Destrucción de reyes y reinas

CAPÍTULO 7

Me esperaba una competencia de caza o no se, lo más descabellado que pensé fue en una competencia de comida, pero competir con ancianos no es mi estilo, sería pan comido derrotarlos, claro está, que si podría vencerlos en caso de que fuera en el sentido de fuerza, no en el sentido de la mente, porque estoy más que segura que solo voy a hacer el ridículo.

El salón de la enorme casa está repleto de mesas con diferentes juegos, por nada del mundo me acercaré a la mesa de ajedrez, pero la mesa de parquès dice mi nombre a gritos. Mi padre me enseñó cuando apenas tenía cuatro años, y debo vanagloriarme porque realmente soy buena en eso, la mesa de billar se encuentra también disponible y ansío jugar al menos una ronda.

Después de todo no fue tan aburrido salir de casa, pretendo patear unos cuantos traseros en estos juegos. Klaus me abraza por la espalda y la sensación que me provoca me gusta, deja un beso en mi cuello y yo no puedo evitar girarme y dejar un suave beso en sus labios, no se que me lleva a tratarlo así, pero realmente me nace.

—Gracias por esto —abrazo su cintura y recuesto mi cabeza en su pecho —. Este día estaba siendo aburrido hasta cierto punto.

—Espero que seas buena perdedora, se que hay dos juegos en esta sala en los que eres buena —me alejo para elevar mi cabeza y observarlo —. Debo decir que mi padre me ha entrenado en todos los juegos que puedan existir y no soy de los que pierde.

—Sorpresa, sorpresa, Klaus, Kianna Petron, nunca ha estado en un segundo lugar —deshago nuestro abrazo y me alejo para acercarme a la mesa de parquès, un anciano de unos sesenta años se encuentra sentado esperando un contrincante. —. ¿Puedo sentarme?

Este señor es un viejo zorro, justo como los que jugaban con papà en las tabernas de mala muerte, podra ser el rey de un pequeño reino que no se compara a Draguens, pero algo que siempre he admirado de papà es que no le interesa juntarse con la gente dependiendo de la clase a la que pertenezcan, supongo que después de todo no sería tan malo que èl gobernará Draguens, tenía sus momentos malos en los lugares peligrosos, algunas veces no aceptaba la derrota y terminaba peleando con los hombres fornidos del lugar.

Y algo que lo hace simplemente excepcional en ese sentido, es que no por su rango de ser el rey de Petron no le hacía daño a la gente, por eso aunque no somos un enorme reino, la gente nos es leal.

El anciano lanza los dados en el pequeño tablero que está en el centro y con ese primer lanzamiento logra sacar sus fichas de la “cárcel”, lanza nuevamente y avanza siete casillas. Èl va a ser un verdadero contrincante y la verdad es que no me acordaba, pero ya jugue con èl cuando tenía trece años, su hermano gemelo era el mejor en esto y la técnica en cómo movía su mano al momento de lanzar era majestuosa, simplemente no había oportunidad con èl, pero lamentablemente falleció y su gemelo quien ahora está frente a mí es bueno, pero no al nivel en el que el otro lo era.

Lanza nuevamente y pierde su turno, tomo los dados y los muevo en mi mano izquierda para después soltarlos en el tablero, ambos dados caen dejando ver el par de seis.

Muevo mis fichas e inició a seguir tirando los dados, y este es mi momento de suerte, no he perdido ningún tiro y sigo avanzando con mis fichas.

Y mi primer ronda es simplemente perfecta, mi primer ficha sale del tablero y solo me quedo con tres y con las fichas de mi contrincante en la cárcel.

El anciano sonríe observando el tablero y niega en repetidas ocasiones con su cabeza.

Toma los dados y los sopla para después soltarlos en el tablero y este deja ver un par de seis. Cada que lanza los dados los sopla y los deja caer dándole solo pares de seis, sigue así hasta que logra sacar dos fichas del tablero dejándolo a él con dos fichas y a mí con tres.

Tomo los dados y pierdo el turno, la vergüenza está por llenarme y me siento firme en mi lugar, no quiero perder justamente con èl, me sonríe con suficiencia y al momento de tirar sus dados estos se resbalan y su rostro se contrae. Es mi turno de reír y muevo mis manos como la técnica que usaba su hermano, me observa atónito y lanzo los dados dejando ver un par de seis, logro sacar dos fichas del tablero y esta vez dejo solo una de sus fichas en la cárcel.

—Te conozco —me observa de lado como recordando donde me ha visto, abre sus ojos que casi ni se veían y dos bellos zafiros azules se fijan en mí —, la pequeña Kianna, la revoltosa chiquilla del rey Petron, te enseñó bien mi hermano —estira su mano y yo solo puedo observarlo extraño, su sonrisa se ve algo ¿Resignada? —, sabemos cómo terminará esto.

—El juego no se ha terminado anciano —me cruzo de brazos y lo reto —, si vas a ser un perdedor, sé un buen perdedor.

Se sienta recto sonriendo con entusiasmo y lanza nuevamente los dados perdiendo su turno, inclino mi mano para tomar los dados, pero su mano me detiene.

—Es un gusto jugar contra una contrincante de tu nivel.

—Esto es solo un pasatiempo abuelo, no me interesa demasiado como para entregarme al cien por ciento —soy una jodida mentirosa, no he dejado de jugar este juego desde que lo conozco, y las únicas veces por las cuales no lo jugaba era porque a Yud le molestaba el sonido de los dados en el tablero, me pongo de pie y me alejo de la mesa para buscar a Klaus.

Quién está en la mesa de billar jugando con un anciano de unos setenta años, que parece que le está dando una buena batalla a Klaus. Este se percata de que me acerco y me guiña un ojo para golpear la bola 7 directo al hoyo que está en el costado izquierdo, lo mio es mas juego de banda, pero se ve que no lo hace tan mal, el juego acaba y se dan un apretón de manos, el anciano se aleja y Klaus me recibe con un abrazo.

—¿Qué tal estuvo el juego? —acaricio su pecho ya que su camisa se encuentra entreabierta, no le doy una respuesta y sonríe por lo bajo —, ¿acaso te ganaron?



#4990 en Fantasía
#1090 en Magia

En el texto hay: amor, fantasía drama

Editado: 15.10.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.