Desvanecer

18° CAPÍTULO

Las siguientes semanas, la vida transcurrió con cierta normalidad. Para Valbert era agradable recuperar un poco del control que había ido perdiendo durante los últimos meses. No obstante, aún había muchas cosas que lo desestabilizaban.

Pese a la resistencia que había opuesto Valbert, Cristián había contratado a alguien que ocupara el lugar de Rosa Nelly en la empresa como la colaboradora de Valbert. La presencia de esta nueva joven llamada Nicole Bobee, sólo le recordaba la ausencia de su querida amiga y le torturaba más y más. Por otra parte, Bernard seguía enfermo y no daba muestras de mejoría, esto aunado al hermetismo que mantenía para no hablar de cuál era su enfermedad hacían que Valbert se preocupara mucho. En cuanto a Klaudia, Valbert le había ofrecido un puesto temporal como telefonista en la editorial, esto con la intención de hacerla estar más tranquila, además era un puesto en el que era casi imposible que recuperara su existencia, ya que nadie la veía y sólo se dedicaba a transferir llamadas, a Klaudia realmente no le satisfacía ese trabajo, pero al menos la hacía sentir que volvía a tener cierta independencia y ya no se sentía como una inútil.

Una noche después de cenar, mientras Valbert fumaba en el patio trasero y Klaudia lo observaba en el interior de la casa, como solían hacer siempre después de la cena, ocurrió algo que no había pasado hacía mucho tiempo.

El teléfono negro que se encontraba empotrado en una de las paredes de la cocina comenzó a sonar. Klaudia se sobresaltó al escuchar el sonido de aquel aparato, pues nunca había visto que lo utilizaran, inclusive había llegado a pensar que no era más que parte de la decoración.

A Valbert también le sorprendió que el teléfono sonara, pues generalmente nunca recibía llamadas en casa y había un número limitado de personas que conocían el número de su residencia. Algo le molestaba de aquel hecho, mientras entraba en la casa y se dirigía a la cocina para atender, un presentimiento lo perturbó a sobremanera, tenía la certeza de que esa llamada no presagiaba nada bueno.

Klaudia lo veía con mucha expectativa mientras levantaba el auricular y lo acercaba a su rostro para atender a la llamada. Era un momento envuelto en una extraña tención, desde que aquel sonido rompió con la paz y el silencio que imperaba en aquella casa se había sentido como todo el ambiente se volvía tenso y pesado.

Valbert colgó el teléfono tras haber dicho apenas unos cuantos monosílabos y con un semblante de preocupación que Klaudia jamás había visto en él, tomó las llaves de su auto y se dirigió a ella rápidamente.

-Tengo que ir al hospital. -Fueron las únicas palabras que dijo y se dirigió hacia la puerta principal.

Klaudia sintió miedo y confusión con esas palabras y se apresuró a seguirlo mientras caminaba rumbo a su auto con paso veloz.

-Espera, te acompaño. -Dijo Klaudia casi gritando al ver que él subía al vehículo.

Valbert dudó un instante, pero tenía prisa y no quería perder tiempo discutiendo o dando explicaciones así que aceptó que Klaudia fuera con él.

- ¿Qué ocurre? -Preguntó la joven aún asustada una vez que ya se encontraban camino al sanatorio.

-Un amigo está muy grave y lo acaban de llevar de urgencia al hospital -Contestó él.

- ¿Cristián? –Preguntó casi al instante Klaudia.

-No. -Dijo Valbert molesto ante la luz roja de un semáforo que acababa de encenderse frente a su auto. -Se trata de alguien más.

-Creí que sólo Cristián era tu amigo.

-Es en cierto modo verdad, esta persona es más que un amigo, casi podría decirse que es como mi padre.

Klaudia comprendió entonces el por qué Valbert se había alterado de esa manera al escuchar la notica en el teléfono y por qué había corrido sin dar explicaciones.

Una vez que llegaron a la clínica de donde habían llamado, Valbert pudo ver a Angélica sentada en la sala de espera.

- ¿Qué ocurrió? ¿Cómo está? –Dijo Valbert en forma frenética mientras levantaba a la chica de su asiento tomándola por los hombros, mientras la chica no podía responder a causa de la gran impresión que le causó el sorpresivo asalto de Valbert.

-Disculpe.  -Dijo un hombre tomando a Valbert por un brazo y alejándolo de Angélica antes de que ella pudiera responderle algo. El joven volteó y vio a la persona que lo había tomado, era alto y moreno, usaba una bata blanca en la cual se leía el apellido Ritz bordado en color azul. Valbert recordó en ese momento que el médico de cabecera de su amigo Bernard era el doctor Cornelio Ritz.




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