Detrás de la Sombra

1

Era extraña la manera en la que mi mente divagaba de un sitio a otro. Los últimos días que habían pasado sentía un extraño presentimiento que hacía erizar los finos vellos de mis brazos.

Mi vista estaba fija en lo que ocurría en aquel árbol voluminoso de hojas verdes, que entre ellas hermosas mariposas revoloteaban a su alrededor.

—¿Y cómo te sientes? —le preguntó una de mis amigas a la otra muchachita que estaba con nosotras— ¿Sientes el cambio?

Volví la mirada hacia el frente y solté un suspiro, tomé mi mochila y me puse de pie.

—¡Callie! ¡Espera! ¿A dónde vas? —pregunto Kate parándose enfrente mío.

—Iré a casa debo ayudar a mamá —mire hacia sus espaldas al grupo de chicas que seguían platicando— y de todas formas me siento ajena a la conversación.

Me hice a un lado para continuar mi camino hacia la salida de la preparatoria.

—¡Pero dijimos que nos reuniríamos en casa con las chicas! —volvió a insistir ella.

—Lo siento Kate —no volví a mirarla y me dirigí hacia la parada del autobús.

Mi mirada se perdió a lo lejos, se sentía tan bien aquella briza de primavera que rozaba mi rostro. Aunque sentía que algo no era como siempre.

Pensaba en todas las posibilidades de que yo fuese diferentes a mis compañeras.

El autobús de detuvo a unas calles de casa, cada paso que daba sentía la energía recorrer mi cuerpo. El sol estaba justo sobre mi cabeza, pero no era para nada molesto.

Las pequeñas casas del barrio empezaron a aparecer, hasta que la casa llena de flores de todo tipo resaltaba incluso a una calle a lo lejos y justo al lado de esa casa se encontraba la mía.

El olor a comida entro por mis fosas nasales, me dirigí directo hacia la cocina.

—¡Cariño! ¿Cómo estuvo tu día? —pregunto mamá sonriente.

Sobre un plato había unas galletas, amaba las galletas que preparaba mamá. Tome una y la lleve a mi boca.

—Mamá… ¿tu piensas que hay algo extraño en mí? —pregunte mientras le daba otro mordisco a la galleta.

—¿Por qué preguntas eso? —dijo ella girando en mi dirección.

—Kate y las demás presumen sus bubies —hice silencio y volví a mirarla— tu dijiste que me convertiría en una mujercita.

Mamá dejo el recipiente que estaba limpiando a un lado y tomo asiento a mi lado.

—Callie no deberías preocuparte por eso —ella me miraba sonriente— ten por seguro que cuando menos te lo esperes sucederá.

Sin darme cuenta una débil sonrisa apareció en mi rostro la sonrisa de mi madre generaba tanta seguridad y calidez.

Ella tenía razón no debía preocuparme por eso.

Volví a observar a mamá sus bellas facciones la hacían lucir mas preciosa de lo que era, sus manos eran delicadas con dedos delgados, sus ojos celestes y las largas pestañas arqueadas, y el largo cabello rubio oscuro.

Algún día seria como ella, ahora entendía porque papá se había enamorado de ella.

—Mamá…  ¿Y a los chicos les ocurre lo mismo? —pregunte recordando como la voz de algunos compañeros habían cambiado.

—Claro que si cariño como a tu hermano —dijo sonriente como siempre lo hacía al hablar de mi hermano mayor— pero ellos no les pasa lo mismo que a nosotras… ¡Ahora ayúdame a poner la mesa! —mamá salió de la cocina hacia el comedor.

Empecé a poner los vasos sobre la mesa, miré hacia la ventana y como ya los rayos del sol no daban hacia adentro.

Todo ese silencio se vio interrumpido cuando la puerta principal se abrió y por ella cruzaron mis hermanos.

—¡Aprobé matemáticas mamá! —Nash paso por mi lado sonriente con una hoja en sus manos.

Por detrás de él corrían los mellizos, y con una cara de tristeza entraba mi hermana y mis otros dos hermanos. Y por último mi padre con un semblante algo extraño.

Mire a papá con una sonrisa y el me observo sonriendo de la misma manera pero sin mostrar sus dientes.

—¡Mira Callie! —dijo Varek sonriente mostrándome una hoja.

—¡Wow pequeño excelente trabajo! —exclame al ver dibujadas las vocales.

Volví mi mirada hacia la mesa donde mis hermanos empezaron a tomar asiento.

—¿Cómo te fue en el trabajo cariño? —mamá se acercó a papá para depositar un beso sobre su mejilla.

Cada vez que los veía siempre imaginaba como iba a ser mi futuro novio, quería tener alguien como papá que se esforzaba cada día para darnos lo mejor.

Nash y Shery estaban a cada lado mío, Varek al lado de Nash mi hermano mayor y Jaren en frente, al lado de los gemelos. Siempre había ruido a la hora de comer por la cantidad de personas.

—¿Hoy saliste más temprano Callie? —pregunto Nash a mi lado— Jaren y yo te esperamos pero Kate nos dijo que te habías ido antes.

—Si yo… lo que paso fue… —antes que pudiera terminar papá hablo.

—Niños… —hablo esperando unos segundos a que los gemelos dejaran de discutir— con su madre estuvimos hablando de cual será nuestro destino de las próximas vacaciones.

Abrí mis ojos con sorpresa, mire a mamá pero ella bajo la mirada a su plato sonriendo.

—¿Vacaciones? —pregunte algo sorprendida— desde que nació Jaren nunca fuimos de vacaciones…

Mire a Nash que sonreía de la misma forma.

—Quedan pocos días para que terminen sus clases… —termino de decir el volviendo la mirada a su plato.

Observé a mamá otra vez que sonreía contenta y volví a mirar la barriga de mi madre.

Recordaba la noche que nos habíamos enterado de la noticia que tendríamos otro hermanito para Nash y para mí ya no era una sorpresa.

Al principio éramos pocos y luego la familia se agrando, y más aun cuando nacieron los mellizos y pensamos que serían los últimos pero al parecer mamá no había cerrado la fábrica y la familia HeadCliff seguía creciendo.

—¿Y a donde iremos? —pregunto Nash sonriente.

Papa lo miro y sonrío, algo que me pareció extraño. Su sonrisa no era como siempre.



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En el texto hay: hermanos, muerte misterio, miedo enojo y culpa

Editado: 04.01.2024

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