Desvanecidos (parte I)

capítulo 5:|Un invitado en la casa|

Después, del largo día de clases, no hay nada más lindo que llegar a tu casa; darte una ducha con agua caliente, tomar un buen vaso de jugo de manzana con unas hamburguesas que, tanto me gustan y dormir una siesta. Para esto, ese tan deseo más preciado se derrumba. Noto que, estoy llegando a mi casa y las ventanas están entreabiertas, la puerta cerrada y un rico olorcito sale de mi cocina. Entonces, es cuando trato de llamar a mi madre para que venga y me abra la puerta, para poder entrar. Sí, cuando fui a la universidad me olvidé mis llaves, en casa. Creo que, si no tuviera la cabeza puesta, me la olvidaría.

Al parecer mamá todavía sigue aquí y tal vez con una visita. Y justo en mi casa. En fin, vuelvo a golpear las manos para poder entrar, y sale dados unos segundos.

- ¡Hija! no me di cuenta de cuando llegaste, ¡Ven pasa! -dijo con tanta alegría.

Voy entrando poco a poco. Me descalce y comienzo a caminar descalza, ya que me acostumbre a dejar las cosas tiradas, cuando llego a mi casa. Me saqué el bolso y lo dejé en el sillón. Levanto mi vista muy rápido, para poder observar a nuestro invitado.

- ¿Hola? -salude, o más bien, pregunte. -perdón, pero...nos íbamos a juntar a las 14:30 para hacer el trabajo, ¿no crees que es un poco temprano? ¿Qué haces aquí? -examiné algo asombrada.

- ¡Oh! Bueno, creo que ya se conocieron. Pero no importa, te lo presento igual. -habló mamá-hija, él es Gabriel, se quedará aquí a vivir por unos meses. Su madre, me lo encargó de que lo cuidemos muy bien. Tiempo atrás ella me hizo un favor y ahora me toca devolverle ese favor. Además, su madre, en este momento se encuentra de viaje con asuntos muy complicados de su familia y sabes lo que eso significa. Durante el cierto tiempo que esté aquí pueden…hacerse muy buenos amigos, ¿Qué te parece?

Me domina este sublime momento que estoy viviendo. Porque yo especulaba en no pasar más tiempo con él y ahora, sí que estoy en problemas.

-Mira...mamá, yo respeto que le quieras hacer un favor a tu amiga, pero opino que lo mejor sería que se quede en la casa de alguien más. No hay mucho lugar, este es un lugar insuficiente de espacio y no creo que le guste. Después de todo, esta es mi casa, soy una chica independiente y yo decido que hacer aquí.

- ¡Pero qué falta de educación Eva, nunca fuiste así!, quiero que le pidas disculpas y lo lleves a su nueva habitación-hablo mi mamá. El chico sigue sin decir una sola palabra, lo que es algo bastante incomodo y raro.

-Te pido disculpas Gabriel, por favor sígueme que te enseñaré tu habitación-insistí con la voz un tanto baja y el chico sin abrir la boca me sigue. Creo que, en ese momento, me sentí como una mucama de mi propia casa.

-Por lo que veo, no te caigo bien-indicó con una sonrisa en su cara y casi una risita burlona-lo siento mucho, si soy una carga para ti, pero no tenía opción-dejando un silencio entre medio, volvió a agregar-¿Qué te parece si hacemos un trato?-observa detalladamente la habitación-mira, en realidad, no necesitas perder tiempo en mí. Ni tampoco te preocupes, sólo me quedaré y tratare de cruzarme contigo lo menos posible, para así no molestarte. Además, hacemos el trabajo con Sasha y para el final del día, para que estés más cómoda, pasó la noche en un hotel. Tranquila, tu madre no se dará cuenta.

-De acuerdo-contesté sin dudar. Él inclina una de sus manos hacia mí, como señal de cerrar el trato, y yo hago lo mismo tomándola. Siento en ese momento una paz, tranquilidad y una especie de electricidad que recorre mi cuerpo.

Cuando terminamos de estrechar nuestras manos, estaba empezando a tener frío y puedo sentir que sus manos también se encontraban con la misma temperatura. Por lo que decidí, soltarlo enseguida. Pero, seguía observándolo de una forma muy extraña.

- ¿Por qué tus manos están tan frías?

-Emm...-pensó, mientras fingía un carraspeo-debe ser, porque en esta época de invierno...mi sangre no circula bien. Es un problema que, he tenido desde que tengo memoria- contesto un poco inseguro.

- ¿Estás bien? -le preguntó.

- ¡Sí! -contesta y sale rápido al comedor cerrando sus ojos y moviendo su cabeza, como tratando de negar algo que había dicho.

- ¡Chicos a comer! -anuncia mi madre y yo me dirigí al comedor.

-Lo siento señora Martínez, pero ya he comido antes de venir aquí.

-Está bien Gabriel, si no quieres lo entiendo-dice mi madre un poco decepcionada-pero te pediré que te quedes aquí en la mesa, hasta que acabemos de comer, es solo por respeto.

-Sí, no hay problema- expresa. Mientras tanto, me observa al notar que estoy comiendo.

*Narra Gabriel:

No puedo parar de mirar con el rabillo del ojo a Eva, como come. Me hace recordar a mis tiempos cuando era humano, y ahora creo que tengo mucha hambre. Pero bueno, no puedo explicarle a la madre que me de autorización para que me deje ir a cazar.

Ahora, lo importante es lograr terminar mi trabajo. Es decir, terminar lo que vine a hacer en esta zona.

Lucas no podrá hacerle daño, no mientras yo esté aquí. Él, sigue pensando que no descubrirá la verdad aquella. Pero, tarde o temprano lo sabrá y yo lo sacaré de su trono. Llegó la hora y Sasha no vino. Supuestamente no podía venir, así que terminamos el compromiso y quise retirarme. Pero frené antes de salir, había algo que me lo estaba impidiendo.

- ¡No te vayas, por favor, quédate!



#16387 en Fantasía
#9865 en Thriller
#3951 en Suspenso

En el texto hay: vampiros, amor, suspenso misterio

Editado: 18.12.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.