Detrás de Cámaras

Capítulo 27. Piezas rotas.

Meredith

–Buenos días –saludé al equipo de trabajo, apenas llegué a la locación donde trabajaría el día de hoy.

–Buenos días, Meredith –me saludó una maquilladora, con la que me llevaba muy bien –. Hoy te ves algo cansada, ¿te encuentras bien?

–Sí, sólo no dormí muy bien –respondí con una leve sonrisa.

–Tienes que dormir mejor. Te recomiendo un té de hierbas que te ayudará a conciliar el sueño de manera rápida.

–Muchas gracias, Eun Tak.

–De nada.

–¿Ya llegaron los modelos? –pregunté, cambiando de tema.

–Los están preparado, en cinco minutos salen.

–De acuerdo, muchas gracias –agradecí, saliendo de la habitación.

Caminé hacia la cafetería del edificio, para ordenar una malteada de fresa. Me encuentro muy nerviosa y cansada, ayer casi no pude dormir, pensando que hoy es el último juicio sobre la custodia de Rosie. Hoy se decidirá si ella se queda conmigo, o se va con mis tíos o a un orfanato.

Hasta donde sé, mis tíos no han hecho nada para pelear por la custodia de Rosie, se han mantenido al margen y se los agradezco, porque no tengo las ganas ni las fuerzas para pelear con ellos. Cuando mi malteada esta lista, agradezco y salgo, disfrutando de mi fría y deliciosa malteada. Cuando regresó a la locación, me avisan que los modelos están listos, así que dejó el vaso de la malteada, tomó mi cámara y comienzo a trabajar.

Me desconecté un poco de mis preocupaciones y pensamientos mientras tomaba las fotografías necesarias para esta campaña de ropa, me enfocó en hacer el trabajo perfecto por el cual se me felicita, me enfocó en dar perspectivas que la gente no puede ver con facilidad. Es tanta mi concentración, que casi ignoró el llamado a descansar por diez minutos, en lo que cambian la escenografía.

Decido ocupar ese tiempo, para ver si Tae respondió a mi mensaje de buenos días, cuando veo que tengo algunas llamadas perdidas del agente Jung. Me preocupo un poco y decido llamarlo, pero un número desconocido llamándome aparece en mi pantalla, por lo que contestó primero.

–¿Hola?

–¿Meredith Barton? –preguntó una voz femenina.

–Soy yo.

–Tiene veinte minutos para venir al juzgado, hoy es su última sesión con el juez para la custodia de su hermana.

–¿Qué? ¿Cómo que veinte minutos? Se supone que el juicio es en dos horas.

–Se cambió la hora, ayer se les dio aviso a los abogados. Dese prisa en venir, o el juez podría considerar su ausencia como poco interés y cambiar la decisión.

–Claro. Gracias por el aviso –respondí, colgando la llamada.

Rápidamente, tomé mi mochila, saliendo de manera presurosa de la habitación, chocando con Eun Tak.

–Meredith, ¿a dónde vas?

–Tengo que ir al juzgado, se cambió la hora y no se me avisó con tiempo... Debo ir a avisar...

–Vete, yo les aviso.

–Gracias –suspiré, echando a correr a la salida, donde me encontré a Anya, que apenas iba entrando.

–Petite Protagoniste, que...

–Juzgado...llegamos tarde –jadeé, interrumpiendo lo que sea que me iba a decir, esperando que entendiera mi urgencia.

–Hay que correr –dijo ella, tomando mi mano, echando a correr al estacionamiento.

Fuimos directamente a la camioneta que ella siempre usaba, donde Jon, su guardaespaldas, se encontraba en el puesto de conductor.

–Any, ¿qué sucede? –preguntó él, alerta.

–Al juzgado, Jon. Lo más rápido que puedas y lo que te permita la ley –pidió Anya de inmediato.

–De acuerdo –subimos al auto con rapidez, al mismo tiempo, que Jon encendía el auto, saliendo del estacionamiento.

No sé qué tan rápido fuimos, pero llegamos en menos de diez minutos al juzgado. Antes de que siquiera Jon se detuviera para que saliera, ya yo estaba abriendo la puerta, saltando del auto para correr al interior del edificio. Ni siquiera me fijé si Anya me seguía, recuerdo que estaba ocupada llamando a todos, para contarles el cambio de plan.

–Lamento la tardanza, no sabía que habían cambiado la hora –me excusé al llegar, tratando de recuperar el aire.

–Se le notificó a su abogada, señorita Barton, quien, por cierto, tampoco ha llegado –señaló el juez con poca simpatía.

Efectivamente, Young Mi no había llegado, sólo estaba el abogado del lado contrario y otras personas del juzgado, ni siquiera mis tíos estaban presentes, así que supongo, que a todos nos tomó por sorpresa el cambio. Estaba muy sorprendida de que Young Mi no me haya dicho nada ayer, habíamos hablado en la noche, y en ningún momento, me dijo algo así.

–Eh… supongo que no tardará en llegar –contesté nerviosa.

–Supongo que podemos comenzar en lo que llega… En fin, ¿cuáles fueron los resultados a los que llegó, Señorita Choi? –le preguntó el juez a la trabajadora social, quien pasó al estrado.

–Se llegó a la siguiente conclusión, su Señoría. La señorita Barton no es apta para cuidar de la menor, Rosaline Barton –respondió la señorita Choi sin ningún titubeo en su voz.

–¿Qué? –exclamé, asustada de su decisión.

–Silencio –exigió el juez –. ¿Cuáles fueron las razones por las que se llegó a esta conclusión?

–La señorita Barton no cuenta con los recursos necesarios para darle una buena calidad de vida a la menor, Rosaline Barton. En los dos últimos años, ha cambiado nueve veces de trabajo, todos con un reporte de mala conducta dirigida hacia los clientes; además de eso, no es capaz de pagar las clases extracurriculares de la menor.

» Considero que sus tíos, pueden ofrecerle a la menor el estilo y calidad de vida adecuado, pues cuentan con los medios para hacerlo, además, de que he visto que hay una buena relación entre ellos –sentenció ella.

Estaba anonadada de lo que la señorita Choi decía. Cambié nueve veces de trabajo, por culpa de las injurias de In Hee, y con respecto a no pagar las clases de Rosie, fue sólo una vez, y hasta eso, pasó porque cambiaron la fecha de pagó y lo olvidé, pero lo pagué en la tarde.




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