Tres valerosos héroes luchan contra un villano de gran tamaño y fuerza. En el apogeo del combate, los tres héroes combinan sus poderes en una técnica asombrosa, logrando derrotar al villano, que queda inconsciente contra un edificio. Tras tan magnífica hazaña, la multitud los aclama con vítores y gritos de motivación. Aún heridos, los héroes levantan las manos en señal de agradecimiento al público.
Entre la multitud, un hombre de aproximadamente 1,79 metros y 28 años, desaliñado y despeinado, viste una gabardina y una fedora negra, junto con una camisa azul y corbata negra. Observa la escena con ojos fríos y desgastados, marcados por grandes ojeras que delatan muchas noches en vela. Tras contemplar la escena, deja escapar un suspiro y murmura: "Qué personas tan escandalosas, como si fuera algo nuevo".
Cuando empieza a alejarse de la multitud, sin querer choca con un transeúnte, a quien se disculpa cordialmente. Justo después, recibe una llamada; la voz del otro lado, grave y exigente, le grita: "¿Qué demora? Los nuevos están a punto de llegar, es mejor que te apresures". El hombre aleja el celular de su oreja y, con un tono desanimado, responde: "Sí, sí, ya entendí. No tienes por qué gritarme, solo estaba mirando a unos héroes derrotar a un villano".
La voz del celular replica: "Sé que a ti no te gusta nada de eso, así que mejor apúrate". Después de cortar la llamada, el hombre continúa su camino hacia su destino, pasando por una calle repleta de panfletos y carteles con imágenes y frases de héroes. Al mirar esos carteles, suelta un suspiro que se desvanece en el ajetreado entorno.
Finalmente, llega a su destino: una comisaría local, que no es ni grande ni moderna, y pasa casi desapercibida entre los edificios de seis y ocho pisos que la rodean. Al entrar, es recibido por la misma voz que le hablaba en la llamada, perteneciente a un hombre moreno de unos 50 años, vestido con un traje de detective y jefe de la comisaría, quien le grita con enojo: "¡Llegas tarde! Los novatos ya llegaron y cada uno está a cargo de un policía experimentado, los cuales sí son puntuales, no como tú".
Con un tono un poco más calmado, continúa: "No sé qué voy a hacer contigo. Bueno, ven, te presentaré a la novata". Mientras suelta un suspiro, lo lleva hasta donde se encuentra la novata. Al abrir la puerta, ella se levanta y hace un gesto de saludo. El jefe se presenta: "Soy el jefe de esta comisaría, el comisario Mendoza, pero puedes llamarme simplemente Mendoza. Te presento a Alexander Ruiz, él será tu superior a cargo".
La novata se presenta formalmente: "Hola, soy Valeria". Alexander le dice: "No seas formal conmigo". La mira de arriba abajo y añade: "Sígueme", antes de salir de la habitación. Valeria, sorprendida, recibe una mirada significativa del jefe. Mendoza dice: "No te preocupes, él es así con todos. Es un poco frío, pero espero que se lleven bien". Tras un suspiro, agrega: "Normalmente le diría que te cuide y que no te permitiera hacer ninguna locura, pero ya que viste cómo es, espero que tengas paciencia y no le permitas hacer ninguna locura".
Alexander grita desde la puerta: "¡Vámonos, te estoy esperando!", a lo cual Valeria se despide del jefe y sigue a Alexander hasta la salida.
Ya en la salida, la novata intentó preguntar hacia dónde se dirigían, pero Alexander, sin siquiera mirarla, respondió: "Ya lo verás". Al notar que el ambiente se volvía incómodo, ella trató de romper el silencio: "Me llamo Valeria Rojas". Alexander, con tono desanimado, contestó: "Alexander Ruiz".
Valeria, con la intención de seguir conversando, le preguntó: "¿Qué rango tiene?", pero Alexander no respondió ni le dirigió la mirada. Ella sintió una punzada de enojo, pero recordó las palabras del jefe y trató de calmarse.
De repente, Alexander se detuvo. "Ya llegamos, mira", dijo señalando un callejón donde dos hombres musculosos vigilaban una puerta. "Quédate afuera. Pase lo que pase, si no vuelvo en diez minutos, llama a la comisaría", le ordenó. Aunque dudaba, Valeria asintió.
Alexander caminó hacia los hombres como si nada le importara, sin mostrar miedo alguno. Los guardias lo miraron y uno de ellos dijo con tono amenazante: "Date la vuelta y lárgate, si no quieres problemas". Alexander los ignoró, y ante esto, los matones se enfurecieron. El detective lanzó un golpe, pero uno de los hombres lo detuvo con facilidad y lo devolvió, lanzándolo contra un contenedor de basura.
Valeria se preparó para intervenir, pero recordó las palabras de Alexander y se quedó oculta, comenzando a cuestionar si él estaba cuerdo. Los matones agarraron a Alexander y lo arrastraron dentro del edificio, dejando la puerta sin vigilancia. Desde su escondite, Valeria observaba impotente.
Dentro del edificio, los hombres llevaron a Alexander ante su jefe, un hombre mayor con el pelo rubio y una apariencia típica de mafioso. Ataron a Alexander a una silla, y el jefe les ordenó a sus hombres que los dejaran solos. Una vez a solas, el jefe comenzó a interrogarlo, pero Alexander no le prestaba atención. Enfurecido, el jefe activó su poder, que le daba más fuerza, y advirtió: "Tres de mis hombres también tienen poderes, así que no te pongas listo".
Alexander, con una leve sonrisa, respondió: "Presumes de tus poderes para intimidarme. Parece que los mafiosos de poca monta pueden caer más bajo". El jefe, enfurecido, se acercó y lo golpeó.
Mientras tanto, Valeria no pudo soportar más y decidió actuar. Al ver que la puerta estaba sin guardias, entró sin problemas. Caminó hasta un pasillo donde vio a los dos matones junto a otros cuatro, uno de ellos con cuatro brazos y piel rugosa. "¿También hay gente con poderes?", pensó con sorpresa. Desenfundó su arma y, revelándose ante los matones, les ordenó: "Levanten las manos, están bajo arresto". Los hombres se rieron: "¿Eres tonta? Acabas de entrar en nuestro territorio".
Valeria, enfurecida, les preguntó dónde tenían a Alexander, pero antes de que pudieran responder, un estruendo se escuchó desde la oficina del jefe. El matón de los cuatro brazos sonrió: "Parece que nuestro jefe se está divirtiendo con tu compañero. Nosotros también vamos a divertirnos contigo". Activaron sus poderes: el de los cuatro brazos avanzó hacia ella, otro hombre con habilidades físicas aumentadas, y el último disparaba bolas de aire desde sus palmas.
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Editado: 17.12.2025