A la mañana siguiente Rosa Nelly se despertó y percibió un delicioso aroma desde la cocina. Se levantó de la cama aún desnuda y cubriéndose del frío con una de las cobijas de la cama se asomó por la ventana y contempló el campo lleno de una suave neblina que cubría el suelo. Suspiró ante aquella imagen, era como si hubiera despertado en una nube, y ¿por qué no? después de todo la noche anterior la había pasado en el cielo.
Al bajar al primer piso vio a Valbert, quien ya se encontraba vestido con una camisa y un pantalón, ambos negros, en sus manos tenía una humeante taza de café y al igual que Rosa Nelly contemplaba el exterior a través de una ventana que había en la puerta de entrada. Nelly guardó silencio, pues, así como le había ocurrido a Klaudia la primera vez que vio a Valbert cocinando, ella quedó prendada de esa imagen de un Valbert Vidal tan hermoso, tan normal y tan humano.
-Buenos días Valbert. -Dijo finalmente Rosa Nelly.
Valbert volteó tranquilamente y sonrió con una expresión llena de paz al ver a aquella hermosa mujer desnuda y cubierta del frío sólo con una manta que lo observaba a sus espaldas.
-Muy buen día Nelly ¿Te apetece un blue eyes mountain? –Preguntó al momento que alzaba su taza de café como un gesto invitatorio.
-Claro, me encanta como lo preparas.
El blue eyes mountain era el nombre que Valbert le daba a su forma predilecta de preparar el café; preparado con un poco de canela y vainilla, servido con crema y azúcar al gusto y servido no demasiado caliente.
Tras servir una taza para Nelly y entregársela se sentó junto a ella a la mesa.
-Dicen que te gusta el sexo igual que como te gusta tu café. -Mencionó ella antes de darle el primer sorbo a su café.
- ¿En serio? Suena interesante. A mí me encante el café suave, dulce y que te permita disfrutar de la compañía…
-Sí, lo sé bien. -Dijo Nelly mientras le sonreía a Valbert.
Valbert esperó a que Nelly terminara su café antes de cambiar su expresión por una más seria y comenzar a hablar.
-Nelly, como te lo prometí, hoy te diré la verdad de mi vida.
Al ver la expresión seria de Valbert Nelly sintió algo de angustia y tristeza. No quería que Valbert hiciera nada que lo lastimara y al ver su rostro pensado que quizás el hablar de su vida representaría algo duro para él.
-Valbert, no es necesario. Perdona si insistí tanto, no tienes que hacerlo si no quieres.
Valbert tomó las manos de Nelly y viéndola a los ojos volvió a hablar.
-Nelly, sí es necesario. No es bueno que me ames sin que conozcas mi verdadero yo. Es verdad que no es fácil para mí, pero tú me has hecho tan feliz y me has apoyado tanto en todo momento, que sinceramente no mereces que te oculte la verdad.
Rosa Nelly sintió como Valbert apretaba sus manos y notó en su expresión que realmente necesitaba decir lo que estaba a punto de decir.
-Nelly. -Dijo Valbert aún sin soltar sus manos. -Lo que te voy a decir puede que cambie la forma en que me ves y es seguro que nuestra relación nunca volverá a ser la misma, sólo espero que después de esto recuerdes siempre el día de ayer y cuando pienses en mí, sea más fuerte la felicidad que compartimos que lo que estoy por confesarte.
-Valbert, me estás asustando. ¿De qué se trata esto?
Valbert Vidal lanzó un profundo suspiro y soltó las manos de Nelly, se levantó de la mesa y caminó un par de pasos rumbo a la puerta. No estaba seguro de cómo le diría a Nelly las cosas.
-Nelly, además de mi trabajo en la editorial tengo otro trabajo, es por ello que nunca pueden localizarme y que siempre estoy ocupado. Mi otro trabajo no es algo común y tampoco es algo que podría considerarse como bueno.
- ¿De qué se trata Valbert? –La tención comenzaba a apoderarse de Rosa Nelly.
-Soy un eliminador. Mi trabajo consiste en hacer desaparecer a las personas que les estorban a los políticos y demás figuras públicas.
La mirada de Nelly se llenó de horror y miedo ante tal revelación.
-No te asustes. -Se apresuró a decir Valbert. -Pese a la naturaleza de mi oficio, nunca he recurrido a matar a nadie. El método que utilizo para eliminar a las personas es hacer que todo el mundo se olvide de ellas.
- ¿Cómo es eso posible? –Preguntó Nelly aún sin recuperarse del todo de la sorpresa y sin entender realmente lo que quería preguntar.