Detrás de Cámaras

Capítulo 17. Un hermoso impulso.

Meredith.

–¿Seguro que podrás hacer todo esto? –pregunté con curiosidad.

–Princesa, he cuidado muchas veces a Rosie, sé que tengo que hacer, quédate tranquila –respondió Tae con una sonrisa.

–Lo sé, pero te vas a quedar con ella tres días, me da algo de miedo que sea muy pesado para ti.

–No lo será. Tengo tú número, el de tus amigos, el de los chicos, sé que, si algo pasa, podré llamar a cualquiera para que me ayudé, y a ti, para mantenerte informada.

–Tienes todo bajo control, ¿no?

–Así es –sonreí satisfecha, de verdad estaba tomándose esto en serio.

–Sé que la vas a cuidar bien, sólo estoy algo nerviosa.

–Es tu primera vez lejos de Rosie, sé que te sientes así. Puedes llamarla las veces que quieras, no hay problema.

–Gracias –dije, acercándome para abrazarlo por la cintura –. Voy a extrañarte mucho.

–Y yo a ti, pero serán pocos días.

–Sí. Ya debo irme, debo llegar para buscar el lugar de la locación, y así ahorrar tiempo para la sesión.

–Vale. Disfruta de tus tres días de vacaciones. Te amo –dijo, tomando ambos lados de mi cara para darme un pequeño beso.

–También te amo. Despídeme de los demás, por favor –pedí.

–Claro –le sonreí, tomando mi pequeña maleta y yendo al autobús, con dirección a Busan.

Voy a hacer una sesión de fotos para una nueva línea de ropa, uno de los trabajos extras que he tenido durante estas últimas semanas. Desde que se dio a conocer que fui yo quien hizo esas hermosas fotos de BTS, se me ha pedido hacer otros trabajos.

Ha sido una gran experiencia, porque he conocido a otros artistas, cantantes, modelos, actores y demás. Unos son muy amables, otros muy extrovertidos, otros muy tímidos y muy pocos arrogantes, pero ya he sabido cómo moverme entre ellos.

Subí al autobús, sentándome cerca de una ventanilla, observando como Tae agitaba la mano hacía mí, en modo de despedida. Estaba disfrazado con gorra, antifaz y lentes oscuros. No sabíamos si lo reconocerían, pero nos arriesgamos.

Agité mi mano, correspondiendo a su saludo, sacando los auriculares de mi mochila, para escuchar un poco de música, en lo que llegó a mi destino, a mi antiguo hogar, a mis antiguos recuerdos.

♦♦♦♦♦

Cuando llegué, me instalé de inmediato en el hotel, dejando mis cosas y saliendo a dar un paseo, para encontrar la locación que usaríamos el día de mañana. No venía aquí desde que mis padres murieron, y no ha sido un mal regreso como pensé.

Mamá nació aquí, estas fueron sus tierras, sus orígenes, el lugar que la vio crecer, que vio crecer a sus hijas. Amaba mucho sus tierras, tanto, que papá decidió que aquí pasaríamos parte de nuestras vidas, que aquí tendríamos buenos recuerdos, y así fue.

Con las manos metidas en los bolsillos de mi chaqueta, caminé hacia el centro, observando con una sonrisa, a las personas que caminaban por ahí. Admiré la vida sencilla que cada persona parecía llevar, me hizo recordar lo mucho que adoraba salir de paseo, observando la vida en sus diferentes etapas, sonriendo por aquellas que me gustaban más.

–¿Meredith? –me llamó una voz femenina, haciéndome voltear ante ese tono tan maternal.

A mi derecha, se encontraba mi antigua nana, Jung Eun-Yeong.

–¡Nana! –grité emocionada, corriendo hacia ella, para darle un abrazo.

–Sabía que eras tú, Borreguita, jamás olvidaría un rostro tan bello como el tuyo –mencionó ella, tomando ambos lados de mi cara. Bajé un poco la cabeza, ahora era más alta que ella.

» Eres igual a tu madre, igual de hermosa y elegante.

–Gracias, Nana.

–¿Vino Rosie contigo?

–No, este es un viaje de trabajo.

–¿Y por qué no me avisaste? Pude recibirte en mi casa –reclamó, algo molesta.

–No pensé que volverías aquí, supuse que seguías con tu hermano.

–Tú no eres así de conformista –comentó, soltando una risa curiosa –. ¿Alguien está en el constante pensamiento de mi Borreguita?




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