¿Qué tan aburrida puede llegar a ser la vida de una persona que llega a los treinta y está más sola que durante sus meses de su gestación?
Si analizo la situación hoy, crecer definitivamente fue una mala decisión; si no crees lo mismo, permíteme te explico:
Naces, tienes por suerte una infancia común, padres y hermanos que disfrutan de hacerte bullying del suave, ese que se traduce como de amor.
Creces, vas a la escuela, te encuentras con personitas muy crueles a las que todos suelen llamar niños, pero son horrorosos y fieles practicantes del bullying que marca vida. Sí, ese con el que dejas de ser lo más bonito en casa para ser la fea de pecas y cuatro ojos.
Sigue el crecimiento, muchos años de sufrimiento en universidad, libros, tesis, un bullying mayor por parte de soldados de Lucifer en la tierra, comúnmente conocidos como profesores, Especializaciones etc., etc.
Todo este proceso para terminar en la fase final hasta el día de hoy, siendo asistente ejecutiva del gerente de Grupo corporativo EVA o como yo llamo comúnmente a mi trabajo, ser esclavo oficial de Lucifer, o sea Marco Ricardi.
Llegué a este puesto por cosas del destino, parecerá increíble pero ayudar a dar a luz a una mujer en medio de un mall puede catapultarte a ser su reemplazo en el trabajo durante tooooda su licencia de maternidad. Pues bien ese bebé trajo vacaciones a su agotada madre y un empleo temporal a un culo muy escaso de dinero.
Al comienzo no conocí a mi jefe directamente, pues resulta que es un experto en encomendar miles de millones de tareas por segundo a través del correo electrónico.
Parecerá más increíble que el mismo parto en medio del mall que tardé seis semanas en recibir la primera llamada telefónica de muchas, que iniciaba con una voz ronca, sensual y muy cabreada tirando improperios dirigidos a exterminar a cualquier persona cercana, o en su mejor descripción, a mi.
Si, la cancelación de un millonario e importante contrato fue lo que me llevó a la oficina gerencial a conocer lo que hoy tres años después llamo amor a primera vista, porque si, resulta que a veces puedo ser de buenas y tener un jefe que es la personificación de un dios mítico griego esculpido a mano en pleno siglo XXI. En resumen, alto nivel de perfección, alto nivel de maldad.
Fueron semanas de alta tensión, muchas tareas de corre aquí para allá, comprendo porque la pobre asistente anterior tuvo a su bebé antes de tiempo, pero gracias a Dios muy sano.
Remodelar el proyecto, hacer ajustes al contrato y conseguir que se firmara fue lo que garantizo mi permanencia en Grupo EVA, y predijo que me enamorara perdidamente del descorazonado Marco. ahhhh, y por si se preguntaban, la mujer del parto si volvió a trabajar solo que para otro cargo.
— ¡Benett a las tres!— Esas cuatro palabras han sido y son mi penitencia diaria, lo que me saca de mis cavilaciones y me devuelve al medio infierno.
>>El informe trimestral de la constructora
— Sobre su mesa— Y comenzamos, así es cada entrada mía a este lugar, está delante de mi parloteando pero huele a....
— El contrato de Aquiles
— Fue enviado esta mañana con el mensajero, debe haber llegado hace una hora— puede que solo sean estos pocos momentos pero me siento más que conforme con tenerlos cada día.
— El resumen de gastos del mes
— Estará listo para el final de la jornada. Su reserva para el almuerzo es en el Panini's a las 12:30
—No almorzaré, cancela
— Pero jefe aún no ha desayu..
—Benett no se preocupe por mi alimentación, más bien retírese y continúe con sus deberes.
— Si señor, me pondré en el resumen ahora mismo.
— Es su hora de descanso, respete los horarios. No genere incapacidades innecesarias.
— Si señor, disfrute su descanso— terminó por contestar y salgo inmediatamente de la oficina antes que repele o rechiste por mis últimas palabras.
En fin, me siento en mi escritorio y me quedo como una tonta viendo el empaque de comida que siempre traigo doble, por si pide que le pida domicilios. Las primeras veces que lo hice terminaba temblando del nervio con la mirada baja luego de verlo arremeter contra los "malos" pero "caros" platos y tirarlos luego luego a la basura.
Pero claro, son tres años, ya no me llevo malas respuestas "innecesariamente", aprendí a conocerlo mejor que él mismo. Descubrí que le encanta la comida casera, cierto día le entregué mi almuerzo por equivocación y los siguientes días me pidió ordenar en el mismo restaurante.