Detrás de mi Casi Algo

V-Rumores en el aire

Capítulo 5: Rumores en el Aire

Pasaron algunas semanas desde aquella tarde en el café. Las risas compartidas y las conversaciones se habían convertido en un ritual después de nuestros turnos. Sin embargo, a pesar de que me sentía más cómoda con Joel, todavía luchaba con mis sentimientos. La idea de una relación, incluso de una amistad cercana, me asustaba.

Fue un miércoles cuando comenzó todo. Estaba en la sala de descanso, revisando algunos informes, cuando escuché risitas provenientes de un grupo de compañeras. Me volví hacia ellas, curiosa.

—¿De qué hablan? —pregunté, intentando no sonar interesada.

—De ti y de Joel —dijo Valeria, con una sonrisa pícara—. Todos dicen que ya son novios.

Mi corazón dio un vuelco. ¿Novios? Me reí nerviosamente, aunque una parte de mí se sintió inquieta.

—¡No, no somos novios! —exclamé—. Solo somos amigos.

—Amigos, sí, claro —respondió Ana, levantando una ceja—. Pero no puedes negar que se ve algo más.

Suspiré, sintiendo el rubor en mis mejillas.

—Lo conozco de hace poco —dije, intentando desviar la conversación—. Solo es un compañero de trabajo.

—Claro, claro. Pero te ves feliz cuando estás con él. —Valeria se acercó más, como si quisiera hurgar en mis secretos—. ¿Estás segura de que no hay nada más?

No sabía cómo responder. La verdad era que me gustaba la atención que me prestaba Joel. Me hacía sentir importante, pero aún estaba en conflicto con mis propios sentimientos.

—Chicas, no hay nada más. —Mi voz sonó más firme de lo que realmente me sentía.

Esa tarde, al terminar el turno, me encontré con Joel en la entrada del hospital. Estaba revisando su teléfono, y al verme, sonrió.

—¡Hola! ¿Cómo estuvo tu día?

—Normal, un poco de chismes en la sala de descanso —respondí, tratando de no darle demasiada importancia.

—¿Chismes? ¿Sobre qué?

Me detuve un momento. ¿Debería mencionarle lo que habían dicho? Finalmente decidí que sí, quizás era mejor que él supiera.

—Sobre nosotros. —Me mordí el labio, sintiendo que el ambiente se tornaba tenso—. Dicen que somos novios.

Sus ojos se abrieron, y luego rió con despreocupación.

—Eso es un rumor divertido. Pero no me molestaría si alguna vez llegáramos a serlo —dijo, sus palabras resonando en el aire.

El latido de mi corazón se aceleró. ¿Por qué me decía eso? Tenía que detenerme.

—Joel, no estoy lista para eso. Solo quiero que sepas que... —no sabía cómo continuar.

—Lo sé —interrumpió, su voz suave—. Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, sin importar qué.

La conversación quedó en el aire, cargada de un significado que no estaba lista para aceptar. Pero mientras miraba sus ojos, sentía que, de alguna manera, comenzaba a dejar caer las barreras que había construido alrededor de mi corazón.

Mientras me despedía de él, sentí una mezcla de emociones. Era confuso, sí, pero también era emocionante. Tal vez, solo tal vez, podría darle una oportunidad a esta conexión que estaba surgiendo entre nosotros.

Cuando regresé a casa, me encontré pensando en él más de lo que había planeado. La idea de que todos creyeran que éramos novios me inquietaba, pero al mismo tiempo, me hacía sonreír. Quizás, en algún rincón de mi ser, deseaba que lo fuéramos.




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