Destrucción y Caídas

Capítulo 19: El Último, Sniy.

Después de terminar su meditación, Sniy paso a hacer su entrenamiento. Aunque él no sabía qué entrenamiento hacer, no conocía ni sabía que tenía que hacer. Había ido con Samlerth para preguntarle que debía hacer. Samlerth lo ignoro por varias horas, hasta que por fin hablo con él. 

       —¿Si te digo me dejarás de molestar?

       —Lo haré, pero por favor, dígame que tengo que hacer. 

       —Tu entrenamiento lo debes de hacer tú. Debes de saber utilizar cada cosa que el libro te dice —explico Samlerth—. El libro te dará todo lo indispensable para tu entrenamiento. Lo debiste de descubrir por ti mismo. Eres un Portador, debes de hacer, pensar y buscar por ti mismo el significado de todo. Nadie te va a ayudar en la vida, todo lo harás por ti mismo. Eso es lo que somos. 

       —Yo aún no soy uno de ustedes, aún no soy un Portador —exclamo Sniy. 

       —Ya lo eres. Desde que te pusieron el libro en donde iba tu corazón y desde que llegaste aquí —Samlerth se detuvo por varios segundos. Su cara no reflejaba expresión alguna—. Desde esos momentos pasaste a ser uno de nosotros, ahora ya eres un Portador. Lo único que te falta, es saber ser uno de nosotros. No decepciones a Loren, no lo arruines. 

       Sniy solo miro que Samlerth se alejaba de él. Pensó en entrenar como lo había hecho con Galvan, con Cenlin y con Banion. Empezó con lo aprendido con Galvan. «Espero que todo esto funcione» pensó. Pasaron las horas, seguía entrenando como le habían enseñado. Repetía y repetía cada movimiento. Usaba magia en todo su cuerpo, como le había enseñado Galvan y Banion. Se imaginaba que tenía sus dos espadas, respiró profundo, se había hecho un gran silencio. 

       Escucho que alguien se acercaba, se puso en pose de combate. Aún imaginaba que tenía sus espadas.

       —No es necesario que hagas eso. Ni siquiera tienes espadas, deja de hacer tonterías. 

       Era Loren, se veía más hermosa de lo que recordaba Sniy. Dejo de hacer su pose de combate e hizo una reverencia a Loren. No sabía por qué, pero algo lo impulso a hacerlo. Loren se acercó a él. No parecía nada contenta, pero aún enojada, se veía hermosa. Esta vez Sniy la pudo admirar mejor, en sus ojos podía ver todo el infinito, sus pecas le daban un toque especial. Tenía un cuerpo perfecto. 

       —Si sigues haciendo eso, no llegarás a nada —Loren miro de arriba a abajo a Sniy—. No hagas lo que ya sabes, lo que una vez alguien te enseño. Has lo que tú quieres hacer, has lo que tú sabes por tu propia cuenta. No por la ayuda de los demás. Has aprendido muchas cosas tú solo, debes hacer lo mismo con tu entrenamiento. 

       —Solo he aprendido una cosa por mí mismo —expreso Sniy—. El seguir viviendo sin mis padres. 

       —Ese no es un aprendizaje. De una u otra manera ibas a vivir sin ellos —explico Loren—. Has aprendido mucho niño. Te recuerdo que lograste encontrar algo que nadie había encontrado o que habían muerto en el intento. 

       Sniy recordó aquello, sonrió por unos segundos. Después agacho la cabeza. 

       —Pero no salve a la persona que necesitaba la cura. No salve a mi propia madre —exclamo Sniy—. Si solo hubiera estado más tiempo con ella. Como quiero que este conmigo.

       —Lo estará, cuando estés listo —dijo Loren.

       —¿Y cuándo lo estaré? Lo único que sé, es que el conocimiento es poder. 

       —Lo es, el conocimiento es algo muy poderoso. Más de lo que te puedes imaginar, pero ¿sabes que es más poderoso? —Sniy negó con la cabeza—. Los recuerdos. Son más poderosos, te llenan de odio, de felicidad, de tristeza, de rencor, entre más cosas. Te alimentan con un gran poder, una gran energía. Hasta te pueden matar, solo que nadie lo sabe. Todos buscan el poder, pero no saben de donde obtenerlo. Los recuerdos son una gran fuente de poder.

       » Y todo se basa de los recuerdos. Todo el conocimiento que tienes, son recuerdos de lo que una vez viste o aprendiste —continuo Loren—. Recuerda lo que aprendiste por ti mismo, eso te ayudara mucho. Desde pequeño aprendiste mucho. Úsalo ahora, si no, entonces morirás y no queremos eso. Tienes a muchas personas que te esperan, no los hagas esperar más. 

       De pronto, un retrato apareció. Sniy no podía ver bien lo que se mostraba. Después de varios segundos, pudo notar a Falith, seguía sentada junto a su cuerpo. Al abrir y cerrar los ojos, alguien que nunca se esperó ver, apareció llevándole una bandeja de comida a Falith.  

       —Señor Midhir —dijo Sniy—. En la fiesta no estaba. ¿Cómo pudo enterarse?

       —Lo sabrás cuando regreses con ellos.

       —¿Volveré? 

       —Sí, pronto, solo si haces lo que te he dicho —respondió Loren. 

       Sniy recordó todo lo que había pasado con Midhir, los días que trataba de hacerlo reír. De cuando fue a su casa a tratar de consolarlo. Se le salieron varias lágrimas, quería llorar. 

       —Pronto estarás con ellos, este es tu último entrenamiento —dijo Loren abrazando a Sniy—. Esfuérzate. Tendrás todo lo que quieras, solo trata de ser un Portador, el último. Ya te he dicho todo lo que debías saber, ahora tú pon de tu parte —propuso Loren mientras se iba alejando de Sniy. 




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