Detective Paranormal

Parte 1

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Terra era un pequeño pueblo alejado de la gran ciudad, era tan pequeño que, para todos los habitantes nacidos ahí, era normal conocerse al menos de vista.

Por eso, cuando desapareció Xiomara, todos reconocieron a la familia que, llorando, aclamaba justicia frente a la comisaría.

Xiomara era una adolescente de 16 años, era hogareña y bastante dedicada a sus familiares y amigos. Era también bastante introvertida y de las chicas que, si no lograba tomar la suficiente confianza, solía mantenerse callada.

Según sus familiares, había ido a casa de sus compañeras a estudiar; sus compañeras, por su parte, confirmaron que, aunque sí hubo reunión de estudio, Xiomara nunca apareció.

Rai y Ben eran los 2 únicos detectives del pueblo, y ambos habían sido contratados por la desesperada familia de Xiomara

Rai, tenía una reputación muy bien ganada en la gran ciudad, había sido uno de los oficiales más jóvenes en convertirse en detective, por lo que era incluso considerado un orgullo para el pueblo; Ben, en cambio, era un gordibueno ex oficinista con la única virtud de haber sido el hijo del hombre, ahora fallecido, que apoyo económicamente a Rai en sus estudios.

—¿Vampiros? ¿Te has golpeado la cabeza? —le dijo Rai a Ben, mientras salían de la casa de donde, se suponía, Xiomara se dirigió a reunirse con sus amigas.

—Así es Rai... la gente piensa que son solo historias de ficción, pero, si buscarán bien, incluso podrían encontrar que hay libros detallados hablando sobre ellos.

—¿Donde?

—En el internet.

—Escúchame viejo, una vez leí en internet que Will Smith estaba embarazado —replicó Rai, que estaba tan desganado como frustrado a la vez —Y te juro que revisé todas y cada una de sus apariciones públicas por 9 meses y nunca le vi una maldita panza.

—¿Cómo puedes creer esas estupideces Rai?

—Lo sé —dijo frustrado Rai —Hay gente así.

Ben pareció no notar el sarcasmo de Rai y, muy seriamente, sacó algún objeto de su bolsillo.

—Mira esto, Rai —Ben mostró un espejo quebrado

—Si no tienes nada útil que decir preferiría irme rápido para no perderme el partido.

-—¡Claro que es útil! Encontré este espejo tirado cerca de la casa de la amiga de Xiomara. Estoy un 45% seguro que la chica notó que el vampiro no se veía por acá... el maldito se dio cuenta y decidió atacar a la pobre.

—Si es una posible pista no deberías tomarla así, idiota —dijo Raí mientras le arrebataba el espejo de las manos —y si fuera un vampiro...no crees que la mataría simplemente por matar

—Tienes razón —contestó Ben pensativo —Al menos ahora ambos estamos de acuerdo de que hay un vampiro.

—Por favor Ben, por una vez en tu vida, ¿podrías no ser un imbécil?

—Sabes Rai, últimamente estas muy prepotente. No deberías subestimarme tanto —Era claro que Ben hablaba en serio

—Créeme, no te subestimo

Rai trataba que Ben no hable del tema con nadie más.

Aunque parecía que para Ben era algo ajeno, Rai sabía que, en la comisaría, la gente solía burlarse a espaldas de él, no por su ineptitud como compañero de Rai, si no por su activa y fantasiosa imaginación.

Era solo el respeto que sentían por Rai por lo que evitaban hacer su burla pública.

Rai, sin embargo, ya estaba acostumbrado a eso.

Cuando despidieron a Ben, Rai decidió que podía quedarse a vivir con él hasta que pudiera conseguir otro empleo, ya más de un año de eso.

En todo ese año de convivencia, era común para Rai ser despertado por Ben para escuchar irracionales motivos, como cuando alegó que su gato había sido abducido por un ovni; o aquella vez que Ben no quiso salir de su casa asegurando estar siendo observado por su ventana por una especie de espíritu/bruja.

Aún con todo, Rai no abandonaría a Ben, tenía una gran deuda con su padre y sabía que él era la única persona que le quedaba.

El dúo fue a la comisaría a buscar un poco de información relevante. Mientras Raí trataba de convencer a Ben que lo esperé a fuera, un anciano, que parecía haberlos estado esperando, se les acercó nerviosamente.

—¿Usted es el señor Rai?

—¿Si?... ¿y usted es? —dijo Rai mientras miraba examinante al anciano

—Bueno... mi nombre es Joro, soy dueño de la ferretería que queda en el centro...

—¿Si?... ¿y usted quiere?

—Bueno... - respondió dudoso el anciano —para mí no es fácil decirle esto...

—En ese caso... lo mejor sería que no diga nada- Rai, se dispuso a marcharse, pero fue detenido por Ben

—¡Rai! No seas maleducado por favor.

—Pues si no le es fácil decirlo entonces lo educado sería ayudarlo a que no lo diga.

—Eres un idiota —dijo Ben enojado —Aunque bueno... tiene lógica- se dijo a si mismo mientras el abuelo seguía intentando decir lo que quería decir.

—H-hay... h-hay un vampiro en la ciudad —dijo el abuelo aún nervioso

—Pues claro que lo hay, pero el idiota este no me cree —mencionó confiadamente Ben.

—¿Por eso me hiciste quedar? —mencionó Rai que se tomaba la cabeza lamentando que alguien le diese la razón a su amigo

El anciano Joro se quedó sorprendido al ver como asimilaron sus palabras, mientras ambos retomaban su discusión, Joro no pudo evitar alzar las manos de alegría.



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En el texto hay: vampiros, misterio, detective

Editado: 10.08.2020

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