Destrucción y Caídas

Capítulo 17: El Plan y La Guerra.

El paisaje siempre era lo mismo, el rey cada vez se estaba cansando de eso. Ver los copos de nieve caer lentamente sobre las colinas. Los fuertes vientos comenzaban a aparecer, el frío se estaba apoderando de la gran bodega y del rey. El sonido del viento soplar era aterrador.

       —Algo repentino, no cree —dijo una voz gruesa—. En los últimos meses, el clima se ha comportado así.  

       —Sí, lo es —dijo el rey—. Se ha vuelto difícil estar aquí. Estoy orgulloso de ustedes, por haber sobrevivido a estos cambios. 

       —Pasar toda nuestra vida en este lugar tiene sus beneficios —dijo el Hombre, vestía todo de blanco. La nieve sobre su ropa se le caía cada vez que caminaba—. Aunque últimamente hemos estado dejando atrás la Gran Bodega. En realidad, no todos la han dejado atrás, algunos se quedaron para trabajar y nosotros hemos estado trayéndoles recursos. Vivir aquí ha sido difícil en estos meses. 

       —Entonces, ¿por qué han regresado? —pregunto el rey—, han estado aquí el último mes, ¿por qué?

       —Usted iba a venir —respondió el Hombre—, en cuanto nos dijeron que usted iba a venir. Dejamos los países del mundo en los que estábamos para estar en la Gran Bodega. Poner un poco de orden y esperar a su llegada.

       —Cuando llegue, no estabas —el viento soplaba más fuerte—, me dijeron que estabas con tu nuevo soberano.

        —¿Nuevo soberano? —el Hombre no creía que el rey Jaeck le dijera eso—. No sé de lo que habla mi rey, no tengo ningún otro soberano más que usted. Altlly le debió de haber dicho eso, pero…

       —No Dyler, no he visto a Altlly desde que llegue —dijo el rey—. Lo hablaremos después, dime a que venías a buscarme, porque eso era lo que estabas haciendo, no es así. 

       —Sí, lo estaba buscando, Zaile dice que hay Humanos cerca, es mejor que ocultemos la Gran Bodega —dijo Dyler.

       —Hay una tormenta afuera, dudo mucho que nos vayan a ver —el rey comenzó a reír sarcásticamente—, es una tontería. Los Humanos son débiles a bajas temperaturas y no tienen la tecnología avanzada para estar aquí. 

       —Lamento decirle que no es una tontería —dijo Dyler—. Los Humanos han evolucionado mucho desde hace treinta y seis años, la última vez que vino a la Tierra. Ahora tienen las herramientas necesarias para poder estar aquí con estas temperaturas. Por ello, desarrollamos un mecanismo que hace invisible la Gran Bodega a la tecnología de los Humanos. 

       El rey no dijo otra palabra más, miro a Dyler. Camino hasta la sala de reunión. 

       Pasaron los días, Haise entrenaba solo, los Hombres construían cosas. El clima era el problema para todos. Muchos de los Hombres que por primera vez estaban en la Tierra no resistían el frío. Haise se enfermó varias veces de fiebre, él pensaba que tenía fiebre del cuervo e iba a morir, pero el rey lo calmaba. 

       Los Gigantes no soportaban estar encerrados, querían salir. El rey nunca los dejo salir. 

       Llego el día que tanto esperaba el rey Jaeck, la última reunión para concluir con su plan. Era el doce de febrero. La tan esperaba reunión se estaba llevando a cabo en la sala de reunión. Ahí se encontraba el rey Jaeck, Haise, Dagma que estaba aún lado del rey; al frente del rey estaban Altlly y Dyler, y por primera vez, estaban los Gigantes ahí, más bien estaban afuera de la sala. No podían entrar a la sala. Estaban perfectamente a la altura de la ventana. 

       —Las doscientas diecinueve bombas están hechas —dijo Dagma—, esperamos su orden para ser colocadas en el lugar indicado anteriormente.

       —Bien, los tres lleven a cuarenta Hombres para que les ayuden a colocarlas —ordeno el rey—. Dentro de diez días serán activadas, nos vamos a esperar hasta que veamos destruido este planeta.

       Muchos se sorprendieron ante eso, era algo nuevo en el plan. 

       —Eh, señor, algunos de puntos que se habían establecido ya no son seguros o ya están en ruinas para poder entrar o colocar la bomba —dijo Altlly—. Los Humanos los han dejado así.

       —No es necesario que las bombas estén en un sitio bueno o malo —dijo el rey molesto—. Las bombas se van a poner donde habíamos establecido. Nada nos va a impedir que esto salga mal.

       —Algo lo hará —dijo Altlly—. Desde que volví a la Gran Bodega se lo he querido decir. Tal vez no sepa casi todo sobre el plan, pero sé de algo que lo va a arruinar. —el rey no parecía nada contento ante esas declaraciones— Los Humanos están en guerra desde hace un año, ellos mismos terminarán destruyendo la Tierra.

      —¿Por qué nadie me lo dijo antes? —pregunto el rey en voz alta.

      —Porque Altlly nos dijo que no lo hiciéramos —dijo Dagma—. Ella ha estado en esa guerra desde que inicio, antes de que ella se fuera a la guerra, nos dejó dicho que, si llegaba algún Hombre desde Cyler, no les diríamos nada, incluso si fuera usted. 

       —Incluso si soy yo, su rey —el rey estaba enojado—. Quieres decir que tú eres mejor que yo. 

       —No, no soy mejor que usted, solo que yo sé cómo son los Humanos —respondió Altlly—. Ellos creen que los que han ido conmigo y me incluyen a mí, creen que somos como ellos. En realidad, ellos son como nosotros. Dyler y otros han ido conmigo, pero no se han involucrado con nadie más que no sea conmigo. —Altlly hizo un ademán para que un holograma de mapa apareciera— Los lugares en rojo son los que ya están destruidos, son varios y creo que son los lugares donde iban a estar las bombas. 




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