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—¡Oye! —le gritó para que lo oyera—. Creo que ya estamos muy lejos.
Jimin no sabía por cuánto tiempo había estado en esa moto a toda velocidad, escapando del alboroto que se armó en la carrera. Pero creía que ya estaban seguros, pues habían estado dando tantas vueltas que ya se había perdido y no sabía a dónde se dirigía el desconocido que lo había ayudado.
—¡¿Me escuchas?! —volvió a gritar, al no recibir respuesta.
—Ya llegamos, precioso. Tú tranquilo.
El muchacho dio una vuelta más y comenzó a bajar la velocidad cerca de una casa en mal estado que estaba en medio de la nada. A Jimin no le dio buena espina, pero pensó que quizás se debía a que aún no se le pasaba completamente lo poco que había tomado, así que trató de mantenerse tranquilo.
El joven estacionó la moto, la apagó y se bajó.
—¿Eh...? ¿Te quedaste sin gasolina? —preguntó Jimin con burla, efecto del alcohol.
—Qué risueño... Pero claro que no. —Se quitó el casco—. Incluso tengo para una carrera más. —Sonrió, acomodándose el cabello.
—Oh... —se bajó de la moto tambaleándose—. ¿Nos hemos visto antes? Te pareces mucho a alguien que conozco. —Le tocó el rostro con la yema de los dedos, juguetón.
—No sé... ¿olvidarías a alguien como yo? —se le acercó un poco más, mirándolo pícaramente.
Y Jimin quedó perdido en sus ojos, sin saber qué responder.
—Eres muy guapo... —susurró sobre los labios del contrario, sin darse cuenta.
«Joder... Claro que lo he visto, ¿verdad?», pestañeó varias veces intentando aclarar su visión.
El alagado bajó la cabeza y rió.
—Pues muchas gracias. —Se apartó y caminó en dirección a la casa.
—¡Ey! —le gritó—. ¿A dónde vas? Tienes que llamarme un taxi o prestarme tu celular para llamar a alguien. —Lo siguió tambaleándose.
Sin embargo, el joven con el casco en la mano no se detuvo, solo sonrió dándole la espalda.
—¡¿No me escuchas...?!
—¡¿Qué es todo ese alboroto?! —gritó un joven que salía de la casa—. ¡Jungkook, volviste! —Se acercó para estrecharle la mano al mencionado.
—¿Jungkook...? —susurró Park Jimin, con aliento pesado a alcohol.
—Creí que volverías más tarde. —El chico se separó y miró a las espaldas de Jungkook—. Lo conseguiste... ¡Ji Ho, ven aquí ahora mismo y trae un pañuelo!
—Háganse cargo, estoy cansado. —Siguió caminando.
—¿De qué hablas? —Jimin vio cómo otro chico se acercaba y se alertó—. ¡¿A dónde vas?! —le gritó al muchacho que supuestamente lo había ayudado.
Jungkook se perdió de su vista al atravesar el marco de la puerta de aquella casa desgastada. En su lugar, Jimin sintió cómo la confusión y el mareo lo invadían. El alcohol le dificultaba enfocar con claridad, pero logró ver a una joven alta corriendo hacia él.
—Coopera y no hagas de esto un alboroto. —Le atrapó las manos por detrás de la espalda.
—¿Qué...? —la miró asustado, tambaleante—. ¡Suéltame! ¡¿Pero qué te pasa?! —Intentó liberarse con fuerza, pero entonces sintió cómo le tomaban la cabeza y le colocaban un pañuelo húmedo sobre la nariz y la boca. Poco a poco perdió la fuerza, ni siquiera podía mantenerse de pie.
—También traje una soga, amárralo bien.
Esas fueron las últimas palabras con voz femenina que logró escuchar antes de perder la conciencia por completo.
...
—¡Ming Sik debemos volver! Quién sabe que le puede pasar a Jimin... —dijo al borde de entrar completamente en la locura.
—No podemos volver Tae, eso lo sabes muy bien. —Siguió conduciendo.
—¡Ming Sik! —le gritó —, ¿siquiera sabes lo que signica Jimin? ¡no podemos volver sin él! ¡Jin me mataría! ¿Te imaginas que pasaría si llega a una estación policial detenido por haber estado en un lugar así? ¡Destruiría su carrera! —Se agarró del cabello completamente desesperado.
—¿Por qué crees que te dije qué no te alejarás de él? ¡Sabías que esto podría pasar!
—Esto es un desastre... —Llevo sus manos a la cara.
—Encontraremos una forma de que salga ileso de esto, ¿si? Habla con su manager, debe haber alguna forma de...
—¡No hay ninguna forma! ¿Sabes cuántos chismosos habrá en la comisaría qué llamarán a los reporteros por algo de dinero? En cuanto Jimin ponga un paso ahí estará destruido.
Ming Sik solo guardo silencio el resto del camino, tampoco tenía ya nada que aportar, si los oficiales de policía habían detenido a Jimin ya no había más que esperar a que llamen a Jin para para que vaya por él.
—¿Hay alguna posiblidad de que no se hayan llevado a Jimin? Podemos volver luego a ver.
—Es casi imposible, siempre revisan todo. —Miro de reojo a tae—. Pero... podemos intentar volver luego y dar una mirada —dijo intentando apaciguar los nervios de su amigo.
—Por favor que esté ahí... —susurró mientras llevaba sus manos de nuevo a su rostro.
...
La puesta de la luna estaba a punto de finalizar, pronto iba amanecer y consigo los rayos de luz atravesarían una pulcra ventana, con el objetivo de llegar a tocar el rostro de Jin haciendo que habrá sus ojos color café.
El joven recién despertado frotó sus ojos y tomó su celular de la mesita de noche para ver la hora.
—Aún son 6:05... —Le dio la espalda a la ventana volviéndose a dormir.
Entonces en medio de la tranquila habitación sonó un fuerte portazo.
—¡Jin tienes que ayudarme!
Jin solo levantando su mano respondió:
—No tengo tiempo ahora Taehyung... Vuelve más tarde.
—¡Perdi a Jimin! —grito sin poder contenerse más.
Y Jin se levantó de un brinco con la cara de que hubiera estado despierto hace horas
—¿De qué hablas? —Se puso sun pantuflas
—Tengo que decirte la verdad antes de que sea peor para Jimin... Es que anoche lo llevé a una carrera de motos fuera de la ciudad... Y ahora no sé donde está.
—Taehyung dime qué es una broma, una broma de muy mal gusto. —Lo miro con el ceño fruncido.