La pregunta permaneció un momento en el aire, no más de un par de minutos, pero tanto para el joven como para la chica fueron largos momentos llenos de tensión y expectativa ante la respuesta.
-Valbert, no sé qué decir. -Respondió ella finalmente.
-Lamento mucho esto, creo que fui muy directo, pero no podía evitar decirte lo que siento.
-En realidad. -Dijo la joven sintiendo cómo sus mejillas comenzaban a sonrojarse en ese momento. -Creo que yo también siento algo por ti Valbert. No sé cómo pasó y me da miedo admitirlo, pero también yo te he visto de forma diferente al paso del breve tiempo que tenemos conociéndonos.
Ninguno de los dos dijo una palabra más, el sonido del correr de agua en el riachuelo y de las ramas movidas por el viento fue lo único que interrumpía el profundo silencio de aquel momento. Valbert miró a los ojos de Klaudia, seguro de lo que acababa de hacer, estaba completamente convencido que no había sentido sino amor por esa chica desde aquel primer encuentro accidental que había ocasionado que toda su vida y su mundo se transformara de tal forma. Klaudia se sentía nerviosa, pues aun cuando Valbert le atraía de una forma que no comprendía, seguía siendo un personaje misterioso y lleno de enigmas y eso causaba que no confiara del todo en él, más, sin embargo, era innegable que aquel sentimiento que bien podría ser amor era mucho más fuerte que los miedos y las dudas que tuviera en ese momento.
De forma delicada y cariñosa, Valbert tomó con su mano derecha el rostro de la joven e hizo que quedaran frente a frente, después, muy lentamente ambos comenzaron a acercar su rostro tal como lo habían hecho la noche anterior y de manera instintiva sus labios se encontraron en un profundo beso que causó que ambos se llenaran de energía y pasión. Fue un gesto profundo y místico que quedaría marcado en la memoria de ambos por el resto de sus vidas.
Finalmente, sus labios se separaron y sus miradas se prendaron una de la otra, no hacían falta explicaciones ni disculpas en esta ocasión, ambos estaban tranquilos y encantados por lo que recién había experimentado.
- ¿Debo entender que aceptas ser mi novia? –Preguntó Valbert en forma juguetona.
Como respuesta, Klaudia mostró su perlada sonrisa que en aquel momento brillaba de forma especial.
-Debo preguntarle a mi papá si me permitirá tener novio. -Bromeo Klaudia y ambos rieron con el chiste y una vez más sus labios se unieron en un delicioso beso lleno de pasión.
El regreso a casa de Valbert fue tranquilo y silencioso. Las palabras sobraban en ese momento y al bajar del auto y entrar en la casa, Klaudia y Valbert entraron a la sala y continuaron con los arrumacos durante un largo rato. Finalmente, Valbert acompañó a Klaudia a la entrada de su habitación.
-No quiero que tu papá te regañe y no te deje verme más. -Dijo Valbert continuando con la broma que Klaudia había hecho en el parque.
-Está bien mi vida. -Dijo ella como si fuera una adolescente que se despide de su novio en la puerta de su casa. -Te veré mañana si mis papás no me castigan.
Un beso breve sirvió de despedida y Valbert subió las escaleras mientras Klaudia entraba en su cuarto y comenzó a quitarse la ropa para tomar un baño de agua caliente, esta vez no se preocupó por cerrar la puerta como solía hacerlo antes de esa noche.