Destruyendo tu Imperio: Herederos (1)

Capítulo 3

—Es bueno no haberlo hecho esperar su majestad.

—¿Tuviste un buen viaje? —preguntó su majestad intrigado por su nieta.

—Sí, no hubo imprevisto alguno, por suerte.

—Debes estar cansada y preparé un banquete para esta noche para darte la bienvenida así que ve a descansar un poco.

—Está bien, iré a descansar y luego haré un recorrido por el palacio.

—Muy bien—sonrió el emperador—que así sea, le diré a tu doncella asignada que te guíe a tus aposentos. Tus cosas serán trasladadas de inmediato.

—No hay problema—la joven sonrió y dio un último vistazo al joven que la confundió, Oriol si no recordaba mal, y dio una reverencia al emperador antes de irse—Con su permiso me retiro.

—Ve cariño. La noche será larga.

Y con eso, la muchacha se retiró a sus aposentos, pensando en qué hacer con él joven Oriol.

'Podría convertirlo en mi escolta'- pensó Weilar. -'Sí eso haré'.

Y con ese pensamiento llegó a una habitación inmensa y muy bien decorada, tenía flores y las decoraciones eran de un color violeta claro, había una gran cama con muchas almohadas que la estaban llamando a tomar una siesta. Y eso fue lo que hizo luego de darse un baño.

(...)

Luego de su merecida siesta, la princesa decidió salir a pasear, recorrió todo el palacio aprendió la ubicación de cada habitación, solo le faltaban los jardines y el campo de entrenamiento de los caballeros, por lo que decidió dejar el jardín para después y cambiarse para entrenar.

Al dirigirse allí muchos se sorprendieron de verla tan rápido por el lugar, pero le hicieron reverencia y no dijeron más sobre el asunto.

Mientras caminaba vio a dos caballeros en un enfrentamiento, parecía que tenían gran experiencia en el asunto, la mujer más que el muchacho, quienes llamaron su atención por lo conocidos que se le hacían.

—¡ATENCIÓN! ¡Su Alteza Imperial la princesa Weilar!

Rápidamente todos dejaron de hacer lo que hacían para reverenciar a su alteza. Hasta el sorprendido Oriol.

—Vaya... manejas muy bien esa espada para ser un novato, o eres todo un prodigio o me mentiste...

—Yo.. yo solo... no quise... estem...

—Está bien, lo dejaré pasar si aceptas ser mi escolta y de paso entrenas conmigo.

—¿Cómo podría...

—¿No aceptar? Lo sé, es una gran oportunidad para ti.

El joven levantó la ceja ante la arrogancia de la chica frente a sus ojos—Claro que acepto— dijo suspirando—¿Cómo podría negarme?

Alzando una ceja su alteza y luego sonriendo respondió—Diciendo que no, lo aceptaría de todas formas si solo dices que sí a entrenar conmigo.

—Lo haré de todos modos, acepto ambas propuestas.

—Bien, ya no hay vuelta atrás, esta noche hay un banquete o más bien un baile de bienvenida y tu irás conmigo como mi escolta.

—Entendido.

—Ahora vamos a entrenar, temo que el viaje me haya oxidado un poco.

Oriol miró a la joven que era mucho más baja que él y se preguntó cómo haría para vencerlo, pero luego recordó no subestimar a su alteza, quien fue muy bien entrenada.

Lo cual hizo bien, Weilar blandía su espada cual experta, el choque de las espadas era una sinfonía a los oídos de los caballeros y sus movimientos eran como una danza, mostrando lo hábil que era.

La joven vino para entrenar y eso haría.

—¡ATENCIÓN! ¡SU MAJESTAD EL EMPERADOR!

Al igual que con la princesa, todos reverenciaron al hombre que entraba al lugar de entrenamiento.

—Veo que ya has comenzado.

—Ciertamente, encontré un digno oponente.

—Eso es bueno, pero quiero presentarte a alguien.

La joven frunció el ceño en duda. —¿Quién?

—Tus entrenadoras la comandante Dione y la subcomandante Sila.

—Es un placer conocer a su alteza imperial—dijo la subcomandante.

—Lo mismo digo, pero a usted ya la conocí antes, cuando salvó a Oriol del apuro. —dijo con una sonrisa la princesa.

—Así es Alteza imperial— dijo la mujer apenada por el asunto.

—No te preocupes espero nos llevemos bien—sonrió la joven— ojalá no les moleste, pero recluté como escolta a Oriol, ya es hora de que Dídac tenga un compañero.

—No es ninguna molestia en tanto la general lo apruebe, de todos modos... —dijo dudoso el emperador— nada, está bien mientras su superior diga que sí.

—Por supuesto que sí, Oriol es uno de nuestros guerreros más capaces, la princesa está en buenas manos.

Dicho esto, el entrenamiento comenzó bajo la mirada del monarca, quien con ojo de halcón vigiló el entrenamiento.

—Peleas como tu madre, pero tienes algo de tu padre. Es un buen guerrero. —dijo este luego del combate entre Sila y Weilar. —ya es tarde debemos prepararnos para el banquete.

—Si majestad. —y con una reverencia Weilar y su sequito partió.

—¿Cree que el emperador deba saber sobre lo que pasó en el camino por imperio Ohr? —preguntó Esmehan, su doncella real.

—No lo creo. Si sabe algo tarde o temprano lo dirá y decidiré que tanto decir.

Su doncella asintió y la siguió en silencio.

El baile prometía grandes cosas, solo que ella no lo sabía aún.

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¿Los Personajes?

¿Qué crees que le espera en el baile a nuestra prota?

NOS LEEMOS PRONTO




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