"El trono, codiciado por muchos, alcanzado por pocos. Es tanto una bendición como una maldición; su peso aplasta incluso al más fuerte.
Los tronos no están hechos de oro y joyas, sino de sangre y sacrificio, una verdad que pocos comprenden o eligen ignorar.
La corona es un símbolo de poder, pero también de soledad, algo que pocos consideran, pues el trono no conoce amigos, solo ambición.
Sin embargo, lo que muchos no comprenden es que el verdadero poder no reside en el trono, sino en quienes lo rodean."
-Weilar Victoryum. Emperatriz de Ohr.
(...)
—¡ATENCIÓN! ¡SU MAJESTAD LA EMPERATRIZ HACE SU ENTRADA JUNTO A SU ALTEZA EL GRAN DUQUE DEL NORTE!
Todos hicieron silencio e hicieron una reverencia en lo que ambos hacían su entrada.
Mientras bajaban las escaleras Haidar dijo en voz baja:—Puede estar tranquila, estaré a su lado todo el tiempo.
Weilar tragó saliva—Es el primer baile oficial como emperatriz, es motivo de nervios.
—Deberá recibir a las delegaciones y a los nobles para aceptar sus obsequios y felicitaciones y luego dar usted inicio a la celebración con su primer baile.
—Bien.
Weilar se sentó en su trono y Haidar se quedó a su lado. Los primeros en llegar fueron los nobles de Ohr, que uno por uno se fueron presentando y daban sus felicitaciones más oro, joyas, vestidos, telas exóticas y de alta calidad, caballos pura sangre, y todo tipo de regalos, lo que no esperaba, es que ofrecieran a sus hijos sin vergüenza alguna, al parecer los rumores del nuevo harén se habían expandido más allá de las puertas del palacio y no había tenido mala respuesta. Todos querían ser los suegros de la emperatriz y todo lo que conlleva. Poco a poco siguieron pasando, hasta que empezaron a llegar las delegaciones de los otros reinos e imperios, quienes mostraron también gran emoción por la idea de formar una alianza uniendo a un miembro de la familia real, imperial o noble a su harén, los cuales vinieron dispuestos a un matrimonio, pero no iban a desaprovechar la oportunidad.
—Alíc, haz los preparativos, ya sabes que hacer.
El nombrado, que había subido los escalones para llegar al trono, hizo una reverencia y guió a los interesados hacia un lugar apartado para así darles los papeles y postularlos. Una vez terminara la fiesta, ella los revisaría.
Haidar se acercó a Weilar y dijo—Ya han pasado todas las delegaciones, es momento de iniciar el baile. Perdone el atrevimiento, pero... ¿Podría darme el honor de ser su acompañante en su primer baile de esta noche?
La joven emperatriz sonrió y se puso de pie—Por supuesto. Es todo un placer.
Haidar sonrió y haciendo una leve reverencia, le extendió su mano, a lo que ella la tomó agradecida y juntos se acercaron al círculo que se había formado como pista de baile.
La música comenzó a sonar y ellos comenzaron con el baile, una suave melodía que acompañaba la hermosa danza y a la bella pareja.
—Debo admitir que anhele este momento desde hace un tiempo, pero no pensé que fuera a suceder.—Admitió Haidar.
La joven sonrió—¿Por qué razón?
Él suspiró y respondió—Bueno, pudo haber elegido a uno de sus hermanos...
Asintió—Lo cual desencadenaría en una pelea, qué probablemente pasará en un momento. De todos modos, tengo mis motivos para aceptarte, pero me los guardaré para mi.
Sonrió—Es usted muy cruel, su majestad, con este humilde servidor.
Ambos rieron—Mañana estarás en la junta de ministros y altos nobles ¿verdad?
—Por supuesto, su majestad, como gran duque, es mi deber, pero dejando de lado mi título, sabe que estaría a su lado día y noche, no solo en reuniones de estado. Si no lo recuerda... se lo demostraré tanto como pueda.
Sonriendo y ruborizada, nuevamente asintió—Teniéndote a mi lado, el nerviosismo se disipa.
Dandole una vuelta y tomandola más cerca dijo—Me hace feliz saberlo. Su compañía es mi anhelo más frecuente y el hecho de que no pueda alejarme de usted, no es algo que pueda ocultar, creo que es más que evidente. Por lo tanto, no voy a malgastar ni un solo segundo de su tiempo y aunque sea egoísta de mi parte, voy a monopolizarla tanto como pueda, aún si no debo. Usted es el tesoro más valioso para este humilde servidor. Téngalo presente.
La joven soltó una leve risa nerviosa y su sonrojo no hacía más que aumentar—Haidar...
La música se detuvo y Haidar haciendo una reverencia, tomó su mano y la besó.
—Otro día me permitiré ser más codicioso, por hoy la dejaré ir. Con su permiso, su majestad.
Dicho eso, se retiró dejando a la emperatriz con una sonrisa.
Y con ese baile dio comienzo la fiesta de celebración. Todos se mostraban contentos mientras algunos empezaban a bailar, otros disfrutaban de los bocadillos y otros se juntaban a charlar y discutir sus asuntos.
Weilar, por otra parte, fue en busca de su familia, quienes la estaban esperando, todos felices fueron a su encuentro y sus hermanos y primos comenzaron a discutir quien tenía más derecho qué quien de bailar con la recién asumida emperatriz, Erency tranquilamente estaba tratando de calmar la situación, y mientras todo eso ocurría, la princesa Daphne sacó ventaja, tomando a la joven emperatriz y llevándola a la pista.
Carraspeó y dijo con una risita—El guapísimo del Gran Duque ¿eh?
Weilar sonrió—Será oficial el día del encuentro de caza, pero forma parte del harén.
Paró de golpe—¡¿QUÉ?! ¿Y hasta ahora me lo dices?
—Shhh—la calló sutilmente y la hizo volver a bailar—Estamos rodeadas de gente Daphne—suspiró—. Oriol y Farah también.
—Voy a desmayarme aquí mismo, llama al médico de la Corte, me va a dar algo—Dijo abanicandose con una mano mientras paraba de bailar otra vez, Weilar tiró de su cintura una vez más y con eso la sacó del teatro—. Ya, me calmo, pero es que no te dicen tonta para elegir, son guapísimos.