Baje las escaleras con la bebe en mis brazos moviendo de un lado a otro.
—¿Qué haremos Nash? —pregunté mirando a mi hermano que tenía su cabeza apoyada sobre una de sus manos— ¡Nash! Yo también quiero dormir…
—No lo sé Callie —él se puso de pie y se acercó al lavabo para mojar su rostro— tu pasabas más tiempo con mama.
Volví a morder mi labio inferior, estaba cansada de mover a la bebe y que aun siguiera llorando.
<<Tiene hambre>>
—Intentare que mama pueda darle el pecho —dije dudosa de lo que iba a hacer.
—¿Estas segura? —Nash me miro con desconfianza por lo que estaba por hacer.
—No se callará hasta que coma —no lo pensé más y me dirigí hacia las escaleras.
—Te acompañare —dijo Nash apareciendo detrás mío.
—¿Piensas que mama podría hacernos algo? —dije dándome la vuelta para mirarlo.
El solo me miro a los ojos como si no estuviera tan seguro de lo que iba a decir.
—Está bien me quedare aquí —dijo el volviéndose al sofá.
Tomé aire y me dirigí otra vez hacia la habitación de mama.
—Mama… —dije tratando de hablar lo más despacio posible— Said tiene hambre.
—En el sótano hay una caja con todo lo necesario —dijo ella sin siquiera voltearse solo dándome la espalda.
<<No quiere ver a la bebe>>
—¿No quieres?
—No quiero verla por favor Callie sal del cuarto —trague saliva al notar la seriedad en la voz de mama.
Sali de allí sintiendo un nudo en la garganta.
¿Dónde estaba mi dulce madre? ¿Qué había ocurrido con ella?
Baje las escaleras encontrándome con Nash dormido en el sofá.
Volví a mirar a la bebe que estaba aún rojita, era muy pequeña e indefensa.
—Lo siento bebe mama no se siente bien —dije dejando escapar una lagrima de mis ojos— ella mañana te cargara y te cantara una canción.
Me acerque hacia el sofá y con mi pie moví a Nash para que despertara.
—¿Qué? —el abrió sus ojos.
—Tengo que bajar al sótano tienes que cargarla —dije extendiéndole a Said.
—¿Qué ocurrió? —pregunto al ver que aun tenia a Said.
—Espero que papa recuerde traerle la medicación a mama —me di la vuelta para dirigirme hacia el sótano.
Sabía que era de noche y la casa estaba silenciosa porque los niños dormían. Tenía que bajar a ese sótano.
<< No debes tener miedo tienes trece años>>
El cansancio que tenía en ese momento me hacía sentir aún más desconfiada del sitio.
Baje las escaleras con cuidado y me acerque a la mesa donde estaban las cajas hasta que mis ojos llegaron a la que decía “bebe”.
Abrí la caja encontrándome con mamaderas, chupetes, pañales descartables y de tela, y una ropa.
Una puntada se hizo presente en mi pecho.
¿Por qué esas cosas estaban allí? ¿Papa sabía que mama tendría al bebe en esa casa?
Agarre la hoja que estaba doblada sobre los objetos.
Nash y Callie: Si ustedes están leyendo esto es porque ya no me reconocen, sé que deben estarse preguntando tantas cosas pero necesito que confíen. Cuiden de su nuevo hermanito y a sus hermanos. Debí hablarles de aquella pastilla que tomaba todos los días pero no quería que pensaran mal de mi. Sin mis pastillas lo mejor será que estén lejos de mi. Quiero que recuerden siempre que los amo y pase lo que pase son lo más importante en mi vida. Confíen en Marc, su padre los ama y estoy segura de que lo que hace es por el bien de la familia.
No me había percatado en el momento que había empezado a llorar, limpie mi rostro y subí las escaleras, quería salir de allí pero mi vista se nublo y tropecé.
Las cosas de la caja se esparcieron por el suelo incluida la carta que se deslizo desapareciendo por debajo de la pared.
—¡Callie! —exclamo Nash apareciendo con la bebe entre sus brazos.
Miré hacia la pared donde la hoja había desaparecido y empecé a golpear la pared hasta que mis ojos llegaron a la cerradura que había.
—Hay una habitación —dije mirando a Nash.
—Hay que darle de comer a la bebe Callie —dijo el mirándome también con cansancio.
—Había una carta… —Nash volvió a mirarme— escrita por mama.
Sentía otra vez las ganas de llorar recordando las palabras de mama.
—¿Qué decía? —tome las cosas que se había desparramado por el suelo.
Camine hasta la cocina y deje las cosas en la mesa.
—¿Todo eso había en la caja? —miré a Nash y asentí— pero…
—Mama pidió que cuidáramos de la bebe y de nuestros hermanos —dije mientras ponía a calentar el agua para preparar la leche.
Volví mi mirada al calendario quedaban unos días para el día señalado, ese día que pensaba que sería el fin de “las vacaciones”.
—Hasta que papá aparezca quizás se refería a eso —dijo Nash que trataba de mirarlo de otra manera.
Mire el libro que había entre las cosas y me percate que decía como se debía cuidar a un recién nacido.
—Dijo que debíamos confiar en papa y que lo mejor era que nos alejáramos de ella —dije para luego dejar salir las lágrimas.
Me gire dándole la espalda a Nash tampoco quería que el me viera llorar.
—¿Piensas que lo que escuchamos de esperar dos meses era a estar aquí? —hablo Nash casi en voz baja.
Deseaba en lo más profundo de mi corazon a que no se refería a eso no había razón, mama había dicho que serían dos semanas.
—Mama dijo que eran dos semanas hay que confiar en ella —dije limpiándome las lágrimas.
Sabía que mama no me mentiría no había razón para hacerlo.
Mire la hoja del libro que decía de las primeras horas del bebe.
—Podemos turnarnos para dormir —dijo Nash al ver que la bebe ya había eructado y se estaba durmiendo.
—¿Y si nos dormimos los dos? —dije al ver que no había un lugar específico para que la bebe durmiera.