Amigos y arrimados
Levantar la mirada, hacer un barrido de toda la estancia: las mismas cortinas, los muebles en el lugar habitual y distribuidos de la misma forma, la televisión transmitiendo el mismo estúpido canal de Deportes de siempre.
El vago de mi hermano en el sofá frente al televisor viendo el estúpido canal de Deportes, el estorbo siendo una especie de morsa con cola llamado Señor Gato estirado como masa de pan a medio hacer sobre las piernas de esos ojos castaños.
Digo los ojos castaños no tienen piernas, pero él definitivamente tiene unas piernas, uhh y unos ojos, claro. Vaya que son unos buenos ojos, idiotas, pero buenos ojos al fin.
Hay unos buenos ojos mirándome, si, ahora mismo y en este instante y en este preciso momento.
Esos ojos están reflejando esa mirada pícara que se ha vuelto cada vez más repetida e incitante cuando se cruzan en el camino de mis ojos.
Y como si fuera algo a lo que debe huirse, bajo mi mirada a mis manos, y sonrió mientras siento las lombrices venenosas de mi panza vibrar y mis mejillas adquirir ese color que traduce debilidad en muchos aspectos.
Si ese es Adam , el inepto mejor amigo de mi hermano, llevando a cabo la que se ha vuelto una rutina entre ambos. Mirar, coquetear y hacerse los locos cuando Alex, mi hermano, está presente.
Si, es un estúpido y cobarde, pero es un sexy estúpido y cobarde.
— ¡Ey, idiotas! Son las 11:30 p.m. no creen que ya va siendo hora de irse a dormir, no es que te esté corriendo Adam, pero la seguridad del país no está para que personas con poca inteligencia anden por las calles tan tarde— digo mientras fijo mi mirada indiferentemente en la bola de pelos que se remueve y estira en su regazo.
Al percatarme que me quedé viendo fijamente su regazo subo la mirada a su cara esperando que no lo haya notado pero demasiado tarde, él lo vio, ahora mi cara esta roja y caliente bajo el escrutinio de sus ojos castaños bajo cejas perfectas arqueadas castañas.
Me pregunto si se hará algo en ellas, digo yo ni pintandolas obtengo cejas así, porque tiene que tener la cara más bonita que yo. ahora mismo parezco aborto de perezoso (intentaba imitar un tutorial de maquillaje).
- Mara, hoy tu hermosa madre me ha pedido que me quede acompañándolos- dice mientras levanta la esquina izquierda de sus labios.
Se está burlando de mi.
>> Imagina mi mamá estará toda la semana donde mi tia Romina, que será operada de hemorroides o alguna cosa de esas, y como mami Mar es un ángel de Dios le ha ofrecido cuidarme y alimentarme esta semana.
Su sonrisa de suficiencia crece, qué demonios. Por qué mi mamá se ofrece a recoger vagos sexys. Si, no es primera vez que se queda a dormir pero siempre son las pocas hora de cuando llegan de sus parrandas.
- ¿toda la semana?- me veo preguntando. Aún esperando que sea una broma.
- TOOODA mi querida Amara. Pero tranquila dormiré con Señor Gato en el cuarto de Alex, en el piso fríííío, como un mendigo arrimado más.- no sé cómo interpretar esa expresión en su rostro, siento que va de niño abandonado combinado con el mismo lucifer salido del infierno.
¡Algo me dice que estaré en serios problemas esta semana!
***
Y ese algo no se equivocó, para hacerles resumido el cuento les contaré como han ido estos cuatro últimos días.
Día 1
5:45 a.m.
Bi bi bi bi- Estúpida alarma, eres la personificación del demonio con forma de cubo y más que chillón.
Se preguntaran porque estoy despierta a esta hora.
Pues como toda esclava de la vida consumista, a mis 19 años, mi lugar en la facultad más explotante de la universidad local, mis clases inician a las 7 am.
Si, es temprano, pero vivo en una especie de hogar comunitario. Y no con gente de la calle precisamente. Mi familia chiquitica que está integrada por mis padres, los dos, mis tres hermanos, mi sobrina, dos perros, un gato, un lorito y mi persona. Ahh y casi olvido, el vago acomodado de Adam.
llegar a bañarme y estar lista para salir a las 6:40 para llegar con el tiempo justo suena un desafío, ¿verdad?.
Salgo de mi habitación. observo el panorama, sin muros en la costa, Parece que todos aún duermen.
Una vez en el baño, salgo de de mi suéter pijama de Capitán América, robado del closet de Alex, prendo la ducha, meto un piecito bajo el agua, después un dedito de la mano, después los cinco deditos. Y así hasta que los brazos y piernas están medianamente mojados, pero aun le temo a meter mi dulce y tibia espalda.