— ¿Segura no quieres que te llevemos? —preguntó Karla, mi compañera de habitación.
La fiesta a la que la habían invitado ya comenzó a descontrolarse, y hacía demasiado calor para soportarlo entre cuerpos de jovenes sudados.
— No, gracias. No es problema, son sólo unos minutos.
Salí de la casa, y aún escuchando la música un par de casas lejos, comencé a caminar a la residencia. Sólo eran unos minutos, y habían luminarias. Era un lugar seguro, así que cuando vi un grupo de 4 chicos que me doblaban en tamaño, mi primer insitito no fue asustarme.
No alcancé a moverme hacía un lado, y uno chocó directamente con mi hombro.
—Auch —dije mientras me volteé a mirar a quién me había chocado.
Los 4 chicos estaban quietos. Cada uno tieso como una estatua mirándome. Paseé mi mirada por todos ellos y sólo suspiré. Estaban demasiado idos, o eso parecían. Me volteé y los escuché susurrar entre si. Seguí caminando hasta llegar a mi habitación.
Era sólo Lunes y ya me había encontrado con 4 estudiantes totalmente... fuera de si.
Salí de mi clase y necesitaba retocar mi delineador, pero un chico me detuvo.
El chico vestía totalmente de negro. Su altura era demasiada, tanta que tenía que mirar hací arriba para poder verlo a los ojos. Era uno de los chicos que vi, este tenía cabello azul.
—Hey… hey…
—¿Si?
El se detuvo… y otra vez quedó tieso. El me había hablado. ¿Era una especia de broma?
Si es que era eso, actuaba muy bien, porque su mandibula estaba abierta y me miraba de pies a cabeza.
—¿Estás bien?
—¿Cómo es que… —me miró y ladeó la cabeza—. ¿Me ves?
Yo me detuve, entrecerré mis ojos y reí. La situación era demasiado graciosa, pero su rostro y su confusión lo hacía más divertido.
—Claro que te veo…
Este tipo estaba consumiendo algo, de eso podía estar segura.
—Soy… Xander.
Me extendió su mano y pude ver que tenía unos tatuajes en la mano. Lo miré un poco dudosa. Era un comportamiento extraño, pero le estreché la mano.
—Soy… Cass.
El se aclaró la garganta.
—Sé que es raro… pero… necesito que me acompañes.
—¿Qué?
Un extraño que parecía consumidor por su actitud rara me pedía que lo acopañara. ¿En qué mundo alguien lo haría? En el mío no.
—Necesito que me acompañes, por favor.
—No te conozco, puede ser que me estés raptando…
—No… ¿qué quieres a cambio?
—¿Cómo?
Lo miré confundida. Estaba pensando que podría pedir, pero no me dejaba conectar pensamientos, ya que siguió insistiendo.
—Te doy lo que sea, pero acompañame. Necesito que vengas…
Ya veía que esta chico se colocaba de rodillas y comenzaba a rogar.
—¿Cómo te voy a seguir? —le dije, ya un poco desesperada—. No te…
No recuerdo más. Sólo que algo me empujó, vi los ojos de Xander abrirse y una oscuridad se tumbó frente a mis ojos.
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Editado: 26.01.2025