Destrucción y Caídas

Capitulo 1: Reunión.

   El cielo sin estrellas hacía que la noche fuera muy triste. Arriba de una pequeña colina se encontraba parado un hombre alto, con una túnica gris, mirando hacia el mar, al sur donde ya no se encontraba tierra alguna. De pronto alguien se acercó, alguien de baja estatura, era un niño.

    —Señor Galvan, los invitados están en el palacio, solo falta usted, debería ir y ya no hacerlos esperar —dijo el niño.

    —En un momento voy, gracias por venir hasta aquí —dijo Galvan, sin mirar al niño.

    —Es mi deber como su nuevo ayudante —declaró el niño.

    —El día fue muy pesado, más para ti, pero, aun así, sigues aquí dándolo todo —dijo Galvan—, al igual que tu padre.

   El niño ya no mencionó palabra alguna, agacho su cabeza, dio media vuelta y se fue, al reino. Galvan volteo y le grito:

   —¡Sniy! Espera, iré contigo.

   Sniy lo espero. Los dos se fueron juntos al reino. Un par de minutos ya se encontraban cerca del palacio. Sniy se adelantó para dar la bienvenida a Galvan. Unos minutos después se abrió la puerta y Galvan entro. Todos lo quedaron viendo, al líder de la Orden de los Magos. Galvan avanzo hasta la mesa principal, saludando a cada uno de los invitados de los tres reinos, en el lado izquierdo estaban los iriseanos, en medio los magos y en el derecho los ravenlianos(inmortales) a los señores de las cuatro ciudades. Los reyes de cada reino lo esperaban en la mesa principal. Saludo primero a la reina Lafia Zaler, que se encontraba del lado izquierdo de la mesa.

    —Creí que en verdad se iban a ir —dijo Galvan nervioso.

    —No. Haise insistió mucho que nos quedáramos y aquí estamos. 

   —Eso es lo malo de tener hijos —declaró Galvan sarcásticamente, la reina Lafia solo se rio.

   Posteriormente saludo al príncipe Haise, después saludo al rey Lewis y la reina Lybeth: —Has tardado mucho Galvan.

    —Una disculpa —contestó Galvan.

    Prosiguió con la hija de los mismos, la princesa Daney, quien lucía muy hermosa en la reunión, la más hermosa de todas. Galvan se sentó y beso a Kilar. Ella estaba molesta porque Galvan había tardado mucho tiempo. Él no le tomo tanta importancia, lo importante era que ya había llegado. Un par de minutos después, se levantó, hizo un pequeño movimiento con su mano izquierda y apago la mayoría de las velas que alumbraban el salón del palacio. 

    —Gracias por haber asistido a esta reunión donde se hablará acerca de nuestros reinos, nuestra convivencia y otras cosas que son esenciales para nuestra sociedad —alzo la mano—, pero antes de eso, gusten de un gran banquete, al terminar la cena, hablaremos tranquilamente.  

   De dos chasquidos hizo aparecer la comida en todas las mesas. Las velas se encendieron de nuevo. Todos comieron hasta más no poder, algunos se aburrieron y comenzaron a irse a sus casas o a las posadas que se les había asignado. Dos horas posteriormente de haber iniciado el banquete, Galvan por fin hablo, toco su copa con una cuchara. Todos voltearon a verlo, él parecía tan maravilloso, una gran líder.

    —Algunos ya se han ido. Ya ha pasado bastante tiempo —miro a los tres reyes, luego a la princesa y por último a Kilar para después volver a dirigirse a los invitados y a su gente—. La razón de esta reunión es para dejar atrás nuestra rivalidad, el rencor que los ravenlianos sienten por los iriseanos. Mis amigos de Ravenlyn, recuerden que a los iriseanos se les borró la memoria, mi bisabuelo, Eslat Porter se encargó de ello, ahora la gente de Iris es completamente diferente. Últimamente, observo que cada reino necesita ayuda del otro, más a nosotros, los magos que debemos de llevar las cosas que necesitan a cada reino, la verdad me gusta hacerlo, pero en los últimos años a esta difícil llevar la mercancía a cada reino. 

    » Es momento de que los barcos con las mercancías de Ravenlyn entren a Iris y viceversa. Esto se habló con sus reyes hace ya algunos días.

   —No obstante, nadie ha navegado un barco por las aguas entre los volcanes Zagre y el reino de Iris en los últimos cuatrocientos ochenta años—se escuchó decir a un inmortal a lo lejos—, y no hay alguien que quisiera volver a navegar por esas aguas.

    —Eso también ya está planeado, ustedes mis queridos inmortales enseñarán a los iriseanos a navegar, de aquí a Ravenlyn, también nosotros les enseñaremos —dijo Galvan—. Por último, tomaremos la ruta Pindeath para irnos a Iris.

    —No creo que puedan usar un timón, y es posible que no aguanten estar en un barco —declaró un inmortal sarcásticamente—. Incluso podrían hundir el barco.

    —No somos idiotas como ustedes lo aparentan ser, aprendemos rápido, incluso lo podemos hacer mucho mejor que ustedes —declaró un iriseano.

   —¿Cómo te atreves a hablar así de nosotros? —pregunto un ravenliano molesto que estaba del otro lado de la mesa. 

   Desenvaino su espada, sus colegas hicieron lo mismo, al igual que los iriseanos, estaban a punto de tener una batalla, hasta que los magos se levantaron e hicieron una barrera invisible, ningún iriseano o ravenliano podía pasar. Todos se gritaban e insultaban, hasta que Galvan salto al medio del salón y puso orden a todo. Molesto saco su espada, muy brillante a la luz de las velas.




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