Capítulo 12: El Adiós y Un Nuevo Comienzo
El sol brillaba con fuerza en el cielo aquel día, como si supiera que era el final de una etapa y el comienzo de otra. Estaba de pie en la entrada del hospital donde había pasado tantas horas de mi vida, rodeada de recuerdos que aún dolían. Había terminado mi pasantía, y aunque el lugar había sido un refugio para mí, sabía que era hora de irme. Las despedidas nunca eran fáciles, pero esta era especialmente dura porque significaba dejar atrás a mi abuela, quien había sido mi ancla en momentos de tormenta.
Con una maleta llena de ropa y recuerdos, di un último vistazo a las paredes que habían sido testigos de mi crecimiento. Allí estaban las risas con mis compañeros, las lágrimas de frustración, y, por supuesto, los momentos que compartí con Joel, esos instantes que parecían tan intensos pero que ahora se sentían lejanos. Había pasado ya más de un mes desde que vi esa foto de él y Marie juntos, y aunque había intentado seguir adelante, no había sido fácil. Borré su número de mi teléfono, un acto que significó más que solo un gesto físico; era un intento de dejar atrás el dolor y las ilusiones rotas.
A medida que me alejaba, una mezcla de tristeza y esperanza se instalaba en mi corazón. Siempre pensé que encontraría el amor de mi vida en un lugar como ese, y aunque no fue así, aprendí mucho más de lo que imaginaba. Mientras conducía hacia la nueva clínica cerca de la casa de mis padres, no pude evitar sentir un vacío. ¿Qué pasaría con todos esos momentos? ¿Qué pasaría con mis sueños y aspiraciones? Pero al mismo tiempo, había una chispa de emoción. Era un nuevo comienzo.
El día de mi graduación llegó rápidamente, y aunque la tristeza de dejar atrás la universidad me invadía, también había alegría. Mis amigas y yo estábamos listas para capturar cada momento, para inmortalizar la esencia de esos años que pasamos juntas. Con sonrisas genuinas y risas que resonaban en el aire, posamos para las fotos, tratando de capturar la magia de aquellos tiempos. La ceremonia fue emotiva, llena de discursos inspiradores y promesas de un futuro brillante.
Cuando finalmente llegamos a casa después de un largo día, me senté en mi habitación, sintiéndome un poco abrumada. La vida había cambiado tanto en tan poco tiempo. Fue entonces cuando sonó mi teléfono. Era un mensaje de un número desconocido que hizo que mi corazón diera un vuelco.
"Hola, Arias."
El nombre que usaba, ese pequeño apodo que Joel había usado tantas veces. Una ola de confusión y curiosidad me recorrió. Miré la pantalla, incapaz de moverme, preguntándome quién podría ser. Una parte de mí quería ignorarlo, pero otra parte, esa que aún guardaba un rincón de esperanza, quería saber más.
Con una mezcla de nervios y anticipación, decidí responder. A veces, la vida nos sorprende de maneras inesperadas, y tal vez este mensaje sería el inicio de una nueva historia, o al menos un nuevo capítulo en la mía.