Detectives en verano |amor fúnebre|

PRÓLOGO.

Tania.

  Detesto el verano. Bueno, podría decirse que detestar es una palabra muy fuerte. Pero realmente no es algo que me guste estar toda transpirada, mientras mi madre me obliga a tener citas con muchachos que no quiero. Lo sé, lo sé. Suena muy del siglo veinte. Pero es lo que vivo, no es lo que me gusta. Es lo que hay. 

  Por lo general, esos muchachos son apuestos, o no. Hay mucha variedad en el mercado. Sin embargo, lo que verdaderamente me preocupa es no estar dirigida a ese mercado. Creo que me entienden. En fin. Eso sería un milenio de lamentos para mi familia.

  Ésta noche, mi madre concretó una cita con el hijo de la encargada de la economía de la iglesia. Se suponía que iba a ser en un restaurante. Algo así. Pero creo que el muchacho es una especie de rebelde sin causa, y me llevará a una fiesta. Me da lo mismo, la verdad. No creo que me agrade más que el resto. Por mi está bien. 

  Olvidé mencionar que tengo dieciséis. Mi nombre es Tania. Y mi vida es un monótono lamento por todo lo que podría haber hecho, y jamás hice. 

Isabel.

  Me encantaría que mi vida sea más sencilla. Digo, no es que sea difícil. Sino que, me gusta quejarme de lleno. ¿Saben? Es una de las cosas que sé hacer mejor, quejarme. ¿Y por qué dejar una de tus grandes pasiones? Eso haría del existir, un soso existir. Sin chispas, experiencias. 

  Me gustaría que mi madre entienda eso. No hablo de ser una quejosa. Hablo que, me gustaría realmente que mi madre por fin entienda de una vez que correr carreras de autos es mi pasión. Y sí.. son clandestinas. Y peligrosas. Pero ella también lo hizo, no es justo que yo no tenga esa oportunidad. ¿No creen? Yo creo que sí. Al caso, se enteró que la misma noche que ella saldría de viaje con su novio, yo me escapé a una de esas "terribles carreras"... ugh... Si no hubiera sido por eso, hoy estaría en una gran fiesta. Y a diferencia de eso, estoy con mi molesto padre. 

  En fin... aún  no entienden mucho. Sin embargo, conforme vayan leyendo la historia, todo les quedará un poco más claro. Me olvidé decirles, mi nombre es Isabel. Pueden llamarme Bel. Tengo dieciséis, por cierto. Y ésto, madre, no se quedará así. 

Lucinda.

  Quiero escapar. Quiero correr. Podría ser peor. Digo... todo siempre puede ser peor. 

  Mis padres... ellos están en la cárcel; están implicados por casos relacionados con drogas. "El imperio" quedó a cargo de mi hermano mayor, y yo me encargo de ser su mula, mientras todo se soluciona. 

  Extraño ser pequeña. Extraño los problemas solucionables que no implicaban abogados, ni tener a veinte reporteros de diferentes canales para dar declaraciones fuera de mi casa. Extraño que mi deseo más cercano no sea ver a mis padres fuera de la cárcel. 

  Éste verano fue un verdadero asco. Casi que aplico para la academia de danza, pero eso fue imposible... Nadie querría a una hija del caos bailando El Cascanueces. En fin, los dieciséis apestan. Ah, mi nombre es Lucinda. Pueden decirme... Nah no es cierto. Díganme Lucinda a secas. 

  Bueno... se acabó el tiempo de ocio. Debo ir a una fiesta a vender estúpidas drogas. Fue agradable conocerlos.

 



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En el texto hay: intriga, amor, amor adolescente

Editado: 07.12.2020

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