Detrás de las faldas: las mujeres confiesan

Confesión #2

Todo es mejor si queda en familia



- ¡Jay dame mi muñeca!- Es malo, ese niño es malo.

Inflando los mofletes pongo todo mi esfuerzo porque mis lágrimas no salgan, pero es difícil. Solo tengo 9 años, que niña de 9 años no llora si un niño malo y feo le quita sus muñecas.

- ¡Niña llorona, Nella la llorona!- canturrea cuando ya es imposible retener las lágrimas en mis ojitos. Mientras me saca la lengua y tira de mis coletas, quiero a papá. ¡necesito a papá!

- ¡Papááá! Jay robó mi muñecas de nuevo- gritó entre sollozos a el único capaz de darme paz, sonrisas, tranquilidad. Mi superhéroe.

Pero al pasearme por la casa y darme cuenta que no esta por ningun lugar lo recuerdo. El ya no está, ya no está quien puede regañar a mi tonto primo, quien puede darme refugio y no podrá hacerlo nunca más.

5 años después.

-No entiendo de qué van estas "visitas familiares", y porque hasta ahora, tenemos muchos años sin venir a verlos, que pasara uno más no iba a hacer la diferencia-

Le refunfuño a mamá, sabiendo que estamos a pocos minutos de llegar a casa de mi Tía Louisa, a quien no veo desde que tuvo a su último hijo hace 4 años, son 4 años los que llevo sin verla ni a ella ni al odioso del primo Jay.

Tía Lou es muy genial a decir verdad, pero a mi realmente no hay muchas cosas que me llenen de entusiasmo, no desde ese 5 de octubre, donde perdí parte de mi, la capacidad de sonreír se redujo a solo esos momentos en que recuerdo a papá.

- Son necesarias porque es año nuevo, año nuevo se festeja en familia y este año le tocó a tu tía.

Somos la única familia en la que todos los hermanos de mi madre hijos de mi abuela viven en diferentes ciudades, y todos los años mediante un sorteo ven donde se va a festejar. Solo que la tía lou tiene cuatro años sin ir, porque extrañamente el pequeño Matheo siempre enferma para la época.

En serio pobre niño, desde varicela, apendicitis, neumonía, conjuntivitis. Este año que tocó en su casa, milagrosamente el enano no se ha enfermado de nada. Comienzo a creer que todo es un invento del mocoso.

Con solo llegar a la calle, se puede sentir la presencia de los miembros de mi familia, resaltará en cualquier barrio solo con escuchar la música tan alta. Solo serán 15 días, pasará rápido. Me repito ese mantra al menos 6 veces antes de entrar a la casa y comenzar mi larga odisea saludando personas.

***

La abuela, la tía Lou, el tío Benjamín, su esposa, el tio Tata (nunca he sabido su nombre), las primas de mamá, que son 4 de las cuales sólo la menor tiene 34 años, son muchas personas, lo que implican muchas sonrisas fingidas y rodar los ojos mientras no me ven.

ahora mismo solo me surge una duda, ¿donde carajos va a dormir toda esta gente?

Cuando creo que ya podré relajar la cara de la maratón de sonrisas, lo veo entrar. Vaya, eso si no lo esperaba.

Esta muy muy alto, y con mucho mucho más músculos de los que recuerdo haberle visto alguna vez. Eso sí recordamos sus flacos brazos de niño 12 años, que fue la última vez que lo vi sufriendo por ser un puberto atravesando la dura etapa donde su voz es más un silbato que voz.

El me mira, yo lo miro, nos miramos. Es que hay que reconocer, el ha cambiado, mucho a decir verdad. Yo igual digo ahora tengo grandes pechos que ni en sueños hubiera sospechado tener cuando nos vimos por última vez, y creo que él tampoco los imaginaba puesto que su mirada no ha salido de ellos desde que entró y me vio. Además los entrenamientos algo han hecho por mi trasero, algo bueno si puedo reconocer.

- ¡Jay saluda a Antonella, mira que grande está, hace mucho que no la ves! ¿A qué está preciosa?- dice mi tía Lou rompiendo su momento de atontamiento por mis pechos.

- ¡Tía Lou!- Digo acercándome a ellos, no voy a dejar que piense que sigo siendo la misma niña llorona que fastidiaba todo el tiempo.- Hola Jay, como has ido?

Si me pusieran a seleccionar la mejor y más arrogante sonrisa que he puesto en mi vida, seguro la que le di a mi querido primo se lleva el oro con honores. Eso es Jay, ya no soy una niña a la que molestar.

- Nella, pero mira nada más, casi no te reconocí. ¿cómo estás? - Me devuelve la sonrisa, pero hay algo diferente en sus gestos, expresiones. Son diferentes.

- Chicos, vayan a la cocina y ayuden con las bebidas- Tan linda mi tía Lou interrumpiendo el momento de impacto. O tal vez solo mi momento de impacto, porque eso raro que vi en sus ojos, sigue estando ahí.

***

Siempre hay ventajas de estas típicas fiestas familiares de fin de año. Se trata de descansar de todo el largo trabajo del año, y disfrutar de comer, beber y bailar sin remordimientos para el día siguiente.

Para mi un lado de mucho provecho, es el que me puedo aislar y no preocuparme que estén sobre mi cuello, para ver si no me pierdo en mi mundo (teléfono) viendo cosas del diablo como dice mi abuela.

Interesantemente mi distracción del día de hoy no estuvo en mi aparato del demonio, no. Como hace mucho tiempo no reía, los comentarios satíricos cargados de doble sentido que hacía mi querido y buenisimo primo se convirtieron en carcajadas que aunque sea por unas horas me hicieron perderme de mi realidad.

Aunque siendo sinceros la botella de Vodka que Jay robó de la cocina contribuyó bastante a que las risas no pararon hasta que los primeros atropellados por el alcohol, se convirtieran en soldados caídos y que mi tía comenzará con la repartición de cupos a las habitaciones.

Ser parte de la generación menor, esos que son mandados a dormir después de las 10 pm, por primera vez, no fue tan desagradable, que me tocara dormir en la misma habitación que Jay y el pequeño Matheo en el cuarto de este último, porque en el de Jay van a ir los ebrios tampoco me molestó.

Para ser una persona que normalmente se fastidia de todo y todos, no me fastidió contarle cuentos al pequeño renacuajo hasta que este cayó en un anormal estado de coma, su sueño debe ser muy pesado para no sentir las carcajadas que su hermano y yo soltamos por horas, se puede decir que estamos casi casi ebrios, pero no ebrios solo felices.

- y Nella, qué tal todo, tienes novio?- cambio de tema mientras me mira fijamente, estamos tirados en el piso acabando lo poco que queda de la botella.

- No, no tengo novio, amigo, rollo, o nada que le sea sinónimo. Y tu querido Jay, ¿a cuantas fulanas te tiras por semanas?, porque un santo no eres, y los comentarios que te dejan las muchas chiquillas en tu perfil, demuestran que cierta actividad de esas prácticas- No sé en qué momento el juego de tu preguntas yo respondo paso a ese tipo de temas, ni porque nuestros cuerpos se acercaban con cada pregunta respondida.

Como tampoco sé en qué momento termine sentada a horcajadas en su regazo, mucho menos pude interpretar las miradas que compartimos. No sé si él sentía como la temperatura de mi cuerpo subía a causa del vodka, o era por estar rozando su entrepierna con la mía, pero vaya que eso se sentía bastante bien.

A mis quince años podría decirse que esto de los juegos previos es bastante nuevo, no es como si el hecho de no ser virgen signifique que tengo amplia experiencia en el asunto.

¿Es nuevo?, si! ¿me gusta?, bastante.

Bastante es una palabra pequeña, porque para el momento en que una de las manos Jay toca mis pechos por encima del pijama y la otra acaricia mi feminidad, me pierdo en un mar de sensaciones muy placentero. Haciendo que la palabra bastante se pierda dentro de un demasiado, que tal vez sea tragado por un exagerado, excesivo, extremado, todos los sinónimos de mucho.

La cara de placer y el desastre en los pantalones de chandals que traía mi primito, fueron claras señales que mis besos y caricias a su amiguito no fueron pasadas por alto. Lo disfrutó y me corto una mano si yo no lo disfrute igual.

Quién lo iba a decir, que el encuentro familiar me iba a terminar gustando, y por mucho.

***

Si bien, mis amaneceres desde aquel octubre carecen de entusiasmo, puedo decir que el de hoy al menos no se siente tan vacío. El faltante siempre va a estar nunca se irá. Pero puedo decir que he disfrutado la cena y fiesta en familia.

Es noche vieja, en un ciudad distinta a donde paso mis otros 364 días. Sé que no seré la única en el mundo que siente la nostalgia de mirar todo lo que ha pasado hasta este mismo segundo en el que estoy respirando.

Cuales han sido mis pasos, los muchos que habría pasado si atormentan los recuerdos sobre esas decisiones que he tomado. Que días quitaria del calendario, cuales repetiría. Instalarse en ese lapso psicomental, que siempre sucede a pocos minutos de despedir los errores de un año, y entrar en uno que tal vez tenga muchos más, ese momento lo considero personal.

Puede que no sea sano aislarse cuando se siente vacío y dolor, pero hasta un perro que ha sido pateado, se toma su tiempo para lamer sus heridas antes de arriesgarse a que lo pateen de nuevo.

Y aquí estoy, oculta en la terraza trasera de la casa mientras fuera todos gritan con vítores felices y se dan abrazos cariñosos cargados de amor. Yo por mi parte desearía recibir uno de esos abrazos, pero no de cualquiera, el abrazo que deseo aunque me duela sé que no recibiré. Es imposible que las lágrimas de anhelo no corran por mi rostro. Me hace falta mi todo.

- ¡Aquí estás!- Escucho un susurro en mi oído para luego sentirme refugiada en unos brazos que si bien no son los que quiero, se sienten cálidos y no se necesita mucho para saber quien es, y creo que ni él se imagina cuanto calma en este momento el pesar de mi golpeado corazón.

En los libros los besos siempre pasan en momentos indicados, y no es por decir que me he fijado de ellos, es solo que en el fondo de mi, mi cuerpo siente el impulso como una necesidad.

Y es por eso que lo hago, después de nuestro momento intenso de anoche no hemos tenido mucho tiempo para sacar el tema al aire, estuvimos todo el día sirviendo de esclavos a la tía Lou, se sentía la tensión pero no hubo momento para cortar con ello. Pero creo que era más entretenido ver como mis tíos y sus amigos hacen el ridículo ebrios.

No voy a decir que fue mal beso, fue uno extremadamente bueno; pero no se engañen, aquí no estamos contando ninguna historia de amor prohibido desenfrenado que corta las venas de los lectores cada que la vida de los protagonistas está en problemas de permanecer existiendo. Pero si es algo especial, que calma el llanto en su momento.

El comienzo de año no fue tan vacío como el de años anteriores, puedo decir que medianamente bueno. Y me alegro que haya sido así.

***

Los días pasaron realmente rápidos, las miradas cómplices nunca acabaron, y los roces peligrosos eran más tentadores cada día.

- ¡Chicos es domingo, ¿Vamos a misa?- escucho preguntar a mi tia en compañía de mamá.

Antes de que pueda siquiera analizar la pregunta el primo Jay ya estaba respondiendo que teníamos planes de los cuales me acabo de enterar.

- Mamá, Nella y yo iremos a cine- dice poniendo la cara de niño más inocente que he visto alguna vez, cualquiera diría que es un ángel caído del cielo.

Nada más alejado de la realidad. Y que mi tía entrecierre los ojos hacia él me demuestra que cree lo mismo que yo. Pero igual acepta.

- Tengan cuidado y no regresen tarde, Jay a las 10 les cierro la puerta. NO me retes a no dejarte volver a entrar.- dice mientras cruza la sala para salir por la puerta con mamá.

- Y bien, ¿Cuándo fue que acepte ir al cine?- Pregunto, y no puedo evitar sonreir cuando mueve las cejas sugerentemente y me muestra su mejor sonrisa de galán frustrado.

- Ahora que nos dieron vía libre de ir, te vas a negar? solo vamos-

***

Es ridículo. La película que me trajo a ver y nosotros no prestando atención es ridículo.

La película es ridícula por el simple echo que esta en frances y aun con los subtitulos no entiendo de qué va la trama por estar distraída.

Estar distraída es ridículo porque aun si no entiendo la pelicula deberia está luchando por entenderla y no pensando en que me gustaría que la mano de Jay sobre mi rodilla subiera un poco a otros lugares.

Que el me haya traído a ver esta película y que yo accediera a verla es ridículo, o sea, el trasfondo de sus intenciones es demasiado evidente.

El no quería ver la película, y realmente yo tampoco.

Si bien, nunca he sido de pensar las cosas dos veces, esta no va a ser la primera. Sin previo aviso giro mi rostro y tomando el suyo es como insertar la llave y abrir paso a la locura. Porque eso fue lo que sucedió.

Pero bien dijo Einstein "la locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados". Así que simplemente voy a ser loca.

Y vaya que los besos fueron locos, las manos comenzaron un juego bastante tentador, parecido al de aquella noche en su habitación, solo que esta vez había mucha más decisión en cada toque, en cada roce era como si me ardiera la piel, me quemaba de tanta pasión y deseo reflejado en su mirada.

Se preguntarán, y la gente? no les da vergüenza exhibirse. Pues si la película no fuera francesa y hubieran mas de 5 o 6 personas, que son las que hay, tal vez.

Pero la verdad en el momento en que su mano se cuela debajo de mi camiseta y comienza a jugar con mis pezones, sé que estoy perdida.

Tan perdida estoy, que masajear su bastante erecto miembro con mis manos ya parece poco. Por eso lo siguiente que sé, es estar sentada de espaldas a su rostros y restregando mi trasero sobre su entrepierna.

Será que en el fondo de mi, sabía que esto iba a suceder, digo no soy de usar vestidos, mucho menos faldas, pero heme aquí con una falda de pliegues bastante volados, siendo acariciada por mis muslos con sus manos que arrastran la tela con ellas cada vez que asciende a mi trasero.

Soy consciente de que esto realmente va a pasar, cuando siento como con algo de dificultad y torpeza desabrocha el botón de su pantalón y libera su erección topando con mi trasero. Pude haber parado en cualquier momento pero sinceramente quería que pasara.

Rodando mi panti a un lado, acaricia mi centro con ligeros toques que no hacen más que encenderme aún más. Esparce por mi labios inferiores la humedad que proviene de mi excitación y cuando creo que ni él ni yo podemos aguantar más. Se adentra en mi de una estocada.

Que esté sentada sobre su regazo, solo hace que vaya hasta el fondo, se siente incómodo. No es que tener sexo es algo frecuente en mi corta vida. La forma en que me sigue acariciando mientras guia mis caderas arriba abajo, hace que toda incomodidad quede en el olvido. sus movimientos se hacen cada vez más rápidos, es bastante difícil disimular los sonidos que quieren salir alto y claro de mi boca, me siento muy tensa en la parte baja de mi vientre.

Llegar a ese borde de éxtasis, arrojarse a ese vacío de placer, sentir como él sale de mi interior enterrando su rostro en mi espalda mientras bombea con su mano su miembro hasta que se derrama sobre mi, parte de mi falda y de sus pantalones quedan implicados en el proceso.

Pero que manera más satisfactoria de ensuciarse es esta.

Les cuento que la aburrida película ya esta por acabar, y justo para el momento en que terminó de arreglar mi falda siento como las luces de la sala se encienden, y miro a mi alrededor buscando la mirada acusadora de alguien, pero solo me encuentro con la cara extasiada y cómplice de mi primo, mi querido primo Jay.

Al llegar a casa, mientras empaco mis cosas mamá me pregunta sobre cómo la pasé. Y contestándole con la mayor sinceridad del mundo, fue muy... entretenido?

Tal vez las fiestas de Fin de año en Familia dejaron de parecerme las más aburridas a partir de ahora. Puede que hasta suene entusiasta, pero me gustaría ver que me tiene preparado el fin de este año que apenas empieza; quien quizás se repita. A fin de cuentas, todo quedaría en Familia.
 



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En el texto hay: secretos inesperados, mujeres, historias

Editado: 12.10.2018

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