Apenas llegué a casa después de mi espléndida tarde con Klaus, mi padre me envió a encerrarme a mi habitación y como no quería pelearme con él, hice caso y me encerré el resto del día en mi guarida, mi cena fue servida igualmente en mi alcoba y solo la triste soledad era mi compañía, ja, cuanto drama me cargo.
Apenas son las siete de la mañana y él ya quiere pelear conmigo.
Mi padre ha pasado treinta minutos observandome de forma más que enojada, no me ha dicho una sola palabra, pero en su mirada se que hasta ha imaginado mi muerte, supongo que por los buenos términos en los que estamos tratando de llevarnos no me ha gritado ni reñido por el atraso de la boda.
—Antes de que quieras acabar con mi existencia, debo decirte que Klaus si se casara conmigo —me recuesto en mi silla cruzandome de piernas dejando ver mi pierna por el escote de mi vestido escarlata —. Padre, tengo todo controlado.
Su nariz se ensancha por la forma brusca en la que respira, su rostro se torna rojo y ya se lo que se viene, va a estallar.
—¡Hiciste aún más larga la espera! —Se pone de pie y se acerca hasta quedar a un lado de mi silla —. ¡Esa corona estaba a nada de ser mía! ¡Y decidiste que era una buena idea posponer el futuro de nuestro legado! —Grita tan fuerte que hasta la saliva se escapa de su boca lo cual ocasiona que me aleje de mi lugar.
—¿Quieres que me case con él mañana para tranquilizarte? —apoyo mis manos sobre la mesa e inclinó mi cuerpo hacia adelante —, porque si eso es lo que quieres, créeme que lo voy a hacer.
Me observa tan fijamente que hasta un escalofrío me recorre, puedo sentir realmente mi conexión con él, eso que dicen que la sangre llama, es totalmente cierto.
—¿Por qué aplazaste la boda? —Por la razón que sea, con mi padre puedo hablar sin sentir pena de nada.
—Muy bien, ¿quieres saberlo? —Esta vez me siento sobre la mesa y me acuesto dejando mis pies colgando —, ayer nos acostamos y el muy idiota me dijo que me amaba —giro mi cabeza para observarlo y puedo ver su rostro un poco avergonzado —, y esta mañana me llegó la noticia de que anoche estuvo en la casa de tu maravillosa ex amante.
Omiti el pequeño detalle de que puse hombres para que vigilaran los movimientos de Klaus mientras no estaba conmigo y aunque el sexo fue espectacular y su discurso me hizo sentir cosas algo bonitas, para èl la palabra “Compromiso” no es nada, y no puedo negar que la parte que mas influyo para no casarme tan pronto fue porque no estaba preparada, pero tambien el hecho de que Klaus sigue con sus andanzas del mundo bajo.
Tiene muy poco coraje como para serle fiel a una sola mujer y aunque delante de mi padre juró que iba a cambiar, solo quedó siendo un patético hombre sin honor. Cuestión que me deja en una posición difícil, porque no me estaba costando en lo absoluto empezar a quererlo de una forma especial.
—¿Acaso te gusta ese muchacho idiota? —se sienta a mi lado y lo piensa un momento antes de acostarse —, podría entender si te gustara el chico magico —y se que se refiere a Yeik —. Porque claro está que no es difícil sentir atracción por esos seres tan espectaculares, ¿has visto a su madre? —ambos nos estamos viendo fijamente y sin ocultarnos nada —. Esa mujer es absurdamente bella, ese cuerpo es espectacular y ni hablar de su cabello, tiene una sonrisa que podía hacer caer a cualquier hombre, imaginate tener sus …
—Ya entendí papà, es una completa obra de arte, ya lo has dejado claro, controlate —gira su cuerpo para dejar su pierna en mi vientre y su mano en mi cuello.
—Quiero volver a casarme —mis ojos se abren de golpe y su risa se vuelve estruendosa, entierra su cara en mi cuello causandome cosquillas, esto a su vez hace que yo igualmente me ria casi a gritos como hiena hambrienta.
Papà apenas se repone deja un beso en mi hombro y recuesta su cabeza en esta, tenerlo de esta forma hace que por primera vez en mucho tiempo, me sienta completa, justo ahora siento que no necesito a nada ni a nadie más que a mi papà aqui a mi lado.
—Papà.
—¿Mmm?
—¿Por qué odias a Yudith? —Un suspiro se escapa de sus labios y se voltea de medio lado apoyando su cabeza en su mano y observando el fondo del comedor.
—Aunque te cueste creerlo, he odiado a Yudith por la forma en que siempre ha intentado lastimarte y sobresalir ella —arregla un mechón de mi cabello —. Su madre era igual y por eso mismo acabo con la vida de tu madre, por eso trato de protegerte —mi respiración se detiene ante esa confesión.
Según tengo entendido ella murió al darme a luz, siempre creí que había sido mi culpa su muerte y que papá se perdiera así mismo.
—¿Fue culpa de la madre de Yud?
—Creì que la ayudarìa, tu madre estaba fatigada de tanta atención en el reino, y yo quería que mi preciosa, Victoria, se relajara antes del parto, así que la lleve a la casa de campo de Dorè, el primer dia no paraba de rebosar felicidad al sentir tus patadas sin que nadie se le tirara encima pensando que algo estaba mal, yo simplemente era el hombre más feliz del mundo al verla reír de forma tan escandalosa —no puedo evitar que un nudo se forme en mi garganta al escucharlo hablar de mamà —. El día del parto llovía de forma torrencial y la persona que estaba asignada para traerte al mundo simplemente no pudo llegar, tenía un ejército considerable, pero ninguno sabía cómo atender un parto.
Papà trata de calmarse debido a que su voz se empieza a entrecortar, aprieta sus ojos con su mano queriendo ocultar las lágrimas.
—La madre de Yudith la trajo al mundo sola y se ofreció a atender el parto, en serio pensé que la ayudarìa. No esperaba mucho al verte si te soy sincero, muchas veces me dejaron en claro que los bebés al nacer eran feos y con el tiempo se harían más agraciados —sonríe por lo bajo —. Pero apenas te vi, simplemente fuiste el ser más hermoso que mis ojos hubieran visto jamás, eras solo un bebé, pero tenías los ojos tan azules que simplemente me dominaron. La madre de Yudith supo en ese momento que su hija nunca tendría un lugar en mi vida. Y tengo claro que no fue culpa de la pequeña, he tratado de darle un lugar en mi vida, pero al verla siempre está el rostro de su madre y el odio que me invade al saber que por su culpa mi hermosa Victoria ya no está conmigo, me consume la ira. simplemente me destroza.