En la mañana siguiente prepararon caballos y carruajes para el viaje a Iris. Sniy decía chistes y hacía bromas, esto para mejorar el día, se veía muy tierno en su poni. Después de subir todo, la mayoría de soldados fueron a desayunar. La reina Lafia esperaba en el palacio que le dijeran que era hora de irse. Fue la primera en desayunar. Pasaron pocos minutos para que el príncipe Haise llegara a su habitación.
—Es hora madre. El señor Galvan dice que acamparemos cerca de las tierras Zaeth—dijo Haise—. Mañana a más tardar en el atardecer estaremos en Therril. Allí nos quedaremos, pero si quieres, podemos avanzar hasta el bosque Front. Aunque en estos días ha cambiado el clima. Lo mejor es quedarnos en Therril.
—No creo que lleguemos antes de que anochezca a las tierras Zaeth —dijo la reina Lafia—. No importa, vámonos.
Ambos salieron de la habitación. Subieron a sus caballos y poni. Salieron de Pelglis. Pasaron la noche en las tierras Zaeth. Al día siguiente salieron a primera hora. Sniy hacía reír a todos. Era un niño bastante divertido. Falith en ocasiones le ayudaba en hacer sus chistes y bromas. Apenas era medio día y ya estaban cerca de Therril, tan solo faltaban una legua por llegar. Paso una hora y ya estaban a pocos metros de Therril. A lo lejos se veían las puertas de la ciudad que se encontraban abiertas. Los grandes muros que se alzaban en la ciudad la protegían de todo viento y tormenta. Ya los estaban esperando. Kalid Hubed, señor de la ciudad de Therril estaba en la entrada. Saludo a Galvan. Avanzaron pocos metros y Galvan se bajó de su caballo.
—Pensé que regresarían dentro de más días —dijo el señor de Therril—. Que importa, lo bueno es que están de regreso.
—Hubo unos inconvenientes y tuvimos que regresar los más pronto posible —declaro Galvan.
Kalid no dijo algo más. Miro que se acercaba la reina Lafia y se arrodilló:
—Su majestad, que gusto de verla de nuevo.
—El gusto es mío Kalid, ¿podemos pasar?
—Si claro, pasen por favor. Mis soldados los llevarán a una posada para que coman.
La reina Lafia avanzo con los demás detrás de dos soldados del ejército, todos a excepción de Sniy quien se quedó con Galvan.
—¿Te está gustando esto de ser el ayudante del Líder de los Magos, Sniy? —pregunto Kalid a Sniy.
—Si, me gusta demasiado.
—Es igual que su padre —comento Galvan—. Pero aún es un niño y le faltan cosas por aprender.
—Prefiero no hablar de eso, señor Galvan —dijo Sniy un poco molesto—, y si mejor vamos a comer.
Galvan y Kalid comenzaron a reírse e hicieron caso a Sniy, se fueron a comer. Después de que terminaron de comer, debatieron si les daba tiempo llegar a Aglar en la noche o era mejor quedar en Therril. A Galvan desde un inicio le había parecido raro que llegaran a Therril tan rápido. Al final decidieron irse de inmediato a Aglar. Esto le emociono a Sniy. Por fin iba a estar más allá de la ciudad café. Si, la ciudad café, así es llamada la ciudad de Therril por su color café en las casas y sus armaduras y lo más común, sus túnicas.
—Esta será mi oportunidad de ver el río que tanto me hablo mi padre, al igual que el bosque —dijo para sí mismo.
Todos se despidieron de Kalid y algunos de sus soldados. Salieron de la ciudad. No paso más de tres horas y ya estaban en las cercanías del bosque Front. Se adentraron en el bosque. La neblina se hacía presente. Muchos admiraban lo agradable que se apreciaba el bosque en conjunto con la neblina. Sniy se impresionó mucho que cayó del poni en el que iba. Falith se había bajado de su caballo, ayudo a Sniy a levantarse.
—Gracias por ayudarme —dijo Sniy muy despacio.
—¿No te lastimaste o sí? —dijo Falith mientras revisaba a Sniy.
—No, no, para nada, al parecer caí en algo suave.
Todos miraron a Sniy y a Falith. Quedaron sorprendidos por lo rápida que fue Falith al bajar de su caballo y ayudar a Sniy. Adir sonrió al ver aquella escena. Galvan se acercó a ellos. Miro a Sniy y después a Falith, quien subió a su caballo. Galvan ayudo a Sniy a volver a subir a su poni.
—Ten más cuidado, sujeta bien las cuerdas —dijo Galvan—. El sendero a veces puede ser engañoso, así que no te distraigas.
Después de esto, subió a su caballo y siguieron por el sendero. Esta vez Falith y Adir iban atrás de Sniy por órdenes de la reina Lafia. Galvan seguía al frente. Pasaron las horas, comenzaba a atardecer. Habían salido del bosque, ya estaban en el río Front. Bajaron de sus caballos. Prepararon fogatas para hacer algo de comer. Sniy fue a ver el gran río. Aquel río que tanto le emocionaba ver.
Cuando llego a la orilla se detuvo, miro al norte donde iniciaba el río y luego al sur donde terminaba.
«Es realmente muy grande este río y muy hermoso como decía mi padre» pensó. Vio pasar a peces, tortugas pequeñas esto porque el agua era cristalina. Se hincó para apreciar mejor el río.
Galvan observaba de lejos a Sniy, eso hizo que recordara la primera que el padre de Sniy vio el río en su primer viaje. Minutos después llego Adir con Galvan.