Meredith.
–Tranquila, Princesa, ya no tardarán en llegar –me alentó Tae, al mismo tiempo, que quitaba mi mano de mi boca, donde mordisqueaba mis uñas.
–Estoy algo asustada, Tae. Ahora que conozco a mi…a Jim Shi, me da miedo pensar en que puede llegar a hacer –me sinceré.
–Lo sé, pero si sigues mordiéndote de ese modo los dedos, te vas a hacer daño –suspiré un poco, entrelazando mis dedos y dejándolos en mi regazo, tratando de tranquilizarme.
¿Anya ya habrá llegado? ¿Estará con Lucy? ¿Ella testificará? Tantas preguntas y ninguna respuesta que no sea el silencio. Comienzo a desesperarme, cuando escuchó el tono de llamada de mi celular. Rápidamente lo tomé, alegrándome de ver el nombre de Anya en la pantalla.
–¡Anya! –exclamé con alegría, cuando contesté.
–¿Sabes lo bonito que se escuchó mi nombre cuando usaste ese tono de voz? Ah, desearía haberlo grabado –respondió ella en un suspiro.
–¿Ya vienes?
–Sí, y vengo bien acompañada. Vamos saliendo del aeropuerto, tal vez lleguemos en unos quince minutos.
–Eso es increíble.
–¿JungKook está allá? –preguntó de pronto.
–Fue a comprar comida –respondí, viendo al mencionado entrar por la puerta con bolsas de comida en sus manos, mientras Jimin y Hobi iban detrás de él –. De hecho, acaba de llegar.
–Perfecto. Dile que es un grosero, por no contestar mis llamadas –comencé a reír del regaño de Anya, pero un ruido en el fondo hizo que mi risa se congelará.
No esperaba volver a escuchar ese sonido.
No esperaba volver a experimentar esta angustia en mi pecho.
No esperaba volver a sentir este dolor.
–¡Anya! ¡Anya! –grité enloquecida, pero la línea cortada fue mi única respuesta.
Cubrí mi boca con una mano, sintiendo unas inmensas ganas de gritar y llorar. Volví a llamar a Anya, lo hice al menos unas siete veces, ignorando las preguntas a mi alrededor, hasta que no pude más y lancé el teléfono a la pared, rompiéndolo al instante.
» ¡No! ¡No otra vez! ¡No de nuevo! –grité de dolor, dejándome caer de rodillas al suelo, tomando mi cabeza entre mis manos, soltando grandes sollozos y lágrimas.
–¡Meredith! –me llamó Tae, agachándose a mi lado, tomándome de los hombros –¿Qué fue lo que pasó?
–¡A Anya le ha pasado lo mismo que a mis padres! ¡Lo sé! ¡Lo escuché! ¡Ella fue víctima de Jim Shi! –grité en medio del llanto.
Sentí su cuerpo tensarse ante la noticia, pues sabía exactamente a lo que me refería.
–¿E-estas seguras? –preguntó nervioso.
Dejé de acunar mi cabeza entre mis manos, para alzar la mirada y verlo. Sus ojos cristalizados tenían tanto dolor, su labio inferior temblaba. Odié verlo así, odié darle todo ese dolor.
–S-sí –respondí con voz rota, por lo que Tae me abrazó con fuerza, no sé si para consolarme, o intentar encontrar consuelo en mí.
–Por favor…dime que no es cierto… –pidió JungKook con tristeza en su voz, arrodillándose a mi lado.
–L-lo siento… –susurré, mordiendo mi labio.
Él negó con la cabeza, abrazándose a sí mismo. Por los pequeños espasmos de su cuerpo y la humedad en sus mejillas, supe que estaba llorando.
–Por favor… por favor… dime que ella está bien… dime que vendrá a salo a casa –suplicó JungKook con desesperación.
Su mirada estaba tan llena de dolor y angustia, sus lágrimas no dejaban de caer, sus manos temblaban. No puedo creer la cantidad de dolor que ella ha provocado, no puedo creer que ella me ha vencido una vez más. Negué con la cabeza, y creo que, con eso, rompí el corazón de JungKook.
» ¡No! ¡No! ¡No! ¡Ayer hablé con ella! ¡Dijo que todo estaba bien! ¡Que vendría a casa conmigo! ¡No! ¡No! ¡No! –gritó enojado, golpeando la pared.
Jin pareció acercarse a él, susurrándole palabras al oído para calmarlo, pero no funcionó, porque JungKook seguía llorando y negando. Sabía que nosotros tres no éramos los únicos con dolor, de seguro, los demás igual sufrían, pues Anya significa… significaba mucho para ellos.
Un teléfono comenzó a sonar, y por el tono, supe que era el de JungKook, pero él seguía enceguecido de dolor. Vi como Yoongi tomaba el celular, respondiendo la llamada. No presté mucha atención a lo que decía, hasta que se agachó a nuestro lado.
–JungKook, era la policía, hay que ir al hospital –le comunicó con voz suave, sintiendo un escalofrió en mi espalda.
No sabíamos si íbamos a ver heridos… o muertos. JungKook se levantó con ayuda de Jin.
–JungKook –lo llamé, haciendo que me mirará –. Déjame ir contigo –me miró con ojos cristalizados, pero sólo asintió, haciendo que con ayuda de Tae, me levantará del suelo. Él también decidió ir, no lo dijo con palabras, pero sabía que lo necesitaba.
–Nosotros iremos a la estación de policía, para saber que sucedió exactamente –dijo Yoongi, señalando a los demás.