueno… si te hace sentir mejor, dire que no –frunce los labios y se ríe ligeramente-, ¿y bien, desde cuándo?
-Desde que la conozco, cuando íbamos en primaria –suspira.
-¡Cielos Diego! ¿Y Daniel lo sabe?
-No, no creo, nunca le he dicho –dice nervioso-, ellos salían y bueno es mi amigo.
-Pero te gustaba antes de que salieran, supongo, ¿Por qué no dijiste nada? –Por qué no tenía oportunidad, Morgan siempre estuvo enamorada de Daniel –se encoje de hombros.
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Editado: 01.08.2023